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Jueves, Noviembre 07, 2024

Al profesor Labastida le gusta la Pedagogía, a pesar de que su formación profesional fue en otro ámbito de las Ciencias Sociales. Al estudiarla en cursos de preparación para maestros, se ha encontrado con ella de múltiples formas. Y por supuesto, ha enriquecido, también, su práctica docente. Pero en el momento actual, la llamada nueva pedagogía la percibe muy limitada, tergiversada y con una inmensa agenda pendiente.

Limitada porque no recupera el espíritu de lo que los maestros mexicanos hacen todos los días, primero por sobrevivir en las aulas y después por la riqueza de experiencias que cumplen en su puesta en común y práctica cotidiana escolar, pero que con frecuencia se pierden para siempre una vez ejecutadas.

La tergiversación, piensa Labastida Esqueda, tiene que ver con los sesgos que, administración tras administración, tratan de imponer teóricamente, siempre desde arriba. Lo que hace que iniciativas buenas, sean asumidas como cargas. Volviéndose contra ellas, sin comprenderse.

La agenda pendiente es que a la Pedagogía no sólo le falta sumergirse en la realidad cotidiana escolar, sino en la educación más allá de las escuelas.

Al profesor Labastida le ha estado ronroneando en el cerebro una idea: para que la formación de un individuo sea completa es indispensable no sólo de escuelas con calidad y padres responsables, sino de una institución o tercer elemento que a veces no se le valora con suficiencia en el habitus de la gente. Este tercer elemento pueden ser los amigos, algún familiar, una institución complementaria, como los coros de Iglesia, centros de cultura, asociaciones, talleres, deportivos, centros recreativos, etc. O puede ser una persona que decide hacer crecer a otra en forma incondicional.

César piensa un segundo y da rápido con montones de ejemplos en la literatura y en el cine. Pero también encuentra en la vida real. Profesores o tutores que sostuvieron y empujaron vidas que a su vez beneficiaron otras vidas; y no tarda en descubrir un ejemplo de ejemplos: el Mtro. José Guadalupe Rincón Andrade.

El Mtro. Rincón dio luz en su caminar por este mundo, prácticamente a todo el que se le acercó. Un consejo, una anécdota, una reflexión, un pensamiento, una broma, una sonrisa, alguna referencia cultural: libro, revista, canción, poema, cita, etc.

Rincón acompañó e impulso muchos proyectos docentes y de vida. Tuvo confianza lo mismo en jóvenes, que en viejos profesores, no sólo abriéndoles sus vastos conocimientos y relaciones sino sobre todo su corazón y entusiasmo por la que consideraba la profesión más maravillosa del mundo: la de profesor.

Por eso, únicamente se enfurecía –tan sólo un poco− al no entender por qué muchos maestros habían perdido la vocación, a cambio del arte, la ciencia, algún oficio, militancia o misión, que en ser profesor. Para Rincón el más alto peldaño que podría tener un ser humano era regresar lo que la misma humanidad le había dado. Y eso sólo se lograba practicando con saber y emoción la docencia. Pero además le ponía otro ingrediente: la humildad. José Guadalupe Rincón Andrade, hasta su muerte, vivió de y para la docencia, sin límite y sin freno. En el hecho educativo se encontró como ave en el cielo. En su hábitat. César Labastida Esqueda compartió muchas vivencias con él y fue testigo, en carne propia, del tercer elemento que consideraba como complemento de una educación integral: además de su maestro, Rincón había sido su mentor. En lo más profundo de su corazón guardaba la frase que siempre repetía el profesor José Guadalupe y que hacía las veces de mantra en su vida y en su práctica docente.

Así es que cuando dejó de recibir mensajes de su querido maestro desde Mazatlán y le avisaron que había fallecido en un hospital del ISSSTE, César Labastida no pudo contenerse en el Congreso Nacional de Educación Ambiental donde estaba participando y, dedicándole la ponencia que había preparado, pronunció ante el público, con voz entrecortada y lágrimas en los ojos, el mantra de su mentor: “Maestro no es aquel que con poses de líder se para frente a un grupo y dice un discurso socrático. Maestro es aquel que, entre más sabe, más humilde debe ser” 

Sacapuntas

Arturo Pérez Reverte
José Guadalupe Rincón Andrade

El timbre de las 8

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández

Maestros en la Historia

Ignacio Manuel Altamirano

Tarea

Antonio Molina
José de Jesús González Almaguer y Norma O. Matus Hernández
Melody A. Guillén
Angélica Jiménez Robles
“pálido.deluz”, año 10, número 146, "Número 146. Maestros rurales: Homenaje al Profesor José Guadalupe Rincón Andrade [1938-2022]. (Noviembre, 2022)", es una publicación mensual digital editada por Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández,calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, C.P. 11420, Tel. (55) 5341-1097, https://palido.deluz.com.mx/ Editor responsable Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández. ISSN 2594-0597. Responsables de la última actualización de éste número Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, CDMX, C.P. 11420, fecha de la última modificación agosto 2020
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