I
El profesor César Labastida se encuentra disfrutando de unas merecidas vacaciones en Tepoztlán, Morelos, pueblo mágico que se distingue por su misticismo y porque en la región se han congregado diversos grupos y movimientos de espiritualidad prehispánica, oriental y vanguardista. .
Gracias a los servicios de una aplicación mexicana de turismo alternativo, César pudo hospedarse en una casa, a los pies del Cerro del Tepozteco. La renta de la habitación incluía desayunos y comidas saludables, así como algunas actividades de meditación, sanidad, buenas vibras y ceremonias de relajación.
Al atardecer del segundo día, y después de una sesión de Meditación basada en una estrategia tradicional del gurú Osho, combinada con el ritual del árbol prehispánico, César Labastida logró sumergirse en una reflexión acerca del tiempo.
Las condiciones climáticas y energéticas de la cima del Tepozteco hicieron propicio que la memoria occidental del tiempo se relativizara en la semi-inconsciencia del profesor Labastida. Más allá de la concepción einsteiniana, de los mantras emitidos y del intenso olor a copal, César experimentó la conjunción del pasado, el presente y el futuro en un círculo solar que, suponía, era como un aleph borgiano.
Diversos modos de tiempo rondaron la cabeza insomne de César Labastida y por extraña asociación, apareció en su mente el contrato de medio tiempo que lo hacía vulnerable debido al reciente cambio de director en la universidad pública donde estaba impartiendo clases; de tal manera que ese acontecimiento se percibía como una amenaza de mucho riesgo. Entonces, sintió ansiedad por unos minutos, pero recordó que estaba de vacaciones, así que su concentración meditativa libró el escollo de la angustia y se relajó plácidamente.
Por la noche, luego de una tórrida purificación en Temazcal, el profesor Labastida pudo revisar sus mensajes de whatsapp en el celular. Y leyó, aterrorizado, el texto que enviaba el nuevo director en el grupo de la universidad:
“Estimad@s compañeras y compañeros de medio tiempo y tiempo completo: Derivado de la auditoría que se está realizando por el cambio de director, se solicita la siguiente información lo antes posible:
- Comprobantes de participación en eventos nacionales o internacionales de 2018 a 2021
- Grupos y clases impartidas del 2018 al 2021
- Investigaciones avaladas por secretaría académica entre 2018 y 2021.
- Publicaciones realizadas entre 2018 y 2021
- Comprobantes de que pertenecen a algún colegio, o redes académicas.
“Agradeceré que envíen toda la información legible y ordenada por años en carpetas diferenciadas.
Atentamente.
El Nuevo director
El profesor Labastida sufrió un insomnio de dimensiones incalculables, en espacio y en tiempo. Encarcelado entre los barrotes naturales del Tepozteco y las rejas inasibles de la inmediatez quiso teletransportarse a su departamento donde tenía algo de la información que le estaban exigiendo irracionalmente. Algún USB, que le ayudará en la solicitud. Si acaso, la fama de avistamientos de ovnis de la que goza ese lugar hubiera servido de solución, habría optado por suplicarle a algún viajero extraterrestre que le hiciera el favor de llevarlo a su casa, aunque en la abducción pagara con su sangre. Sin embargo, el cielo estrellado y el canto de los grillos le eran indiferentes.
César decidió enviar un mensaje personal, en el mismo whatsapp, al nuevo director, explicando la situación en la que se encontraba y aclarando que le parecía inconcebible que les pidieran esos datos en período vacacional. La pandemia, entre otras cosas, había abolido los horarios laborales y los tiempos de trabajo. La pandemia beneficio prácticas ilegales como el respeto a las vacaciones, con imitaciones de regreso a la vida natural, meditaciones y grillos incluidos. En la pandemia – piensa Labastida- los que respondimos con creces fuimos los trabajadores y al parecer los administradores quieren seguir en esa lógica, aun con nuestra presencia en los recintos educativos.
La respuesta del nuevo director se prolongó lo necesario para que el profesor Labastida entendiera que estaba en aprietos. El mensaje que pudo leer el desvelado maestro a las 11 horas de la mañana del día siguiente, decía:
“Hola César, la información ya se envió, espero no le hagan requerimiento de la Contraloría.”
II
Desde ese descanso vacacional, César Labastida se ha quedado pensando en el tiempo. En lo inasible e indescriptible que suele ser. También reflexiona en su relatividad: en su paso acelerado cuando se siente felicidad y en los minutos que, a veces, se estiran como ligas en las desgracias o pesadumbres.
El profesor Labastida piensa en el tiempo escolar que se recuerda sin mancha y, por el contrario, se viven miles de nudos e intensidades que no siempre se resuelven: horarios, disposiciones verticales e indiscutibles, trabajo administrativo, saturación de la jornada laboral, mentiras, rituales y caos. El tiempo es uno al iniciar el curso, otro a medio curso y otro totalmente distinto en las evaluaciones. Y también se experimenta un tiempo distinto en los diferentes niveles educativos que perciben los estudiantes: lactancia; maternal; párvulo, presilábico, pubertad; preparatoriano; pre graduado, posgraduado, etc.
Y qué decir −cavila César Labastida− para designar el contrato de los maestros: de tiempo parcial/o asignatura, de medio tiempo, de tiempo completo... Así mismo, las escuelas, por ejemplo, las tan debatidas, actualmente, de tiempo completo.
El tiempo es una variable omnipresente en la educación que apenas se nota, pero no estaría mal abolirlos, para evitar a veces su ligera, y otras ocasiones, su pesada carga.