Hablar de la cuarta dimensión nos remite de inmediato a ubicar un objeto material no solo en el espacio (largo, ancho y volumen), sino también en el tiempo. Cuando extrapolamos esta relación simbiótica a un hecho o situación, encontramos, que “el tiempo y el espacio son inseparables: comunicar el transcurso, la experiencia y los efectos del tiempo, requiere imaginarlo y hacerlo visible” (Haye y Herranz; 2018; pág. 26). Bajtín utiliza el término cronotopo no solo para referirse a una medida, sino a una articulación de movimientos de procesos que tienen diferentes ritmos. Desde el punto de vista social, el tiempo no se puede aislar de los eventos. Desde el punto de vista individual, los seres humanos estamos hechos de tiempo, es una de las materias primas que conforman la condición humana. Desde el punto de vista sociocultural, identificamos épocas con personajes históricos y con una ideología dominante, una “mentalidad” propia de su época.
Al hablar de autobiografía, Haye y Herranz (2018) reconocen que el autor de ésta, con su relato, intenta convencer al lector de su fidelidad y por lo tanto la estructura de manera congruente ubicándola en un tiempo y en un espacio real, que es precisamente el contexto social y cultural. Sólo a través de este, se podrá visibilizar el tiempo. En ese sentido, el telón de fondo es la era histórica, pero cobra un sentido único la historia personal: se trata del yo y las circunstancias
Para Bajtín y su teoría del cronotopo, no puede existir tiempo sin espacio, ni espacio sin tiempo. Por lo tanto, en la historia de vida, esta conexión permite al narrador establecer relaciones sociales y culturales, los cuales se convierten en un referente de su memoria individual, pero sobre todo de la colectiva. “El cronotopo refiere a la materialización del tiempo en el espacio, en el cuerpo, y, con ello, al posicionamiento del sujeto en el tiempo y el espacio. Esta ubicación del sujeto le permite estructurar una visión propia, un horizonte desde el cual relacionarse con el mundo. Así, el cronotopo se constituye como un fenómeno que posiciona al individuo y lo conecta con su grupo social y su cultura” (Alejos; 2016; pág. 263). “Ningún ser humano es una isla entera por sí mismo¨, dice el famoso poema “Las campanas doblan por ti”, de John Donne quien destaca ese sentido de unidad que hay entre cada uno de los miembros de la humanidad y le mengua que hay cada vez que se pierde una vida humana. Para el tema de la autobiografía, ¿Cuántas historias habremos perdido por no dar voz a quienes han sido marginados de la historia, a quienes nunca se les autorizó a relatar su vida?
Todos los sucesos narrados en nuestra autobiografía se ubican en un tiempo y espacio del que existe una memoria colectiva, desde la cual parte la nuestra. Por ejemplo, si narramos un recuerdo ocurrido en nuestra infancia, para poder explicarlo tenemos que ubicarlo en una época, momento histórico y cultural para que éste tenga un contexto referencial y pueda ser visualizado por los demás. Si analizamos este suceso nos percataremos de que dentro del relato existen unos cronotopos más pequeños que nos permitirán desmenuzar la historia, además de que éstos actuarán como centros organizadores de los recuerdos. Cada lectora o lector de este artículo podría contestar a la pregunta que formulamos enseguida: ¿cuál ha sido su navidad favorita? ¿cuáles sus mejores vacaciones? ¿quién era presidente o ministro cuando dio su primer beso, cuando viajo por primera vez fuera de su ciudad, cuando obtuvo la mayor satisfacción de su vida? Las dos primeras preguntas se refieren a cronotopos sociales y se cuestiona por su cronotopo personal. Las siguientes preguntas se refieren a cronotopos individuales y se busca contextualizar en un cronotopo social.
El interés por ahondar en las historias personales tiene que ver con la reconstrucción social. El tiempo para Batjín, no es solo situar una historia en un espacio temporal, sin todo lo que conlleva alrededor. Ningún hecho se da de forma aislada, este generalmente es parte de una sucesión de hechos situados en un tiempo y un espacio, donde el protagonista tiene una visión del mundo.
