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Jueves, Noviembre 21, 2024

Mario Vargas Llosa, en su artículo para el periódico Reforma, dice que si su madre viviera, estaría indignada ante el suceso del 6 de enero en el Capitolio de los Estados Unidos de América, el cual para algunos era considerado “el lugar más seguro del país”. “Ella admiraba en los Estados Unidos lo que no había en el Perú: el respeto a la legalidad, a la prensa libre, a la pureza de las elecciones”. El asalto al Capitolio dejó en “shock” a los norteamericanos y también al resto del mundo, donde los “defensores” de la democracia, la libertad y de la ley y el orden, irrumpían fácilmente en el edificio mientras se legitimaba a Joe Biden como presidente de los Estados Unidos.

Pero vayamos a los hechos: ¿qué pasó para que se diera aquel fatídico 6 de enero del 2021 en la tierra del “sueño americano”? ¡Después de unas elecciones claramente disputadas entre el republicano Donald Trump y el demócrata Joe Biden, el lema “Stop the steal!” (Detengan el robo) empezó a circular entre los ciudadanos americanos que, de la mano de Trump, vieron como fraude la victoria de Joe Biden. En la última oportunidad para revertir los resultados de las elecciones (aunque ya era más bien una causa perdida), Donald Trump dijo que marcharía junto a sus partidarios al Capitolio para “alentar” a quienes defenderían que hubo fraude electoral, y a “no alentar tanto a otros”. Para terminar de encender la hecatombe, el entonces presidente dejó esta frase, digna de un “impeachment”: “...porque nunca recuperarán su país con debilidad. Tienen que mostrar fuerza y tienen que ser fuertes.”

Aunque el suceso no se debió únicamente a ese discurso, sino al ambiente político y social que se vivía ya desde antes, el 6 de enero, en medio de la sesión parlamentaria miles de ciudadanos se batieron con violencia ante el Capitolio, demostrando las evidentes fallas de un sistema democrático estadounidense y exhibiendo la gran polarización y distopía que se está viviendo. El canal de YouTube con perspectiva izquierdista, “Second Thought”, describe a los asistentes como la nueva base de los republicanos: trabajadores sin una guía y con un culto a la personalidad, dueños ricos de negocios, cultistas de “QAnon”, supremacistas blancos y funcionarios electos. Sin embargo, no debemos tomar este evento como una mera ocasión para poner etiquetas o culpar a un solo agente.

Como escribe Mario Vargas Llosa, las locuras y demagogias de Trump (en parte causantes de lo sucedido), no son, como varios alegan, “un progreso del fascismo y nazismo”, sino una muestra de lo “precarias que son las democracias” hoy en día. El mismo autor describe las elecciones del 2016 como una “catástrofe” para Estados Unidos, en el que plantea como la potencia mundial se rebajó a un país más bien tercermundista a causa de las mentiras e inestabilidad institucional mostrada por el gobierno republicano. 

Sin embargo, habría que preguntarse, ¿por qué llegó al poder? Como bien lo explica, una gran cantidad de personas no votaron a favor de Trump, sino en contra de su entonces rival, Hillary Clinton. Si bien el autor lo establece como una catástrofe, será interesante preguntar, ¿qué opinan los ciudadanos de Estados Unidos? ¿Será que la casi mitad de Estados Unidos que votó por Donald Trump son en su totalidad supremacistas, adinerados y trabajadores con culto a la personalidad? Me parece que el tema es  más complejo.

La gente está decepcionada, tanto de unos como de otros. “Second Thought” hace un análisis que incluye tanto a republicanos como demócratas. Exhibe, por ejemplo, los riesgos y las consecuencias fatales de darles demasiado poder a los republicanos. Los demócratas tampoco se quedan atrás. Poner a Donald Trump como el causante de todos los problemas de Estados Unidos hoy en día es tan absurdo como decir que Biden es comunista.

Mencionaba Mario Vargas Llosa que Estados Unidos era de los países “más libres del mundo”. Aunque veo la realidad desde mi trinchera y contexto personal en México y, probablemente, no esté reconociendo las grandes virtudes del sistema estadounidense, esta afirmación me recuerda a George Bush después del ataque a las Torres Gemelas, en las que aplicó una política antiterrorista que más que investigar a presuntos criminales, se da al estado la libertad de hostigar y vigilar a miles de ciudadanos comunes que no tienen ninguna intención de cometer crímenes atroces. Después del suceso de George Floyd, Biden propone aumentar el presupuesto a la policía, y después del asalto al Capitolio, propone expandir el estado de vigilancia con leyes ambiguas que, probablemente, pongan en riesgo la libertad de sus ciudadanos.

Sin embargo, vemos por otro lado a grupos conspirativos como el QAnon, en la que los afiliados realmente creen que existe una red malvada de pedófilos que hacen ritos horribles con niños en el subsuelo de Estados Unidos, donde Donald Trump es una especie de mesías que puede salvarlos y cantidad de disparatadas más. Estas personas sí pueden representar un riesgo para la nación, como ha quedado claro por ejemplo en el PizzaGate, donde de acuerdo a una teoría conspirativa, un sujeto realizó un tiroteo en una pizzería porque “en el sótano tendrían a niños como víctimas”, cuando el establecimiento ni siquiera sótano tenía.

