En esta época donde hay tantas formas para mantenernos comunicados con los demás, resulta interesante reflexionar sobre la interacción entre las personas.

Hace tiempo la comunicación escrita servía para mantenernos en contacto con nuestros seres queridos, aunque el mensaje tardara días en llegar a su destino y unos días más para recibir una respuesta. La llegada del teléfono abrió un mundo de posibilidades, ya que sólo con marcar un número podías escuchar del otro lado de la línea a la persona con la que deseabas hablar.  

Sin embargo, la nueva era revolucionó la comunicación, ya que puso al alcance de la mano múltiples plataformas, desde la mensajería instantánea, hasta las redes sociales donde puedes plasmar tus ideas para que quien sea que esté navegando en internet pueda observarlas.

Pero, ¿realmente las nuevas generaciones están mejor comunicadas que las anteriores?

Es común que ahora los jóvenes tengan redes sociales y vivan pegados a sus teléfonos, aunque su comunicación no siempre sea eficiente. Ha nacido una generación acostumbrada a conversaciones infinitas, porque no tienen una secuencia, simplemente llega el momento en que dejan de contestar a la otra persona o terminan utilizando imágenes o stickers para plasmar sus pensamientos.

Y lo más sorprendente es que tienen limitaciones para expresarse. En ocasiones no logran comunicar efectivamente su mensaje debido a su escaso léxico o sus hábitos, pues la lectura no figura entre sus pasatiempos y los youtubers o músicos tampoco colaboran, dado que también manejan un lenguaje básico.

Desde hace años se reformó el campo del Lenguaje y comunicación en Educación Básica, para optar por el trabajo de proyectos con la elaboración de diferentes tipos de texto, dejando de lado las estructuras gramaticales. Los niños aprenden mejor de situaciones comunicativas que de las palabras por sí mismas, ocasionando que ahora un adolescente tenga problemas al leer algún texto especializado, interpretar el significado de un poema o incluso identificar un verbo y la conjugación que tiene en una oración.

Es cierto que la producción de textos es importante y útil para acercar a los niños a diferentes formas de comunicación verbal o escrita; sin embargo, es igual de trascendental conocer la estructura de nuestro lenguaje, pues les permite identificar los elementos que conforman una oración y la manera en que la pueden transformar para adaptarla a la situación real (formal o informal) que se les presente, de manera que siempre logren compartir sus ideas con los demás.  

Es momento de recordar que el lenguaje es ese instrumento que nos sirve para conectar con el otro hablante. Por ello, resulta sustancial que los niños aprendan los elementos que lo conforman, y las diferentes situaciones en que pueden utilizarlo. Así, esgrimiendo los medios actuales a su disposición, serán capaces de sostener una conversación real y eficiente con los demás.