Recuerdos desdibujados
en una memoria femenina,
los años, la distancia
y estancia en casa ajena
Sí, era una enorme
escalera de madera
y la cama y la mortaja,
los amigos, la familia
y una niña pequeña.
El juego detenido
sin reloj
y sus amorosos ojos
mirando al interior.
Cuerpo callado
reclamado por la tierra.
Brazos y más brazos
arrancando sin raíz
al corazón,
convidando
misterios de piedra.
Alejado de lo último
que amó.
Fue una tarde sin luz,
sin sol asomándose
por las ventanas
de la habitación.
Sin sus dulces besos,
huérfana de abuelos
bajo voces resilientes.
Y en medio del silencio
la escandalosa muerte.
Ritual sin nombre,
casa sin hombre
en vísperas de primavera.
Luto envejecido
que todavía duele
dejaste lo que no
se supera jamás.
Sin pies ni piernas
para hablar de caminar
heredas
ilusión de continuidad.
A veces eres
árbol, cielo y sombra.
Palabra en bocas locas.
Linaje y desnudo hueso.
Lágrima distraída.
Pasado sin adiós.
Memoria adormecida
revivida entre fotografías.