Vincent, aquel personaje que nos ha mostrado la historia como depresivo, tímido, iracundo… si… es verdad, todo eso es verdad. Pero también con una alta dosis de genialidad. Se dice que es uno de los pilares de la pintura universal al lado de Leonardo Da Vinci y Pablo Picasso.

Vincent Willem Van Gogh nació el 30 de marzo de 1853, en Groot Zundert, en la región de Brabante, en los Países Bajos. Fue uno de los siete hijos de Theodorus Van Gogh (1822-1885), pastor de la iglesia Reformada Holandesa y Anna Cornelia Carbentus (1819-1907), hija de un artesano encuadernador.

Vincent Van Gogh mostró desde joven una gran sensibilidad y una pasión por el arte y la naturaleza. Comenzó su carrera a los 27 años, después de trabajar como comerciante de arte y pastor. Se mudó a Bruselas para estudiar arte y posteriormente se estableció en París. Donde conoció a artistas como Paul Gauguin y Emilie Bernard.

En 1888 se muda a Arlés, en el sur de Francia, donde pintó algunas de sus obras más famosas, como “La noche estrellada” y la serie de “los girasoles”, su estilo postimpresionista caracterizado por pinceladas gruesas y colores vibrantes, revolucionó el mundo del arte donde influyó y sigue influyendo a generaciones de artistas.

El color amarillo corre por mis venas.

Cuando Vincent conoce y replantea el uso del color amarillo en su obra, lo hace como sólo el podría hacerlo; es decir le da un nuevo significado a la calidez y la pasión… sólo él podía hacer que los trigales vibraran y se estremecieran, podía hacer que el sol cubriera cada poro de la tela en el bastidor de manera única… Van Gogh se comía los restos del amarillo que quedaba en el pincel. (Posteriormente esta práctica le traería consecuencias).

Para qué son los hermanos?

Se dice que Vincent no habría llegado a crear lo que hizo, sin el apoyo y sobre todo del enorme cariño que le tenía su hermano Theodorus (Theo)… fue su mecenas, confidente, guía, amigo. Van Gogh cultivó algunas amistades en Arlés, algunos de ellos posaron para sus retratos. En algún momento sintió que alcanzaba la cima, estaba muy ocupado como para sentir soledad, ya había rentado la casa amarilla que era espaciosa, deseaba compartirla con algún otro artista. Gauguin lo contacta y le dice que tiene interés en ir a verlo sin embargo, no tenía dinero para el viaje, es ahí donde entra a escena Theo financiando ese viaje y su estancia en la famosa casa.

Vincent estaba muy emocionado con la llegada de Paul pintó una serie de girasoles sabiendo que esas flores eran del agrado de su nuevo “amigo”. Gauguin estaba incómodo, ya que prefería el bullicio de la ciudad, esa relación poco a poco se fue transformando en ríspida y tensa.

La Oreja de Van Gogh

Un poco antes de navidad, durante una crisis emocional, Vincent amenazó a Gauguin con una navaja, más tarde se cortó el lóbulo de su oreja, llevándoselo después a una prostituta de un burdel de la localidad, pidiéndole que “guardara cuidadosamente ese objeto”. Poco tiempo después Van Gogh fue ingresado en el hospital local; Theo lo visitaba allí, pero Gauguin se fue a París y no volvió jamás.

“Los cuervos vinieron por mi”

La mañana del 27 de julio de 1890, Van Gogh salió como de costumbre hacia el campo, con su atril y sus pinturas. Al parecer, había dicho que los cuervos lo molestaban mucho y quería dispararles, así que alguien le prestó un revólver… de ahí la falsa idea de que se disparó él mismo. Sin embargo, últimas investigaciones, han señalado que un delincuente de aquella localidad, molestaba a Vincent haciéndole bromas pesadas. Y en aquella mañana quiso asustarlo “accidentalmente” disparó en el vientre del pintor. Como pudo llegó hasta su habitación, con una herida grave, al llegar allí se desplomó, fueron llamados tanto el médico local y su gran amigo el doctor Gachet.

Gachet envió un mensaje a Theo, quien llegó al día siguiente por la tarde, permaneció al lado de su hermano las pocas horas en que siguió con vida. Al caer la noche, Theo tomó en sus brazos a Vincent, y éste dijo sus últimas palabras: “Así es como quisiera irme, de ésta manera”. Con una bala alojada cerca de su corazón y en medio de un ataque epiléptico, falleció el pelirrojo holandés, de mirada seria y de muy escasos amigos. Vincent Van Gogh, a la una treinta de la mañana del 29 de julio de 1890.

El caso de Vincent Van Gogh es uno de los más impactantes ejemplos de recuperación historiográfica, incluso de mitificación, de un artista muerto en el olvido. Dicha tarea se inicia justo después de su muerte gracias a la compilación del epistolario de Van Gogh, llevada a cabo por su cuñada y divulgada en español bajo el título “Cartas a Theo”.

…“Se puede tener, en lo más profundo del alma, un corazón cálido, y sin embargo, puede que nadie acuda jamás a acogerse a él…”

V.V.G.