El tiempo es una dimensión significativa de la experiencia escolar. Formalmente, la escuela prepara para un sistema económico en el que el horario es marco y medida de trabajo.
La norma escolar vincula el tiempo más bien a la disciplina que requiere la organización del trabajo escolar, pero su efecto en la vida cotidiana de la escuela suele ser más formal que real, en virtud de que el uso del tiempo se regula diferencialmente, según la actividad en proceso, el ambiente en la escuela mexicana es flexible; las actividades no siempre se rigen por un calendario y horario estricto. Particularmente en el medio rural, se suprimen e intercambian los días de un calendario oficial que no considera justas, fiestas locales ni
cambios de clima.
Tienen un lugar importante en esa distribución fuertes tradiciones de la primaria mexicana, como son la ceremonia a la bandera y la preparación para numerosos festejos oficiales y para concursos artísticos y deportivos.
La organización del grupo (dar instrucciones, disciplinar, iniciar y concluir actividades, recordar tareas y otros asuntos) absorben mucho tiempo y energía, el tiempo amplio para hacer trabajos manuales, o el tiempo brevísimo para contestar una pregunta del maestro, comunican los sentidos distintos de cada una de estas actividades.
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En: Rockwell, Elsie (1988). La escuela cotidiana. Huellas, bardas y veredas una historia cotidiana en la escuela. México. Fondo de Cultura Económica.