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Martes, Abril 23, 2024

El cura cree que es ateo/

El alcalde, comunista/

Y el cabo, jefe de puesto/

Piensa que es un anarquista

El Maestro/ Patxi Andión

Cuando todo mundo esperaba la conclusión del ciclo escolar 2020 – 2021 en la modalidad obligada, a distancia, de pronto la autoridad federal anunció que el 7 de junio se reabrirían las escuelas en Ciudad de México.: -¿Es en serio? -¿Pero qué necesidad? -No tienen ni idea de lo que pasa en los planteles de educación básica. -Lo que es decidir tras un escritorio. -Es unas decisión política, etc. Muchas fueron las expresiones de los maestros y aun de ciertos sectores ajenos al magisterio.

¿En verdad fue una insensatez la declaración de las autoridades?  ¿Qué es lo que se debe anteponer? ¿Qué se gana y qué se pierde? ¿Qué subyace al regreso ya o por qué sería mejor esperar?

Pensemos que se regresa. Imaginemos cómo estarán  las escuelas después de un largo abandono, natural, obligado por las circunstancias vitales. No es difícil ‘ver’ la fauna nociva que se ha de haber multiplicado, porque, es cosa común que haya en los planteles. ¿Qué tiempo se necesita para fumigar adecuadamente? ¿Cuáles serán las condiciones de las instalaciones hidráulicas? ¿Los bebederos? ¿La limpieza obligada de las  cisternas? ¿La revisión de las condiciones, de por sí deplorables en muchas escuelas, de los sanitarios? ¿La instalación de pantallas de acrílico entre uno y otro estudiante? ¿Quiénes y cómo se harán los filtros sanitarios? ¿Serán los trabajadores de asistencia, los maestros, los padres de familia o una mezcla de éstos?  Hasta ahora, lo que se ha ofrecido es una cantidad de gel, desinfectante, termómetros que dadas las características de sobrepoblación de muchas escuelas, resultan insuficientes, como medida y por la cantidad que se anunció.

 Es cierto que la cantidad de infectados y muertos por la pandemia ha bajado considerablemente y que, también, tarde o temprano,  aspiramos a la normalidad. Sabemos que ésta, como lo anunció la autoridad de salubridad, desde un principio, es una nueva normalidad, que el mundo cambió y que debemos ajustarnos  ello. Las maestras y los maestros mexicanos lo  han hecho con gran responsabilidad, al ajustar y habilitar sus espacios  como salón de clases; han invertido  en equipos de cómputo para lograr una mejor conexión virtual y, por ende, favorecer el desarrollo de las sesiones y el aprendizaje de sus alumnos. Se desgastan al revisar trabajos enviados por internet, hacen malabares para intentar que se conecten sus alumnos, enfrentan una presión para evaluar, entregar y, en ocasiones, para entender y ejecutar disposiciones de la autoridad, no siempre regidas por la sensatez.

Es obvio, pues, que lo ideal es estar en el salón de clases, en la interacción adecuada que promueve debate, razonamiento y síntesis interesantes en el pensamiento de sus estudiantes, lo que deriva, necesariamente, en mejores aprendizajes. ¿Por qué resistirse, entonces, el regreso a clases? Pienso en un gran número de maestros que así lo han manifestado. Pienso en mí, yo tampoco estoy de acuerdo en un regreso prematuro, aunque ahora esté de sabático y no me perjudique directamente. Pero es, por decir lo menos, una insensatez. Lo es, porque a los argumentos dados en un principio, hay que agregar los de carácter pedagógico. ¿Qué beneficios se obtendrán cuando, de regresar en esa fecha, prácticamente está concluido el curso, y hasta evaluado?  ¿Van a aprender más los alumnos en ese corto tiempo? ¿Es para empezar a socializar de nuevo, sobre todo los niños y los jóvenes? ¿Es un ensayo para ver cómo será ya a partir del próximo año?  De ser cierta esta última cuestión, pues que vayan a experimentar a un laboratorio: con la vida no se juega. Pero aun en el supuesto de que serían mínimos los riesgos, no había ninguna prisa si en verdad se quieren hacer bien las cosas.

