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Martes, Diciembre 24, 2024

Desde hace ya varios meses, los maestros de educación básica y media superior hemos tomado cursos y talleres de actualización para conocer y comprender cuál es el enfoque de la Nueva Escuela Mexicana, una escuela enfocada a tomar en cuenta las problemáticas de la comunidad y que, utilizando las metodologías Aprendizajes Basado en Proyectos y STEAM, lleve a que las acciones de los estudiantes, profesores y padres de familia impacten en su entorno.

Es un planteamiento en el cual el Programa y el Plan de Estudios quedan abiertos para que sean los maestros quienes primero construyan un Plan Analítico que considere las necesidades del contexto donde se encuentran las escuelas, de manera que actuando juntos (alumnos-docentes-comunidad educativa) transformen ese espacio.

Esta propuesta no puede dejar fuera y sin cambio alguno la evaluación. Evaluar no es calificar. Eso es claro, lo venimos escuchando desde hace muchos años, pero ¿por qué sigue teniendo más peso la calificación de resultados que la valoración de los procesos de aprendizaje? El mismo sistema lo exige desde primaria hasta el bachillerato.

En Preescolar no sucede así: en ese nivel educativo la evaluación no es cuantitativa sino CUALITATIVA, así que evaluar consiste en observar los procesos, reflexionar sobre lo que los alumnos van aprendiendo y lo que necesitan, hacer cambios en la práctica docente con el fin de atender esas áreas de oportunidad que tienen los estudiantes y alcanzar los aprendizajes esperados.

Si yo tuviera el honor de que Paulo Freire leyera este texto - como en este momento tengo la fortuna de que usted le esté dedicando tiempo de lectura- tal vez él diría que Evaluar no es una receta, ni un método, a menos que se tuviera que medir y calificar el rendimiento, el éxito, las áreas de oportunidad y las competencias de los empleados, pero en Educación debemos comprender la Evaluación de otra manera. 

La Evaluación Formativa es el acto imprescindible de observar, recabar evidencias sobre los procesos de enseñanza y los procesos de aprendizaje. Es el acto profundo de reflexionar sobre los avances, los logros y las necesidades de cada estudiante dentro de un grupo que a su vez tiene un objetivo y un proceso en común.  La Evaluación Formativa es el acto complejo de aprender a mirar los cambios que se van dando durante el proceso de aprendizaje individual. Es el acto lento de atender cómo se amplía el conocimiento, se fortalecen las habilidades, se nutren las relaciones entre los individuos y cómo se transforman las personas, los colectivos, las comunidades.

En el acto de evaluar deben participar todos los implicados en el acto educativo: el alumno individual reflexionando, autoevaluando su participación día a día; los integrantes de los equipos ayudando, apoyando, cuestionando y coevaluando a sus compañeros; el grupo en plenaria con vista al logro de sus metas compartidas; y el maestro  recogiendo información de manera objetiva y sistemática con apoyo de instrumentos como las rúbricas y productos “entregables”, como nombra Díaz Barriga a esas tareas que ayudarán a ponderar un nivel de desempeño de los alumnos en cierto periodo de tiempo.

La Evaluación es dinámica y tiene que ser auténtica. Para llegar a ella hay que generar en el aula situaciones auténticas, esto se refiere a implicar a los estudiantes en tareas reales o lo más cercanas a la realidad, donde pongan en juego todos sus conocimientos, habilidades, actitudes, capacidades para desempeñarse, tomar decisiones, resolver problemas y realizar actividades dentro de un contexto social, laboral o científico. Esa autenticidad se va dando de manera gradual y no todo el tiempo es obligatorio trabajar sobre situaciones auténticas, porque también son necesarios los momentos para atender los conocimientos teóricos y prácticos particulares. El propósito de las situaciones auténticas es que los contenidos de aprendizaje se vuelvan significativos y motivantes pues los alumnos se percatan de que lo que hacen servirá fuera del ambiente escolar y, por supuesto, se debe compartir o comunicar a la comunidad para generar nuevos significados, como propone César Coll.

Yo, por ejemplo, no les digo a mis alumnos “Vamos a aprender tal cosa” sino que parto de algún problema y les propongo: “¿Qué tal si nos convertimos en Inspectores del Agua?”, o bien “¿Te gustaría escribir un libro?”

Un ejemplo de tarea auténtica es este artículo: es la exposición de reflexiones surgidas de la experiencia concreta, que fue leído y comentado por un colega, luego corregido y evaluado por el editor de esta revista, quien al publicarlo me permite compartir estas ideas con usted, lector, para que también las evalúe y decida si tienen alguna aplicación en su práctica educativa. Agradezco su atención.

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“pálido.deluz”, año 10, número 157, "Número 157. Educación y fanatismos: ¿Dogmatizar la educación? ¿Educar en fanatismos? (Octubre, 2023)", es una publicación mensual digital editada por Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, C.P. 11420, Tel. (55) 5341-1097, https://palido.deluz.com.mx/ Editor responsable Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández. ISSN 2594-0597. Responsables de la última actualización de éste número Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, CDMX, C.P. 11420, fecha de la última modificación agosto 2020
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