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Jueves, Noviembre 21, 2024

El acento del clarín para los mexicanos es una convocatoria o un llamado a lidiar con valor. Cada lunes, desde hace ya muchos años, el Himno Nacional Mexicano, en los honores que las escuelas realizan a la bandera, ha hecho este llamado y me pregunto, les pregunto: ¿Cuándo vamos a responder a este llamado? Y, sobre todo, ¿cómo vamos a responder? Como mexicanos, y también como el resto de los ciudadanos del mundo, tenemos que lidiar con valor ante la actual y avasallante crisis ambiental civilizatoria que encontramos en el común denominador de este 3er CNEAS.

El CNEAS convocó a lo mejor de lo mejor en el ambientalismo y todos coincidieron al mostrar las evidencias de la realidad ambiental. Ante esto, les pregunto: qué sintieron al escuchar lo crudo de los datos duros que compartieron Víctor Toledo, González Gaudiano, Ramírez Beltrán, Arias, Enrique Dussel, Paolo Bifani, Enrique Leff, Julia Carabias y los colegas en cada una de las mesas, en las ponencias, carteles, publicaciones, simposio, reuniones y talleres. La realidad está así, pero no es así, dice Freire en un grito manso de desesperación al saber que la realidad que está así, sirve para determinados intereses de poder. Un poder que corrompe todas las estructuras sociales y hasta el tejido de y por lo humano.

Este poder perverso ha logrado sumergir a la sociedad, a la civilización entera, hasta casi dejarla sin aliento. Ante esta realidad inmersa en el desaliento, en la charla de la comida me cuestiona la maestra Nancy Benites, ¿Será que los educadores (y particularmente los educadores ambientales) debemos sumarnos a la Orquesta del Titanic, sólo para amenizar el hundimiento del barco?     

Yo no sé ustedes, pero, desde la óptica personal, este congreso es una convocatoria a lidiar con valor; a lidiar con honor; con ciencia; con conciencia; con sentimiento; con pensamiento y con la esperanza de un presente que permita un futuro. Y no digo un futuro mejor, porque se me hace una frase romántica. Prefiero pensar en un futuro donde haya una sociedad mejor. La sociedad sí se puede fortalecer a sí misma en comunión, sí podemos cambiar la sociedad siempre y cuando comencemos desde nosotros mismos, desde nuestras familias y nuestras comunidades.

En este tercer congreso escuché cómo los colegas compartieron diversas iniciativas y hablaban del trabajo que estaban haciendo con la sociedad, con las personas. Y considero que este es el camino correcto. Dejemos de pensar en el futuro y el desarrollo sostenible y continuemos trabajando con el presente; dedicándole tiempo, sentimiento y pensamiento de calidad a las personas que están con nosotros en la casa, en la calle, en el trabajo, en la escuela, en la oficina. Tiempo, pensamiento y sentimiento a los animales, a las plantas y a todos los seres vivos y no vivos. Dejemos de preguntar solamente ¿Cómo te fue en…? y agreguemos a nuestros discursos el ¿cómo les fue a los otros contigo?, y así favorecer nuestra conciencia de mundo, nuestra conciencia de comunidad planetaria.

Dice Felipe Reyes al comentar la obra “Memoria histórica y riqueza biocultural”, que actualmente no existe un lugar sin perturbación humana. Y creo que los animales del zoológico de Morelia, al ver la masacre y brutalidad con que son tratados (todos) los animales en libertad, si tuvieran la posibilidad de elegir, dudarían probablemente si sea mejor estar adentro que afuera, porque al menos adentro del zoológico son parte de  un espacio de construcción civilizatoria y un ejemplo vivo de la interacción representada por la frase “De lo local a lo global o de lo Global a lo local”; es decir, un ejemplo de la interacción de especies globales en espacios locales. Parafraseando a Felipe, seguro estoy que es tiempo de lidiar con valor porque es necesario reconstruir el tejido que ha dejado de ser humano.

Reconstruir dedicando tiempo, sentimiento y pensamiento, porque durante la pandemia los estudiantes entraron en un letargo que inició con el confinamiento, pero que se agudizó al pasar los meses, pues los hogares, en su mayoría, no contaban con estrategias para vivir en comunión durante tanto tiempo. Fue mucho tiempo y poco sentimiento y pensamiento. Ahora, en este regreso a las actividades presenciales, los educadores en diversos espacios educativos estamos tratando de contrarrestar estos efectos, que aún continúan. Pero es importante decir que no sólo en los estudiantes se siente este letargo, sino que en los educadores y también en la sociedad en general se percibe la necesidad de un despertar.

Para lidiar con valor, los proyectos e iniciativas ambientales, en lo formal y no formal, se deben repensar en su forma, sentido, tiempos y recursos, para que de una manera más estratégica se logren mejores resultados. Dice Arias que el estado del arte de la Educación Ambiental debe ampliarse, es decir debe dejar de ser un estado en su carácter de estático y sumar las otras aportaciones reales y dinámicas de la educación ambiental más allá de sólo las investigaciones. La educación ambiental, ahora más que nunca, es un campo vivo, diverso y dinámico y esa vitalidad se nutre con cada aportación. No importa lo pequeña que sea la iniciativa ambiental, porque arderá como lo hace una braza apagada al tenue y delicado roce del viento de las ideas creativas.

Dice Julia Carabias que como adultos no venimos a pedir perdón por la crisis ambiental que generamos, pero sí aceptamos el reclamo. Sin embargo, lo que veo es que no hay un reclamo de los jóvenes. La juventud no alza la voz lo suficiente en busca de posibilidades para cambiar los rumbos, aunque no perdemos la fe en pasarles la estafeta.

Antes de terminar, y como este texto es parte del eco del clarín que nos convoca a lidiar con valor, quiero dejar dos preguntas que me gustaría reflexionaran, respondieran y comentaran en la siguiente oportunidad:

¿Qué vamos hacer con todos los datos e información que hemos escuchado en este congreso?

¿Cómo vamos a reforzar, adaptar, fortalecer, idear, diseñar o modificar nuestros proyectos, investigaciones o iniciativas ambientales para incidir en nuestros contextos (local-global), de una forma más contundente, en favor de la sustentabilidad?

Y tomemos nuestra decisión de una vez: o nos sumamos a la orquesta del Titanic para amenizar la debacle civilizatoria o lidiamos con valor, pasión, con uñas y dientes al acento del clarín, de una forma más aguerrida, desde la educación y, particularmente, desde la educación ambiental.

Finalmente, quiero agradecer su tiempo, pensamiento, sentimiento y lectura recordando la humildad del maestro Enrique Leff…

Gracias, gracias, gracias.

Gracias a la vida.

Sacapuntas

Arturo Pérez Reverte
José Guadalupe Rincón Andrade

El timbre de las 8

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández

Maestros en la Historia

Ignacio Manuel Altamirano

Tarea

Antonio Molina
José de Jesús González Almaguer y Norma O. Matus Hernández
Melody A. Guillén
Angélica Jiménez Robles
“pálido.deluz”, año 10, número 146, "Número 146. Maestros rurales: Homenaje al Profesor José Guadalupe Rincón Andrade [1938-2022]. (Noviembre, 2022)", es una publicación mensual digital editada por Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández,calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, C.P. 11420, Tel. (55) 5341-1097, https://palido.deluz.com.mx/ Editor responsable Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández. ISSN 2594-0597. Responsables de la última actualización de éste número Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, CDMX, C.P. 11420, fecha de la última modificación agosto 2020
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