Una de las demandas más sentidas de muchos profesores es regresar hasta que la vacunación tenga efectos de universalidad: “Mientras no esté vacunada toda la población, no hay regreso”, afirman. No es, para nada, descabellado el asunto, si pensamos en la capacidad que tiene el virus de propagarse, y si bien los niños, hasta ahora, son una población menos vulnerable, no están exentos, ni los maestros ya vacunados al entablar contacto con la comunidad educativa, también conformada por los padres de familia.

La autoridad dice que el regreso será voluntario,  pero ya sabemos que esa voluntad puede transitar a la obligatoriedad. El SNTE,  alineado con la SEP, dice que no hay obligación de los maestros para regresar. ¿Y si los padres presionan para que se regrese así sea en ciertas comunidades educativas? ¿Si el regreso a las escuelas particulares,  que ya habían amagado desde antes  para regresar, lo hacen ahora, aprovechando la postura oficial?  ¿Si en esa voluntariedad, algunos padres deciden que sus hijos vayan y otros deciden lo contrario, cómo se medirá, controlará y llevará a cabo el proceso enseñanza- aprendizaje? ¿Híbrido, mixto y discontinuo a la vez? Menuda labor para los maestros y las maestras. Se habla, también, de que algunos estudiantes irían lunes  y miércoles, otros martes y jueves, y los viernes para aquellos que presenten retraso. Muy bien, pero insisto. ¿No era mejor esperar al inicio del siguiente ciclo escolar?

Pareciera que se les otorga a las comunidades educativas la capacidad de decidir. Suena bien, pero en esas condiciones de peligro y ambigüedad, resulta fuera de lugar. Una muestra de gobernanza hubiera sido que se anunciara el eventual regreso en agosto, dada la baja de infectados y muertos. Se daba tiempo para atemperar, quizá, el virus y sus efectos, llegar a más población vacunada o inmune, limpiar y habilitar las escuelas, preparar con seriedad y tiempo la logística que habría de seguirse, sin ambigüedades, proponer y escuchar, sobre todo, las propuestas emanadas de los Consejos Técnicos Escolares, etc. No se gana nada con esa declaración oficial. Se regrese o  no, por obvias razones. Si se regresa, ya se mencionaron las problemáticas estructurales, sanitarias y logísticas que ello implica. Es asumir riesgos innecesarios y no es poco lo que está en juego. Asimismo, no hay ninguna ventaja pedagógica, al contrario. Si se decide que no, porque la mayoría de los maestros y su resistencia obliga al gobierno a dar marcha atrás, cabe perfectamente el adagio popular: ¿Para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo? O bien, ¿para qué jalarle los bigotes al tigre?

Los grandes beneficios de asistir a la escuela nunca se han puesto en duda, aun con los alcances de la informática y las nuevas formas de acceder al conocimiento. Porque la escuela es el espacio de aprendizaje y también de interacción social, crecimiento ciudadano y encuentro con la identidad y los sentidos. Sabemos que la escuela, como cualquier otra actividad humana, no saldrá ni ha salido indemne de esta pandemia. Esa escuela nueva, hoy más que nunca, reclamada por todos, potestad de todos, deberá erigirse desde el fondo, como ha ocurrido siempre, con el concurso responsable, libertario y decidido de sus maestros y maestras. Regresaremos y reconstruiremos, paulatina pero denodadamente, la escuela que se requiera, pero no antes de que haya las condiciones mínimas de operación y servicio.

Sacapuntas

Irene Vallejo
Verónica Garduño G.

El timbre de las 8

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández

Tema del mes

Mentes Peligrosas

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández

Decisiones

Carlos Tello Díaz
José de Jesús González Almaguer y Norma Olivia Matus Hernández

Sentido Común

Hernán Sorhuet Gelós

Mirador del Norte

G. Arturo Limón D
G. Arturo Limón D
G. Arturo Limón D
G. Arturo Limón D
G. Arturo Limón D

Sala de maestros

Maestros en la Historia

Tarea

Juan García Ponce
Melody A. Guillén
“pálido.deluz”, año 10, número 129, "Número 129. Usos múltiples de la comunicación y de la enseñanza de lengua (Junio 2021)", es una publicación mensual digital editada por Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández,calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, C.P. 11420, Tel. (55) 5341-1097, https://palido.deluz.com.mx/ Editor responsable Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández. ISSN 2594-0597. Responsables de la última actualización de éste número Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, CDMX, C.P. 11420, fecha de la última modificación agosto 2020
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