La infancia es sin dudarlo la semilla de los frutos que deseamos nos traiga el futuro, la manera de cuidar la semilla, determinara la dulzura o amargura de esos frutos. Es por ello en este mes de abril y siempre, es necesario entender y atender en toda la importancia que tienen… a los niños. G.A.L.D.
Desde hace ya más de 15 años (o precisare 17 ya que fue en el 2005 para ser exactos, cuando publiqué el libro Semilla y Fruto, un canto a la vida a los sueños, al futuro, porque eso son los niños) en dicho libro buscaba explicar el porqué de todas las tareas y responsabilidades a atender me parecía que el CUIDADO DE LA INFANCIA ERA VITAL, YA FUERA PERSONAL Y/O SOCIALMENTE HABLANDO.
Basaba ya mi preocupación sobre el tema en lo que veía venir, consideraba entonces como lo reitero ahora que en esencia que descuidar a los niños nos hacía lanzar un boomerang que nos alcanzaría con elevados costos, lo que me hacía verlo con la relevancia que lo entiendo, se basaba en que advierta y advierto que los niños son las criaturas por su condición de vulnerabilidad más demandantes de atención que desafortunadamente no se ve se les otorgue.
Rescato del libro Semilla y Fruto el siguiente fragmento ( págs. 74/75 ) en el que solo pido para ELLOS entonces 2005 y ahora, la necesidad de…
AMARLOS
No se pretende aquí recomendar lo obvio ni llegar a un lugar común de la vacía expresión de amor sin sustento, no es decirles solamente que se les quiere únicamente, con palabra, es demostrarlo e incluye aquí la genuina expresión de la preocupación y acción de la familia y la sociedad protegiéndolos y atendiéndolos, esta es una excelente expresión de amor.
Porque cada niño que pudiendo vivir muere, por enfermedad en la primera infancia, cada criatura que es abusado por sus padres, familiares o vecinos, cada niño que indebidamente trabaja y es explotado es un paso atrás en el largo camino civilizatorio, que nos llevó un día al menos en teoría, a la abolición del trabajo infantil.
Amarlos es entender y atender su condición de infantes para ver reflejada en ellos nuestra propia realidad, ya que la transición, de nuestras criaturas a su edad adulta sin pesares es querámoslo o no, la evidente versión de nuestra familia nuestro pueblo y nuestra sociedad.
Los niños expresaran al futuro lo que hicimos o dejamos de hacer por ellos, con sus propios actos. Ellos nos han de retornar lo que llamo El Búmeran de la Vida, su motor es indudablemente el amor.
Aun cuando puede ser visualizada también en una expresión que se da muy a tono con el título de este libro, “La ley de la cosecha” lo que sembremos con ellos cosecharemos.
Así que nadie se puede llamar a engaño cuando producto de ese desamor retorna como ya lo está haciendo en las tragedias de una generación o múltiples abandonadas que reclaman atención y que como el título de este trabajo lo indica son parte en su dolor DE UNA GUERRA QUE TRASCIENDE A LAS DE LA ENERGÍA ELÉCTRICA EN EL DEBATE QUE HOY SE VIVE EN EL PAÍS, AL DE LA VIOLENCIA QUE TAMBIÉN EXIGE ATENCIÓN COMO LA DE LOS FEMINICIDIOS QUE SACUDEN AL PAÍS Y LA HOY POSTERGADA POR DISTANTE Y EMPANTANADA CUAL PARECE HOY LA DE DE RUSIA Y UCRANIA POR EL DONBBAS
LA BATALLA QUE NO VEMOS Y PERDEMOS
Se hace necesario tener al frente datos duros que nos sacudan y muetren esta realidad como lo hace en su edición del sábado (23/04/22) en su columna Infancia y sociedad, publicado en La Jornada con el título de Desaparecidos, texto magistral de la inteligente y combativa autoría de Andrea Bárcena, que con fuerza y determinación cuestiona; “Si cuando estaban a la vista los gobernantes no los veían, es obvio que al desaparecer menos los vean. ¿Quién se roba a los niños y a las niñas? ¿Para qué se los roban?
Lo que reseña en seguida es por decir lo menos aterrador porque preoupnate es poco. Su texto señala “México es uno de los principales proveedores de niños para la prostitución y la pornografía internacionales. La Fundación Fredoom asegura que en todo el país desaparecen diariamente 57 menores, 21 mil por año. Gran parte de ellos son destinados a la trata sexual y serán violados un promedio de 15 veces al día.
La mayoría de las víctimas pertenecen a sectores pobres: son las hijas y los hijos de ese pueblo creyente y esperanzado. Los datos son atroces y la casi absoluta impunidad es un horror. En los últimos tres años han aumentado las desapariciones forzadas y la impunidad. La niñez y los adolescentes están siendo víctimas de una guerra sin nombre, que quedará registrada en la historia de estos años de dolor y muerte.
Por la cantidad de desaparecidos, por la frecuencia diaria en que los matan o secuestran, y por las edades de las víctimas, es evidente que hay una red delictiva con su propio modus operandi. No hay tiempo que perder -no solo por las recomendaciones de la ONU-, sino para que no se nos caiga la cara de vergüenza, para tener el alma en paz y el corazón en su lugar. Es urgente identificar esa red, intervenirla y destruir su rutina fatal que nos coloca entre los países de más bajo desarrollo mental y moral.
Para ello hace falta una policía especializada, sin uniforme, pero con mucha inteligencia, porque a pesar de que los infantes son más valiosos que el petróleo y que el litio, los niños y niñas que desaparecen no se ven, no se cuentan, no se lloran. Pero sin duda también ellos necesitan mejores leyes, reformas constitucionales, debates de altura y un gobierno y una sociedad comprometidos con su protección.
El Interés Superior de la Niñez es el principio básico que mandata la Convención Internacional de los Derechos de la Infancia, que México se comprometió a cumplir desde 1990. Ante la vulnerabilidad y el sufrimiento de nuestra infancia pobre, esperamos que este mes dedicado precisamente a la niñez, el gobierno se comprometa a enfrentar su tragedia”.
PS Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo…Voltaire
COROLARIO
¿No sé qué esperamos en México como sociedad? Que terremoto social nos hará posible entender que no podemos ni debemos mantener normalizada la violencia hacia nadie. Así sean estos, varones, mujeres y mucho menos a los niños.
No podemos conocer las cifras que Andrea Bárcenas cita en su artículo e ignorar esta realidad olímpicamente.
Es hora de actuar y señalar a las autoridades gubernamentales de todos los niveles, que sepan, se sientan y actúen como lo que son, responsables de esta guerra trágica, que como sociedad perdemos, solicitemos que a ellos se sumen los padres, las escuelas, las instituciones y clubes de servicio, y las diversas religiones, nadie está exento de la gran responsabilidad de cuidar a los niños.
Si, es hora de pedir a todos que actuemos a favor de la infancia, no hacerlo, nos ha de llenar cada día de vergüenza y nos augura un futuro con una magra cosecha que será muy amarga por el desinterés que mostramos por cuidar hasta ahora a esa bella y maravillosa semilla que es la infancia de México.
Es cuánto.