Mi siempre querido y admirado Tonatiuh:
Te escribo con profunda tristeza por la sensible pérdida del maestro Rincón: tu gran amigo, mentor, guía. Él tuvo la sensibilidad de inspirar a muchas personas, de contagiarnos con su fuerza. Siempre admiré su compromiso, su capacidad de coordinación, de escucha y la enorme sabiduría con la que supo guiar a su equipo de trabajo. Le viviré agradecida de haber puesto en mi camino al mejor de los maestros: Rafael Tonatiuh. Su mirada buena adivinó tu gran potencial, creyó en ti y te apoyó en cada uno de tus proyectos. Tú a cambio, le profesaste cariño y el más noble de los sentimientos: el agradecimiento. Ese tal olvidado en estos días neoliberales…
Tona, quisiera tener las palabras para consolar tu corazón, entrar a ese espacio donde siempre vivirá ese hombre bueno que fue el maestro Rincón.
Con admiración:
Teresita