Mercurio
Hace unas semanas, nuevamente la muerte alcanzó a una persona importante para mí. En el aeropuerto, de la CDMX, esperando el vuelo que lo llevaría a presentar su nueva publicación en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, un infarto acabó con la vida del doctor José Antonio Forzán, quien fue mi amigo y coordinador cuando estuve dando clases en la Facultad de Comunicación de la Universidad Anáhuac del Norte.
Venus
A Forzán me lo presentó otro gran amigo, el doctor Rafael Tonatiuh, cuando el primero estaba preparando la publicación de un libro sobre Tolkien. He de reconocer que me asombró conocer a una persona tan llena de conocimientos profundos y críticos (pero propositivos, como le gustaba calificarse) de temas que solo pueden calificarse de ñoños, y eso sin contar que tanto en la maestría en Semiótica (Universidad Anáhuac) y el doctorado en Literatura (Atlantic International University) obtuvo menciones especiales (honorífica y cum laude, respectivamente).
Tierra
Siempre generoso, Forzán me publicó algunos cuentos de fantasía en una revista electrónica que tenía y siempre se mostró dispuesto a leer y criticar mis textos. Considero que fue un muy buen jefe, justo y comprensivo, pero firme. También era un gran platicador y polemista; además, aunque católico militante y convencido, José Antonio siempre me mostró una asombrosa y envidiable actitud tolerante hacia otras formas de pensar y ver el mundo.
Marte
El doctor Rafael Tonatiuh Ramírez, Forzán y yo, creo que con la presencia del maestro Armando Mexuerio, platicábamos sobre nuestra niñez y juventud. Tonah nos criticaba a José Antonio y a mí de manera amistosa y mordaz por nuestro pasado “en el privilegio” que nos había llevado a estudiar en escuelas privadas y cómo lo que se enseña en unas y otras es lo mismo, pero ligeramente diferente. Puso como ejemplo los “reinos” de la naturaleza: animal y vegetal, a lo que, al unísono y sin ponernos de acuerdo, Forzán y yo añadimos el fungi (ya sé que hay otros, pero así fue la historia), con lo que hasta la fecha no solo ganamos el apodo de “fungi” sino que la palabra se convirtió en un descriptor de un estilo de vida y pensamiento.
Cinturón de asteroides
Yo dejé la Universidad Anáhuac de manera abrupta hace como diez años debido, precisamente, a que sufrí un infarto. Dejé de ver a José Antonio durante este tiempo, y solo seguí su carrera a la distancia, pensando desde Morelos, Oaxaca, Puebla y otros lugares por los que estuve, que sería bueno buscarlo para platicar con él. Como muchas veces, la vida se adelanta a nuestros planes y nunca lo volví a ver. En verdad, lo lamento.