No tengo nada en contra del escritor y dramaturgo Jon Fosse, ganador del Nobel de Literatura de este año. No puedo hablar de su obra porque la desconozco. Lo poco que leí de él no me provoca leerlo. Aplicaré los derechos del lector de Daniel Pennac. De quien sí puedo comentar es del escritor albanés Ismail Kadaré, uno de los intelectuales más comprometidos de Europa, y mi escritor favorito para ganar el Nobel desde hace varios años. En las páginas de sus libros ha quedado constancia de la dictadura represiva de su país (¿qué dictadura no lo es?), en donde el amor, y todas las relaciones personales, están sujetas a los caprichos y demandas del Estado. En sus obras Kadaré denuncia la maquinaria de la opresión, transportándonos a las antiguas raíces de la civilización occidental, de la tiranía y el terror. Al respecto ha dicho: “En toda tiranía la realidad es doble o triple: está lo que se dice; luego, más importante, está lo que no se dice, pero debe sobrentenderse y luego están las cosas que el Estado dice y que nadie se va a creer y que ellos saben que será así. El principio de cada tiranía es el miedo; lo más importante es que la gente tenga miedo, por el método que sea”. De entre las obras más importantes de Kadaré destacan: El sucesor, El general del ejército muerto y La hija de Agamenón.