En una época donde se suele predicar la tolerancia por encima de todo, vemos lemas bastante alarmantes en el asalto al Capitolio: en unos exigían la muerte de Mike Pence, en otros hablaban de traición, otros hablaban de colgar a los implicados… En medio de una sociedad anómica y un sistema fallido, donde la desesperanza y la incertidumbre se acrecienta, es más fácil que se adopten discursos extremistas. Se vio antes en el ascenso del régimen nazi en Alemania, donde al principio el partido no ganaba ni siquiera un porcentaje representativo, y de repente, en medio de una crisis profunda, arrasó de manera sorprendente en el país.

El discurso de los patriotas estadounidenses implicados muestra el sin sentido tanto del discurso “América para los americanos” como de las demandas que solicitan.  En los videos dentro del Capitolio donde los protestantes lograron entrar hasta donde se había llevado a cabo la sesión, vemos a Jake Angely , considerado chamán de QAnon, elevar una oración a Jesucristo, donde agradecía por haber inspirado a los policías a que los dejaran entrar, y en la que mencionaba como enemigo común a los “comunistas, globalistas y traidores”, quienes no pertenecen a “nuestra nación, no de ellos”. El uso de lo religioso en el discurso político es una constante en Estados Unidos tanto por republicanos como demócratas, no como guía, sino como discurso manipulado para exaltar ciertos valores y justificar sus actos.

¿Hasta dónde termina la libertad? ¿Qué límites deben imponerse? El ciudadano que usa la violencia como medio para ejercer presión, ¿es realmente libre? ¿Qué los motivó? ¿Quién los motivó? ¿Existen buenos y malos en este suceso?

Me parece que sería equivocado plantear la cuestión en términos de “buenos y malos”. Desde mi punto de vista, en México tenemos una perspectiva muy “reciclada” de lo que realmente pasa en Estados Unidos. Recuerdo bien en mis años de preparatoria la imagen que tenía por ejemplo, de Barack Obama, de quien Joe Biden fuera vicepresidente años atrás. “Es un tipo agradable”, solía pensar cuando lo veía en “talkshows” con lentes de sol o en discursos soltando el micrófono, o bailando, o cantando. Y mientras veía eso, su gobierno se convertía en el que más mexicanos ha deportado hasta hoy. Limitar el discurso a demócratas buenos, republicanos malos, o viceversa, es equivocado. Lo mismo en el suceso del Capitolio.

Donald Trump se vendió en su campaña para su primer mandato bajo la idea de no ser un político. Su manera de expresarse, de mofarse y de señalar a los demás de manera tan visceral y descuidada, dio una perspectiva distinta al clásico político con máscaras y discursos sin carisma. “Que haya voto libre...” señala Mario Vargas Llosa, “...no significa que los ciudadanos voten bien”. ¿Qué pasa entonces? ¿Tal fue la decepción para haber tomado una decisión como la que se tomó? ¿La gente debe seguir apostando por “el menos peor”?

Desde el primer día de mandato de Donald Trump, fue evidente que debía hacerse una reflexión profunda sobre lo que está pasando con el sistema político, económico y social estadounidense. El problema debe analizarse desde distintas aristas, sin quitar responsabilidades a los implicados: demócratas, republicanos y ciudadanos. La crisis mundial de los sistemas políticos no son una casualidad y deben reconocerse, evaluarse y ser enfrentada, dejando fuera intereses propios o fines partidistas.

Mario Vargas Llosa habla sobre la reflexión que este suceso traerá para que Estados Unidos vuelva a ser lo que fue hasta el 2016 (año en que Trump asumió su mandato): “el líder de los países libres, que salvó al mundo entero de caer en brazos de Hitler y luego de Stalin, y que, aunque haya cometido desafueros y abusos en su historia…” “...está siempre allí, como una esperanza para aquellos- y son muchos millones- que en el mundo de hoy siguen soñando con la libertad”. Me parece rescatable terminar en tiempos tan difíciles con un mensaje de esperanza y de volver a “ese país”. Sin embargo, añadiría algo: el asalto al Capitolio no demuestra una urgencia de volver a “ese Estados Unidos de antes del 2016”, sino de trascender hacia nuevas formas de hacer las cosas, donde el “sueño americano” deje de ser un “eslogan” y pase a ser una realidad.

 

Referencias:

Sacapuntas

Ivan Illich

El timbre de las 8

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández

Mentes Peligrosas

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández
Leonardo Sciacia

Sala de maestros

José de Jesús González Almaguer y Norma Olivia Matus Hernández
Gabriel Humberto García Ayala

Tarea

Emilio Gómez Ozuna
Gillian Welch
Mario Antonio Ramírez Barajas
Mario Antonio Ramírez Barajas
Melody A. Guillén
“pálido.deluz”, año 10, número 126, "Número 126. Repensar la escuela: A un año de Pandemia por Covid19. A 50 años de "La sociedad desescolarizada" (Marzo 2021)", es una publicación mensual digital editada por Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández,calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, C.P. 11420, Tel. (55) 5341-1097, https://palido.deluz.com.mx/ Editor responsable Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández. ISSN 2594-0597. Responsables de la última actualización de éste número Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, CDMX, C.P. 11420, fecha de la última modificación agosto 2020
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