Este 12 de mayo el gobierno argentino aprobó finalmente la siembra de trigo transgénico, pese a la muy amplia oposición de organizaciones sociales, campesinas, ambientales y de consumidores, oposición que también comparten centenares de científicas y científicos y diversos comercializadores y procesadores de trigo.
Un tema de fondo es que el trigo es un elemento esencial de la alimentación cotidiana de la población en Argentina y que, a diferencia de los otros granos transgénicos comercializados a gran escala, cuyo destino principal son forrajes industriales, en este caso se trata de un cereal destinado principal y directamente a la alimentación humana.
No es un tema sólo nacional. Sea en harinas, panes, pastas, galletas y mucho más, el trigo es un componente frecuente de la alimentación en todo el mundo y Argentina es un exportador de trigo a muchos países, incluido México. La siembra significará contaminación a variedades de trigo no transgénico, por tanto tampoco se trata de un tema sólo para quienes opten por plantarlo, tendrá impactos negativos mucho más allá. Un amplio colectivo de redes y organizaciones sociales y científicas sintetizó los problemas de esta aprobación y los fundamentos de su rechazo en la campaña colectiva ¡Con nuestro pan NO!, abierta a adhesiones (https://tinyurl.com/24ed67xv).
El trigo aprobado (HB4 o IND- ØØ412-7) se presenta como tolerante a la sequía y al veneno glufosinato de amonio, clasificado aún más tóxico que el glifosato. Esto como una especie de respaldo ante el hecho de que más de 40 especies de plantas invasoras se han hecho resistentes al glifosato, debido al uso intensivo de agrotóxicos en las grandes extensiones de cultivos transgénicos.
Esta característica, junto al hecho de que es un cultivo de invierno (lo cual aumenta las estaciones de siembra de transgénicos), que se planta en grandes áreas y en monocultivo, significa que su siembra aumentará exponencialmente la cantidad de tóxicos que permanecen como residuos en alimentos, que contaminan agua y suelos, pero también y en primera línea, que intoxican a las poblaciones aledañas. Argentina es un ejemplo sobrecogedor de la enorme cantidad de víctimas de todas las edades por enfermedades graves y muertes causadas por la fumigación aérea de agrotóxicos, principalmente en cultivos transgénicos de soya y maíz.
Con base en esa pesada experiencia, las asambleas y organizaciones del Encuentro de Pueblos Fumigados de Buenos Aires rechazaron rotundamente la liberación de un nuevo cultivo transgénico vinculado a potentes tóxicos, porque consideran contribuye a un modelo de producción agrícola criminal. Por el asesinato deliberado de nuestras familias, de nuestras amistades, de nuestras comunidades, sostenemos que no hay posibilidad de convivencia con el sistema de transgénicos, monocultivos y agrotóxicos declararon (Agencia Tierra Viva, https://tinyurl.com/bdhvdm5r).
El trigo HB4 fue desarrollado por investigadores argentinos en colaboración con la empresa trasnacional Bioceres (a la que dieron la licencia de comercialización) de la cual son accionistas los grandes agroempresarios argentinos Gustavo Grobocopatel y Hugo Sigman, junto a Syngenta y Bayer-Monsanto, entre otras trasnacionales de agrotóxicos y transgénicos.
Las científicas y científicos que integran el Colectivo Trigo Limpio declararon que el trigo transgénico HB4 expande y consolida un modelo agrícola centrado en la ganancia, con prácticas que han incrementado la concentración de la riqueza, la exclusión de las poblaciones rurales y pueblos originarios, así como el deterioro de la salud humana y del ambiente (https://tinyurl.com/4fw5raax).
El colectivo publicó en 2021 una carta abierta al gobierno argentino suscrita por mil 400 científicas y científicos, explicando los impactos que tiene el trigo transgénico (https://tinyurl.com/y5jdc8st).
Además de todos los problemas mencionados, el trigo transgénico mostró un pésimo rendimiento en las pruebas experimentales (un tercio menos que el trigo convencional) y no es necesario en ningún escenario, porque sobran variedades mejores y más aptas. (https://tinyurl.com/2pcr22n6).
La supuesta resistencia a la sequía, que demostró ser marginal en comparación en la siembra experimental tampoco está asegurada, ya que como explica el Colectivo Trigo Limpio, esto no depende de un gen e interactúa en el proceso de crecimiento con muchos otros genes y factores ambientales, por lo que se comporta diferente según el medio y otros factores.
Es mucho más relevante un buen manejo agronómico que las características genéticas introducidas. Además, el modelo que sostiene este tipo de cultivo exacerba las sequías y empobrece los suelos, empeorando lo que afirma iría a atender.
Pese a ello, parecería que en esta pésima decisión jugó la presión de los empresarios de agronegocios en un momento de alza especulativa del precio del trigo. Aumento que no se debe principalmente a la guerra en Ucrania, sino a la especulación de las grandes empresas trasnacionales de comercio de cereales (https://tinyurl.com/yc45f63f).
Desde donde estemos, es fundamental oponernos a esta nueva escalada tóxica sobre nuestra alimentación y sobre la naturaleza. Se puede firmar en apoyo aquí : https://tinyurl.com/24ed67xv.