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Jueves, Noviembre 21, 2024

"Each afternoon you train baboons to sing"
King Crimson

Los medios masivos de comunicación, también considerados como medios de comunicación masiva o de comunicación social, determinaron la manera de comunicarse durante el siglo XX; la comunicación muchas veces se limitó a las experiencias de la propaganda o la publicidad, o peor aún, de la mercadotecnia.

De esta manera, primero los periódicos y el cine, luego la radio y posteriormente la televisión, estos medios conformaron la manera de hacer llegar información a la población la que, de acuerdo con los teóricos, no puede desligarse del contenido social, político, económico y, por supuesto, ideológico.

SOCIALIZACIÓN Y EDUCACIÓN

Sin embargo, estos medios tenían una serie de características comunes a todos ellos. En primer lugar, puede considerarse que estaban diseñados para llevar mensajes idénticos a una gran cantidad de personas al mismo tiempo; los espectadores difícilmente podían determinar el día y la hora en que pasaban la película que deseaban ver; mucho menos podían hacerlo con respecto a la radio ni a la televisión.

En el caso de los periódicos y revistas, la gente podía “escoger” el momento en que se acercaba a ellos, pero la esencia de este medio se basaba en la temporalidad. Pocas personas leían periódicos atrasados e, incluso, existía la frase de que no había nada más viejo que el periódico de ayer.

Si bien el uso de los medios de comunicación tradicionales sí implicaba una intención manipuladora, se pensaban en el grupo, en la colectividad. El periódico se veía como “el parlamento diario de los pueblos”, el lugar donde la comunidad se reúne para hablar de los temas que le interesan; de la misma forma, los programas de radio y televisión estaban hechos para consumirse en comunidad, en familia.

Esto hacía posible, por ejemplo, la existencia de programas como “La hora nacional”, en la que todos los domingos en la noche se enlazaban todas las radiodifusoras del país para escuchar un programa de la Secretaría de Gobernación. Si no lo querías escuchar, la única alternativa era apagar el radio.

También, en esa época se enlazaban los presidentes en cadena nacional para dar informes que consideraban importantes. Sin embargo, estas prácticas han ido perdiendo eficacia en los últimos años con el advenimiento y auge de los medios de comunicación electrónicos.

Los medios de comunicación electrónico se centran en el fenómeno de la computadora personal, y sobre todo, la internet, la red que enlaza servidores y computadoras de todo el mundo.

Radio, televisión, cine y prensa han tenido que ir cambiando sus formatos, se han tenido que adaptar y, en el caso de los periódicos, se enfrentan ahora a la disyuntiva de desaparecer o de cambiar tanto que podrían perder lo que aparentemente era su razón de ser, esto es, la difusión de noticias.

WORL WIDE WEB

Internet ofrece varias posibilidades. En primer lugar, la multimedia. Esto es, el usuario puede, en un solo lugar, tener acceso a textos, información, datos, videos e información que le sirva, al menos en teoría, para contextualizar y complementar la nota que está viendo.

La pandemia nos tomó desprevenidos. A pesar de que en la cultura popular y los medios científicos se pensaba en la amenaza de la pandemia, nunca nos imaginamos lo que en verdad nos deparaba. Una enfermedad relativamente poco mortífera, en las peores condiciones sanitarias que la convirtió en una pesadilla.

Otra posibilidad que ofrece internet, a diferencia de los medios tradicionales, es que a un costo relativamente muy bajo, es posible acceder a información de todas partes del mundo; además, el usuario escoge lo que ve y cuándo lo ve. O lo que estudia. Mientras escribo esto, participo en una reunión sobre la eventual vuelta a actividades de una universidad pública mexicana, y, sorpresa, internet toma una importancia preponderante.

La influencia de periodistas y líderes de opinión tradicionales se va perdiendo en favor de los llamados “influencers” que por lo común, banalizan la información y lejos de buscar la objetividad, editorializan y brindan información sin ninguna edición ni revisión previa, con lo que muchas veces transmiten mentiras, falsedades y engaños, tanto de manera inadvertida como de forma culpable.

También, los medios de comunicación por internet, además de un acceso en el horario que más acomode al usuario, están diseñados para verse sí, por millones de personas, pero que tienen un acercamiento individual, no comunitario, a ellos.

En un juego de narcisismos, la gente opina sobre los temas, cree que por ello participa, pero solo lo hace desde el muy limitado espacio de la sección de comentarios o “likes” de cada uno de esos programas.