El lector de una autobiografía reconoce el cronotopo del protagonista, pero en los recuerdos propios que esta genera, tendrá su propio cronotopo, es decir, existe un cronotopo del autor y otro del oyente-lector, a menudo son diferentes, aunque ambos parten del suceso narrado (Garrido; 2015). Como ejemplo citaremos un párrafo de “Las Batallas en el desierto de José Emilio Pacheco (1981), libro referente de nuestro paso inevitable, por el bachillerato, novela con tintes autobiográficos:
“Me acuerdo, no me acuerdo: ¿qué año era aquél?; Ya había supermercados, pero no televisión, radio tan sólo: Las aventuras de Carlos Lacroix, Tarzán, El Llanero Solitario, La Legión de los Madrugadores, Los Niños Catedráticos, Leyendas de las calles de México, Panseco, El Doctor I.Q., La Doctora Corazón desde su Clínica de Almas. Paco Malgesto narraba las corridas de toros, Carlos Albert era el cronista de futbol, el Mago Septién trasmitía el beisbol. Circulaban los primeros coches producidos después de la guerra: Packard, Cadillac, Buick, Chrysler, Mercury, Hudson, Pontiac, Dodge, Plymouth, De Soto. Íbamos a ver películas de Errol Flynn y Tyrone Power, a matinés con una de episodios completa: La invasión de Mongo era mi predilecta. Estaban de moda Sin ti, La rondalla…”
Así comienza esta obra, donde el autor sitúa la historia en el cronotopo de la década de los 40s. En este párrafo, el lector podrá tener recuerdos propios sobre los personajes u objetos descritos, o tal vez referenciados por algún familiar, lo que lo situaría en un cronotopo diferente. Imaginamos el espacio en el que se desarrollan los hechos, lo que nos permite visualizar el tiempo. Dentro de la cultura popular, los grandes referentes han sido los medios masivos de comunicación: la radio (sus locutores, intérpretes y canciones), la televisión (programas, concursos, estrellas), el cine (las historias, la belleza o calidad de actrices y actores, los avances técnicos y los temas de relevancia social); y, ahora, lo que nos ha entregado la internet: memes, videos, fotos, emisiones en vivo, viralizaciones, reenvíos, opiniones de valor (me gusta/no me gusta) que se traduce en nuestras personalidades famosas de manera instantánea o permanente, así tenemos generaciones que se entusiasmaron con el correo electrónico, con los mensajes instantáneos, con las conversaciones grupales, con los videos compartidos (a veces privados e íntimos), con las fotos que traen a la memoria hechos de años pasados, pequeñas historias que pueden editarse y exponer de manera pública o privada, grabar audios personales como mensajes únicos, editar y alterar fotografías. Cada generación y cada ser humano podrá reconocer que medios tuvo a su alcance y cómo los usó, si los disfrutó o sufrió. Somos seres sociales y esas herramientas están al alcance de mucha gente para dejar testimonio de su vida., dentro del cronotopo social que les ha correspondido vivir históricamente.
En muchas ocasiones, preguntamos a otras personas cuáles son las diez canciones que conforman la banda sonora de la película de su vida (o usamos el anglicismo: el sountrack de tu vida). Usted que nos lee, ¿tiene esa selección de canciones o piezas musicales? Lo invitamos que haga ese pequeño ejercicio: elija solo diez piezas musicales que acompañarían la historia de su vida hecha película. Eso le permitirá identificar si el cronotopo de su vida es absolutamente suyo o si viene de otros familiares y amigos. Por último, le pedimos un favor: ¿sería tan gentil de compartir con nosotros esa lista? ¿nos enviaría, por favor, la banda sonora de su vida? Estaremos atentos a sus respuestas.
Referencias
Alejos, J. (2017). Íikin y k’eex. Cronotopos del ritual terapéutico maya*. (I. d. Filiológicas, Ed.) Estudios de Cultura Maya(XLIX), 247-271.
Garrido, M. (2015). Diccionario español de términos literios internacionales. Madrid, España.
Haye, A., Herraz,P., Caceres, E., Morales, R., Torres-Sahli, M., y Villarroel, N. (2018). Tiempo y memoria: sobre la mediacion narrativa de la subjetividad historica. Revista de Estudios Sociales 65: 22-35, 22-35. doi:10.7440/res65
Pacheco, J. (1981). Las Batallas en el desierto. México: Ediciones Era.
José de Jesús González Almaguer
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Docente de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán y del Colegio de Imagen Pública. Ha realizado intervenciones como consultor y brindado capacitación tanto en el sector privado como público y el tercer sector. Su trabajo profesional le ha llevado a recibir distinciones internacionales. Ha participado en once libros especializados en español y uno en inglés. Lic. En Periodismo y Comunicación Colectiva, Maestría en Educación, estudios de Maestría en Comunicación Institucional, Especialista en Valores, estudios doctorales en Humanidades y estudios doctorales en Innovación y Responsabilidad Social.
Mtra. Norma Olivia Matus Hernández
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Se ha desempeñado como docente frente a grupo de primaria por veintiún años y cinco años como mediadora voluntaria del programa "Salas de lectura" de la Secretaria de Cultura. Maestra en Educación Básica (UPN). Diplomada en Mediación lectora (UAM). Diploma de Narradora oral. Lic. En Administración (UAM). Profesora de Educación Primaria (ENM).