Darse cuenta del envejecimiento de los padres es un punto de inflexión en la vida de las personas. Es el inicio de un duelo constante que muchas veces se muestra como frustración, como cuando los ves batallar con su rutina, moverse un poco más lento u olvidar cosas simples. Reconoce tu dolor de ver este cambio y busca compasión en tu interior, la misma que ellos te mostraron en tu infancia cuando tuviste dificultad con tus rutinas, ten la misma paciencia que ellos te tuvieron mientras aprendías y te enseñaban una y otra vez las lecciones que olvidabas.
Ale Ponce (2023)
Natalia Beristaín Egurrola es una joven realizadora cinematográfica mexicana que ha mostrado su talento en obras como Los Adioses (2017) sobre la tensa relación de Rosario Castellanos, su esposo, Ricardo Guerra Tejada y la creación literaria; y recientemente con la dirección de la cinta Ruido (2022) en que se habla del caso de una mujer que busca a su hija desaparecida, para poner de manifiesto este grave problema en nuestro país. La actriz protagonista de Ruido es Julieta Egurrola, madre en la vida real de Natalia. Este tipo de implicaciones y juego de espejos familiares, como lo veremos, están presentes en la obra de la joven directora. Es como un guiño de la realizadora en el que ficción y realidad se entretejen.
En No quiero dormir sola (2012), su opera prima, aborda el tema de los últimos días de una mujer. Una veterana actriz del cine mexicano (Dolores) se encuentra en un asilo o casa de retiro. Su nieta (Amanda) decide hacerle compañía, ya que está experimentando una vida vacía y sin alguna relación futura. Dolores tiene problemas de memoria, aunque a su nieta siempre la reconoce y trata de contarle cosas de su juventud y de la relación con su abuelo. Su vínculo es real y profundo, ella duerme con su abuela y trata de ser complaciente, por ejemplo, festejarle un cumpleaños en su restaurante favorito.
Al hijo de Dolores, también actor, no lo menciona, ni lo recuerda; la única vez que él la visita, lo termina confundiendo con un médico. El actor es el mismo padre de Natalia Beristaín, Arturo, el que de joven ganó un Ariel por su papel en El castillo de la Pureza (Ripstein, A. México, 1972).
Dolores piensa que está de vacaciones en un hotel que no es de su categoría. Aunque tiene como consuelo a su nieta y una alberca en la que nadan ambas. Amanda va a la casa de su abuela y encuentra muchos objetos como suele ocurrir en la vida que se alarga por muchos años: fotos, ropa, alhajeros, muebles, artículos de decoración. La nieta se apropia de un traje de baño de la abuela, usado en décadas anteriores.
Existe en el filme un juego de espejos que resulta interesante entre la actriz (Adriana Roel) que se auto representa: vemos fotos e incluso películas que pasan en la televisión en los que ella es una hermosa actriz joven. Aunque la trama del filme está inspirada en hechos cercanos a la realidad de la vida de la directora y su abuela Dolores Beristaín.
A pesar de esa trayectoria artística, Dolores no es feliz, padece otros males: insomnio, depresión y principios de diabetes (le hace mal el consumo de chocolates, que le llevan de regalo). La abuela ya no quiere estar en el asilo, pero tampoco la pueden cuidar en la casa. Ella intentará robar unas medicinas, con la complicidad de su nieta, tratando de buscar otra salida a su existencia.
El último juego de roles o espejos de la película es el más evidente y el más oculto, simultáneamente: ¿quién es la que no quiere dormir sola?