Además, el surgimiento o recomposición de las redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram en canales de información, ha hecho que no solo se agudice el abandono de los medios tradicionales, sino que la gente solo se informe de lo que le gusta y por gente con la que está de acuerdo.

TECNOLOGÍA Y COMUNICACIÓN

Hasta hace muy poco tiempo, se decía que las cartas de amor o las dirigidas a familiares o amigos cercanos, debían ser manuscritas. Utilizar la máquina de escribir era anatema. "¡Cómo podrás hablar con el corazón, si empleas ese grosero artefacto tecnológico!" me llegaron a reclamar. En tiempos más recientes, muchas personas siguen considerando, por ejemplo, que las generalmente cursísimas invitaciones de boda deben entregarse personalmente -que las ciudades modernas abarquen incontables hectáreas es secundario- o que sin importar si el remitente se encuentre en la Tierra de la Reina Maud, las cartas "personales" deben enviarse por correo. Ni hablar de teléfonos o e-mails.

El mundo se ha dividido en dos bandos. Los que hacen tecnología y los que se quejan de ella, de tal manera que es fácil imaginar a los pintores de las cuevas de Altamira discutiendo, al calor de una buena hoguera -extraordinario adelanto tecnológico- la manera en que las nuevas tecnologías amenazaban a los creadores, del mismo modo que ahora podemos leer por internet miles de palabras denostando, precisamente, a la world wide web.

Tal vez, lo que se pierde de vista es que la tecnología y el hombre son, básicamente, inseparables. Benjamin nos definió como "hacedores de herramientas" y desde el punto de vista etimológico, "tecnología" es el discurso de las artes estéticas y aplicadas aunque, claro está, el término ha ido variando de significado para convertirse en la actualidad en algo diferente, desvinculado muchas veces de las creaciones intelectuales.

Algunos estudiosos aseguran que es probable que esta controversia se origine en un mal entendido. Muchas veces suponemos que todo aquello que nos aleja de nuestro entorno "natural" nos es ajeno, que la tecnología nos traiciona pues cuanto logramos por medio de técnicas e instrumentos nos aleja de una vida parecida, por ejemplo, a la de los monos aulladores.

Privilegiamos la espiritualidad, la música, la literatura, la contemplación de la belleza, la religión, la política y otras actividades similares como esenciales del animal humano. Sin embargo, la verdad es precisamente lo contrario. Los castores construyen diques que modifican el entorno; las hormigas con sus túneles y las termitas con sus túmulos de vivienda, hacen lo mismo. No obstante, ningún animal fuera del humano tiene creaciones simbólicas para interpretar la realidad. Cuando un perro mueve la cola no lo hace en términos de lenguaje, no está metaforizando; simplemente la mueve porque está contento, no quiere -ni puede- expresar nada más; le está vedada la oportunidad de interpretar una realidad. El lingüista Edward Sapir aclaró el punto: "esas exclamaciones instintivas no constituyen una comunicación en el sentido estricto de la palabra".

EDUCACIÓN Y CULTURA

Junto con el fenómeno de la educación, tenemos el de la cultura, término que en el lenguaje actual se refiere a dos conceptos diferentes. Puede ser el gusto por las bellas artes y las humanidades, como cuando se habla de una “persona culta”, o el conjunto de conocimientos, creencias y formas de interacción que poseen en común los miembros de un grupo determinado, definición que Gabriel Zaid considera absurda: “La confusión empezó dando a esto y aquello un espaldarazo cultural. Era un paternalismo que decía: Yo, que soy culto, te legitimo como igual”. (Zaid, 2006)

En un principio, se toma cultura como un antónimo de barbarie o falta de civilización, de manera que el concepto va ganando significados y perdiendo otros. En la actualidad, nadie piensa en cultura como el cultivo de la tierra, aunque de alguna manera, la cultura humana moderna haya aparecido con este desarrollo tecnológico.

Gabriel Zaid en “El primer concepto de cultura”, publicado en la revista Letras libres explica: “La palabra cultura (en latín) es anterior a los conceptos de cultura. El primer concepto de cultura apareció entre los romanos, sin recibir un nombre especial. La palabra culturas (en plural) es tardía”, (Zaid 2006) y enfatiza el concepto romano como el primero de este término, referente a tener presente lo mejor del pasado, consagrarlo, aunque no fuese romano, interrogarlo, conversar con los clásicos, medirse con los clásicos, continuarlos”.

La cultura es un fenómeno social relacionada no solo con la transformación de la naturaleza, y de la realidad, sino con la necesidad de organización en torno a ciertas premisas, que Hanna Arendt, en La condición humana, identifica como: “(…) vita activa me propongo designar tres actividades fundamentales: labor, trabajo y acción. Son fundamentales porque cada una corresponde a una de las condiciones básicas bajo las que se ha dado al hombre la vida en la Tierra”.

