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Jueves, Noviembre 21, 2024

Traducción Gabriel Humberto García Ayala

 

En Tomi, sobre el Mar Negro, una noche del 16 de enero, después de Cristo, Publio Ovidio Nasón, poeta y cortesano, soñó que se había convertido en un poeta amado por el emperador. Y como tal, por milagro de los dioses, se había transformado en una gran mariposa.

Era una enorme mariposa, grande como un hombre, con majestuosas alas azules y amarillas. Y sus ojos, desmesurados ojos esféricos de mariposa, veían todo el horizonte.

Lo habían subido en un carro de oro, preparado especialmente para él, y tres pares de caballos blancos lo llevaban a Roma. Él trataba de mantenerse en pie, pero sus delgadas patas no aguantaban el peso de las alas, de tal modo que de vez en cuando se obligaba a reclinarse sobre los cojines con las patas que se agitaban en el aire. En las patas llevaba joyas y brazaletes orientales que mostraba con satisfacción a la muchedumbre que aplaudía sin cesar.

Cuando llegaron a las puertas de Roma, Ovidio se levantó de sus almohadas con gran esfuerzo, ayudándose con las largas patas ciñó su cabeza con una corona de laurel.

La multitud estaba extasiada y muchos se postraron porque creían que era una deidad asiática. Entonces Ovidio quiso decirles que era Ovidio, y empezó a hablar. Pero de su boca surgió un extraño silbido, un silbido agudo e insoportable que obligó a la muchedumbre a poner las manos sobre los oídos.

¿No escuchan mi canto?, gritaba Ovidio, este es el canto del poeta Ovidio, quien ha enseñado el arte de amar, que ha hablado de cortesanas y de maquilladores, de milagros y de metamorfosis.

Pero su voz era un silbido indistinto, y la muchedumbre se apostó delante de los caballos. Finalmente llegaron al palacio imperial y Ovidio, aferrándose torpemente sobre las patas, subió por las escaleras que lo llevaban al César.

Ovidio había compuesto un poemita de versos ágiles, afectados y divertidos que habrían alegrado al César. Pero, ¿cómo decirlos?, pensó, si su voz era solo un silbido de insecto? Y entonces pensó en comunicar sus versos al César haciendo gestos, y comenzó a agitar suavemente sus majestuosas alas coloridas en un ballet maravilloso y exótico. Las cortinas del palacio se agitaron, un viento molesto barría las habitaciones y el César, con irritación, tiró la taza al suelo. El César era un hombre brusco, que amaba la frugalidad y la virilidad. No podía soportar que aquel insecto indecente siguiese frente a él con ese ballet. Batió las manos y los pretorianos se acercaron.

Soldados, dijo el César, córtenle las alas. Los pretorianos desenvainaron sus espadas y, con destreza, como si podasen un árbol, cortaron las alas de Ovidio. Las alas cayeron a tierra como si fuesen suaves plumas y Ovidio comprendió que su vida terminaba en aquel momento. Movido por una fuerza que sentía era su destino, se dio la vuelta y, balanceándose sobre sus atroces patas, regresó a la terraza del palacio. Debajo de él estaba la muchedumbre enfurecida que reclamaba sus despojos, una muchedumbre ávida que lo esperaba con las manos furiosas.

Y entonces Ovidio, balanceándose, descendió las escaleras del palacio.

 

Publio Ovidio Nasón. Nació en Sulmona en el 42, A.C. Creció en Roma, donde estudió retórica y en donde ocupó varios cargos públicos. Fue un gran poeta, dotado de una exquisita cultura helenística, y en la Metamorfosis cantó la apoteosis de Augusto describiendo su transformación en estrella. También escribió El arte de amar y Amantes. Pero su carrera, quizá a causa de un escándalo en la corte en el cual estaba implicado, fue interrumpida por un decreto imperial que lo envió a Tomi, en el Mar Negro, a pesar de las súplicas enviadas a Augusto y a su sucesor Tiberio. Murió en Tomi en absoluta soledad en el 18 D.C.

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“pálido.deluz”, año 10, número 158, "Número 158. Los estudiantes en las encrucijadas del siglo XXI. (Noviembre, 2023)", es una publicación mensual digital editada por Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, C.P. 11420, Tel. (55) 5341-1097, https://palido.deluz.com.mx/ Editor responsable Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández. ISSN 2594-0597. Responsables de la última actualización de éste número Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, CDMX, C.P. 11420, fecha de la última modificación agosto 2020
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