Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán
Armando Meixueiro Hernández
Ayer, yo visité la cárcel de Sing Sing
En una de sus celdas solitarias
Un hombre se encontraba arrodillado al Redentor
Piedad, piedad de mí, mi gran Señor.
Bienvenido Brens
Construida desde el siglo XIX y ubicada en Ossining, Nueva York, se encuentra la prisión de Sing Sing, una de las cárceles más famosas de alta seguridad de los Estados Unidos de Norteamérica.
En este lugar, un grupo de presidiarios deciden realizar un proyecto ligado al teatro como forma de humanizarse y rehabilitarse. En la pequeña pero poderosa compañía ensayan y montan obras clásicas, así como otras escritas por alguno de ellos, dirigidos por un director dramático veterano y solvente. Entrenarse y actuar, no solo los mantiene ocupados y entretenidos, sino que los hace trabajar creativa y democráticamente en el arte y profundizar en los intersticios del alma humana. Se trata de la película Las vidas de Sing, Sing (Kwerd, G. Estados Unido, 2023) que ha sido nominada a distintos premios por el mundo.
La historia que se comparte en este filme está basada en un hecho real que incluye dos evidencias incuestionables: algunos de los actores que ven en la película son parte de este proyecto RAT (Rehabilitación por medio del Arte Teatral) y los videos caseros que se pasan con los créditos, hacia el final del filme, no dejan lugar a dudas.
El líder del proyecto es un reo apodado Divine G, un hombre empático, que se formó como bailarín y en escuelas de teatro de Nueva York, en las que ─sostiene─ la disciplina es tan fuerte como en cualquier deporte de alto rendimiento. Él Cometió un error en su vida y ahora pone todo su empeño existencial dentro del presidio para consolidar su grupo teatral, con trabajo persistente y con gran vitalidad y entusiasmo. Divine G también escribe la mayoría de las obras que han de montarse y apoya a sus compañeros tanto emocionalmente, como en cuestiones legales.
Pero Las vidas de Sing, Sing no cae en los lugares comunes de un proyecto terso y con un final exitoso y feliz. Rompe con esto desde cómo se recluta a los actores, cómo se escriben las obras, las votaciones para escenificar tal o cual obra, la caída en depresión del líder después de que le niegan una revisión de la sentencia, la muerte por enfermedad del segundo de a bordo del RAT.
Otra de las grandes virtudes de la película es retratar cómo el teatro encaja de forma natural entre los prisioneros, como si lo que representan y sus pasados y presente se conectaran, como si siempre los seres humanos estuviéramos en situación escénica. Hay varios momentos en que los actores parecen auto representarse o nos vemos confundidos entre la puesta en escena y la realidad.
Es asombroso en los ensayos cómo caminan en círculos haciendo lo que les pide el director, o los paseos mentales que les dirige en una forma para evadirse de su circunstancia y encontrarse a sí mismos simultáneamente, como en una terapia sin terapeuta. De tal manera que se vive como un tratamiento, una sanación y una recuperación por el arte teatral. Así, lo teatral los aproximara a lo más intimo de sus placeres o penas.
También son impresionantes los aprendizajes que tienen los presos que están en el proyecto, entre ellos, sus diálogos/ monólogos donde ventilan su vida y las de las personas que aman. Sus silencios y sus apoyos dentro y fuera del proscenio. Sus aprendizajes sobre los géneros teatrales, la historia, los vestuarios y la cultura en general.
Para estos personajes la prisión siempre está ahí, con sus límites y sus rejas, pero la obsesión de ellos es la vida y el arte como posibilidad histriónica y existencial. Así por ejemplo, memorizar del Hamlet, durante los ensayos sucesivos, y repetir:
Ser o No ser, esa es la cuestión: si es más noble para el alma soportar las flechas y pedradas de la áspera Fortuna o armarse contra un mar de adversidades y darles fin en el encuentro; morir, dormir, soñar
Por fortuna existen varias cintas que relacionan la vida en las prisiones con el arte teatral como la italiana César debe morir (2012), dirigida por Paolo y Vittorio Taviani o El Triunfo (2020) del francés Emmanuel Courcol, así como existen varias Compañías de Teatro Penitenciario alrededor del planeta, por lo que nos alienta esta película que se viene a sumar al esfuerzo de cambiar la vida de los condenados en las prisiones por medio del arte.