De estas tres, la filósofa asegura que la acción “es la única actividad que se da entre los hombres sin la mediación de cosas o materia, corresponde a la condición humana de la pluralidad, al hecho de que los hombres, no el Hombre, vivan en la Tierra y habiten en el mundo.

El ser humano, entonces solo es tal en comunidad y, como decían los romanos, morir es dejar de estar entre ellos. Gabriel Zaid puntualiza que: “La cultura como libertad que crece gracias a las grandes obras literarias, musicales, visuales, no es la cultura de los etólogos, ni de los antropólogos”. Precisamente, la educación y la instrucción es lo que nos da en gran media esa idea de comunidad.

Aunque para la mayoría de las personas la realidad es algo que existe por sí misma, sin importar si la gente la percibe o no, es un hecho que esta es más que nada una construcción del ser humano. Construimos “nuestra” realidad en la medida que la dotamos de sentido y significación, Estas explicaciones son, siempre, culturales, no personales. Gänderfors explica: “La ventaja de liberarse del entorno por parte del ser humano a través de la comunicación simbólica, del habla, permite compartir progresivamente metas en común; este es el sustrato subyacente del proceso evolutivo de los símbolos”. (Gänderfors, 1992)

Este ser en comunidad se forma, en primer lugar, por el lenguaje, pero también por todas las otras formas de simbolización que nos son propias, como las costumbres, la comida, las tradiciones, las historias comunes. La cultura es lo que nos hace humanos en el sentido de la colectividad, pero también, del logro evolutivo que consiste vivir en comunidades complejas.

LENGUAJE SIMBÓLICO

Peter Gänderfors asegura que el lenguaje simbólico hace posible la colaboración sobre metas futuras pues para planear, es necesario nombrar y dar significados comunes a las cosas. “En el lenguaje primitivo es común el antropomorfismo aplicado a animales. Supone que cazador que si la presa se parece más a él, es más fácil prever su movimiento”. (Gänderfors, 1992) En la actualidad, este fenómeno perdura como cuando hablamos de “la madre tierra” o del “sufrimiento” de la naturaleza.

El mundo se ha dividido en dos bandos. Los que hacen tecnología y los que se quejan de ella, de tal manera que es fácil imaginar a los pintores de las cuevas de Altamira discutiendo, al calor de una buena hoguera -extraordinario adelanto tecnológico- la manera en que las nuevas tecnologías amenazaban a los creadores, del mismo modo que ahora podemos leer por internet miles de palabras denostando, precisamente, a la world wide web.

Tal vez, lo que se pierde de vista es que la tecnología y el hombre son, básicamente, inseparables. Benjamin nos definió como "hacedores de herramientas" y desde el punto de vista etimológico, "tecnología" es el discurso de las artes estéticas y aplicadas aunque, claro está, el término ha ido variando de significado para convertirse en la actualidad en algo diferente, desvinculado muchas veces de las creaciones intelectuales.

Algunos estudiosos aseguran que es probable que esta controversia se origine en un mal entendido. Muchas veces suponemos que todo aquello que nos aleja de nuestro entorno "natural" nos es ajeno, que la tecnología nos traiciona pues cuanto logramos por medio de técnicas e instrumentos nos aleja de una vida parecida, por ejemplo, a la de los monos aulladores.

Sacapuntas

Irene Vallejo
Verónica Garduño G.

El timbre de las 8

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández

Tema del mes

Mentes Peligrosas

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández

Decisiones

Carlos Tello Díaz
José de Jesús González Almaguer y Norma Olivia Matus Hernández

Sentido Común

Hernán Sorhuet Gelós

Mirador del Norte

G. Arturo Limón D
G. Arturo Limón D
G. Arturo Limón D
G. Arturo Limón D
G. Arturo Limón D

Sala de maestros

Maestros en la Historia

Tarea

Juan García Ponce
Melody A. Guillén
“pálido.deluz”, año 10, número 129, "Número 129. Usos múltiples de la comunicación y de la enseñanza de lengua (Junio 2021)", es una publicación mensual digital editada por Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández,calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, C.P. 11420, Tel. (55) 5341-1097, https://palido.deluz.com.mx/ Editor responsable Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández. ISSN 2594-0597. Responsables de la última actualización de éste número Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, CDMX, C.P. 11420, fecha de la última modificación agosto 2020
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