La novela Sostiene Pereira, del escritor italiano Antonio Tabucchi está ambientada en el Portugal de la dictadura de Oliveira Salazar. El personaje principal es el doctor Pereira, un anciano viudo y solitario que solo piensa en la muerte y en la resurrección de la carne; platica diariamente con el retrato de su esposa. Es el responsable de la sección cultural del diario “Lisboa”. Pereira no se interesa en la política, no cree ni en la causa republicana ni en la monárquica. Su pasión consiste en traducir a escritores franceses como Bernanos o Balzac. Lleva una vida apacible hasta que de pronto, gracias a un joven idealista revolucionario, se percata de la situación que vive su país: una dictadura que todo lo censura, incluso su página cultural. Todo empieza cuando contrata a un universitario recién egresado, Monteiro Rossi, para que escriba notas necrológicas de escritores recién fallecidos o próximos a desaparecer, porque “hay que adelantarse a la muerte”, sostiene Pereira. Pero este joven da un tinte político a sus necrológicas, inaceptables de publicar debido a la censura.
Por esta razón ya no pueden publicarse necrológicas en contra del poeta fascista Gabrielle D’Annunzio. Ni a favor del poeta ruso Vladimir Mayakovsky, quien se suicidó por la presión del aparato soviético burocrático. Tampoco puede escribir acerca de las extrañas circunstancias en las que murió el español Federico García Lorca. Esto debido a que el director del diario define a Pereira como provocador e inconsciente y que el periodismo no necesita ni de uno ni de otro, que deben tener fe en los mismos ideales y no dar a conocer la imperfección del Estado.
Conocer al joven revolucionario y a su novia Martha, le provocan confusiones. Busca a un amigo sacerdote para pedirle consejo. “Has cometido pecado contra la carne?”, le pregunta el sacerdote. “La única carne que conozco es la que llevo encima”, contesta el doctor Pereira. Entonces consulta con su médico de cabecera: “contraté al joven para escribir necrológicas, pero solo me envía artículos delirantes y revolucionarios, como si no supiese en que país vivimos; lo protejo, a él y a un primo que combate en las brigadas internacionales en España”.
En un clima cada vez más crítico, el director del diario Lisboa pide al doctor Pereira que ya no escriba más sobre escritores franceses. Que en cambio escriba sobre el gran poeta nacional Camoes.
Sostiene Pereira continúa despertando interés y destaca entre las historias destinadas a perdurar. El escritor Antonio Tabucchi explicó que Pereira significa árbol de peras y como todo árbol da frutos. “Además es un apellido de origen hebreo. Con esto quise hacer un homenaje a un pueblo que ha dejado una gran huella en la civilización portuguesa y que ha sufrido las grandes injusticias de la historia”.
En 1996, el director portugués dirigió a Marcello Mastroiani en la versión cinematográfica del libro. Es una una casi perfecta trasposición en imágenes de la novela de Tabucchi. Están muy bien dadas las relaciones del viejo periodista Pereira con su nuevo y joven colaborador, Monteiro Rossi y Marta, ya que a través de ellas llega a una personal toma de conciencia que le lleva a ayudar a sus amigos a favor de las fuerzas republicanas españolas y también a cambiar sus cotidianos hábitos de vida. En ningún momento Roberto Faenza hace una labor personal y creativa, se limita a poner en imágenes el texto de Tabucchi, pero lo hace muy bien y de manera muy cuidada. De manera que tanto el apasionado lector de la novela original, como aquel que la desconozca, pueden quedar satisfechos con esta producción.
Roberto Faenza, aunque es un regular artesano, en esta película demuestra ser un buen director de actores, así lo demuestra el excepcional trabajo del veterano Marcello Mastroianni, en una de sus últimos papeles como actor; el del joven Stefano Dionisi, y también, en papeles más secundarios, del francés Daniel Auteuil, la alemana Marthe Keller y el portugués Joaquim de Almeida.