Educar, no significa adiestrar, tampoco informar ni, mucho menos alienar. Es bien cierto que cada época en todos los países del mundo, la educación está regida por un gobierno emanado de la decisión de las mayorías (pensemos en países democráticos o, al menos, que tienen un sistema basado en las elecciones y en el voto popular); si partimos de esa premisa, la educación tendría que estar dirigida al bienestar de esas mayorías que son las que sustentan el régimen, aunque, en los hechos, no siempre ocurre así.
Las democracias modernas y los estados que las representan están sujetas a una serie de compromisos económicos y políticos a los que se deben por lo que el supuesto gobierno de las mayorías queda en entredicho: son sistemas alineados a los poderes fácticos a quienes pagan con sus políticas específicas, sea en el terreno de la seguridad, los salarios, la educación, la salud, el trabajo y muchas cosas más.
Lo anterior no significa que todos los gobiernos sean iguales, pues hay niveles de compromiso, valores propios producto de su propia historia e ideología y vínculos con los grupos sociales, es decir, con el pueblo al que (técnicamente) representan.
En el caso de la educación – si dirigimos la atención a México-, esta ha sido pilar de los diferentes regímenes emanados de la revolución: Obregón, Calles, Cárdenas hasta Echeverría y López Portillo, así como aquellos que desde Miguel de la Madrid (1982 – 1988) hasta Peña Nieto ( 20012 – 2018) se han designado como neoliberales.
La llegada al gobierno de López Obrador en 2018 significó, en teoría, la lucha y la victoria de un pueblo harto de los últimos gobiernos que se volcó en las urnas y que se identificaron con la lucha, el discurso y la propuesta de un personaje que se identificó como de izquierda (a pesar de sus orígenes priistas) que iba a terminar con el neoliberalismo. ¿Qué fue lo que cambió en ese sexenio (2018 – 2024) y en el que gobierna Claudia Sheinbaum desde el 2024 en el terreno educativo? ¿Qué fue lo que cambió o no cambió en esos siete años de gobierno para las y los maestros? No es la pretensión abordar todos los intentos, cambios o matices de gobierno entre estos dos gobernantes y los anteriores, sino hacer una reflexión acerca de detalles muy puntuales.
El intento de Calderón por convertir a las escuelas Normales en bachilleratos técnicos de turismo significaba acabar con la larga tradición del Normalismo y su importancia en la construcción de la nación. No fue así, a pesar del contubernio con Elba Esther Gordillo cacique sindical que se enriqueció y empoderó a través de prácticas corruptas con el manejo discrecional de las cuotas sindicales y las posiciones políticas de sus incondicionales y nefastos líderes. Y no prosperó porque hubo una tenaz resistencia de los grupos independientes al sindicato y las voces, textos y el apoyo de parte importante la prensa libre.
Con la llegada de Peña Nieto al poder se firmó el pacto por México con el apoyo del PRI, PAN y PRD (supuestamente de izquierda) que, en el terreno educativo pavimentó el terreno para imponer la mal llamada Reforma Educativa que, realmente, era una reforma lesiva a los derechos de las y los maestros, que apostaba por las competencias (rebasadas y caducas en gran parte del orbe) y cuyo objetivo era formar estudiantes y futuros ciudadanos dóciles, acríticos y funcionales al sistema económico, es decir, mano de obra barata para estar a tono con los lineamientos del gran capital nacional y de la OCDE.
Cuando López Obrador estaba en campaña, y aun en sus primeros compromisos como presidente para con los maestros, prometió desaparecer la Carrera Magisterial un invento neoliberal que promovía la inequidad, fomentaba la división y no promovía a los más aptos necesariamente. Sin embargo, lo que se hizo fue sustituirla por la USSICAM un modelo que representó una especie como se dice popularmente: de la misma gata nada más que revolcada. O sea, no hubo un cambio sustantivo en el ingreso y promoción del magisterio que se tradujera en beneficios cualitativos y cuantitativos para la gran mayoría de profesoras y profesores. Lo único que sí hay que reconocer es que se acabó con la espada de Damocles que pendía sobre los maestros y que significaba en el esquema de Peña Nieto perder su trabajo, si no resolvía exámenes confusos, estandarizados y ajenos a su tarea.
Así mismo, se comprometió a otorgar plazas a todos los egresados de las escuelas Normales, cuestión que, a la fecha, seguimos esperando. Sheimbaum, tampoco ha movido un solo renglón para cambiar ese estatus.
El presupuesto designado a la educación, con énfasis particular en las escuelas Normales, se redujo, cuando, desde siempre ha sido magro para la mayoría, lo que muestra el poco interés que tienen por las escuelas formadoras de docentes.
Ha habido programas interesantes para mejorar la infraestructura de las escuelas de educación básica, sobre todo, aunque dado el abandono de tantos años, no se ha traducido en escuelas dignas para todos a lo largo y ancho del país. Son muchas las que todavía se encuentran condiciones lamentables para el desarrollo de las tareas educativas al no contar con agua potable constante o suficiente, falta de ventanas, muros en mal estado, escaleras peligrosas y condiciones de insalubridad.
En los días recientes, se habla de una reforma a la ley del ISSSTE que no resuelve las demandas del magisterio ni corrige la esencia de la ley, al respecto, que se promulgó en 2017 durante el calderonato de infausta memoria. No hay solución al pago a pensionados en función de salarios mínimos y no de UMAS Como ocurre desde el gobierno anterior, por lo que la precarización de trabajadores de la educación jubilados se irá haciendo más lamentable año con año.
Para mayor claridad, al respecto, cito a Lev M Velázquez Barriga:
1) Regresar al régimen solidario de pensiones, eliminando las cuentas individuales y transfiriendo a un sistema público los ahorros de los trabajadores, que son administrados por la banca privada.
2) Quitar la tabla de edad ascendente para la jubilación, con la cual extendieron, por mucho, los años laborables de manera diferenciada; de ahí que la demanda sea regresar al derecho de retiro a los 27 años seis meses de servicio, en el caso de las mujeres, y 29 años seis meses, los hombres, para disfrutar de una vejez con dignidad.
3) Tasar y definir las jubilaciones con base en salarios mínimos, no como se hace a partir del sexenio anterior con la unidad de medida y actualización (UMA), debido a que esta última precariza aún más las percepciones de los trabajadores en retiro y no está permitiendo su crecimiento sustancial. En este mismo sentido, se demanda que la UMA no debe imponerse como tope de 10 unidades mensuales; esto es absolutamente desigual con el IMSS, que puede llegar hasta 25 unidades.
4) En resumen, la abrogación completa de la Ley del ISSSTE de 2007 impuesta por Felipe Calderón y de las UMA, en el gobierno de AMLO.
La Jornada. 28 de febrero de 2025.
Una educación popular o ajustada al beneficio de las mayorías, pues, debe sustentarse en la modificación sustancial de sus programas, romper con los paradigmas neoliberales y distanciarse de estos si realmente quieren encabezar un gobierno de izquierda; lo demás, es simplemente discurso.
La Nueva Escuela Mexicana proyecto educativo que se estableció para distanciarse de los gobiernos neoliberales, significa un buen intento por poner a las comunidades educativas al centro. Sus formas operativas y la capacitación que requieren los y las maestras es cosa que debería abordarse con mayor amplitud y sea, tal vez, motivo de otro artículo. No obstante, es un buen paso si se corrigen las inercias administrativas, se resuelven y atienden a fondo las condiciones salariales y laborales de los maestros y se les otorga certeza y mejores condiciones para su jubilación. Si no, es como un edificio sostenido por alfileres, que tarde o temprano asomará sus grietas profundas si no es que ya las estamos viendo. Al tiempo.