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Bienvenidas y bienvenidos todos a bordo de esta nave llamada Maestría en Educación Básica, la cual despegó de la superficie terrestre en 2011, montada en un diseño curricular emergido de las manos, cabezas y corazones de profesoras y profesores de las Unidades de la Ciudad de México.

Desde entonces y con algunos vaivenes, navegamos hacia lo desconocido, explorando y construyendo la maravilla de la formación y transformación docente y afrontando algunas turbulencias, como la de la pandemia de los años recientes. De hecho, la generación que hoy egresa comenzó sus estudios en 2021, cuando la intención y posibilidades por regresar a la presencialidad eran inciertas. A esta generación le tocó sortear con éxito el segundo proceso de ingreso totalmente en línea, y afrontar en el transcurso, los retos inéditos que imponía una amenaza de dimensiones globales en los espacios educativos.

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Al interior de la nave, en ocasiones parece que se ha perdido la conexión con la base de control en Tierra, el tiempo transcurre a otro ritmo y a través de otros códigos. Cuando enviamos el conocido: “Houston, tenemos problemas”, que en nuestro acaso es “Ajusco, necesitamos ayuda”, parece que dijéramos “Hemos pecado y merecemos el mayor castigo” o su equivelnet en el nuevo idioma que no domino. El “sistema”, el “Consejo”, la “mascarilla”, la “plataforma” se han convertido en palabras encriptadas, lenguaje de un misterioso amo que ha invadido la racionalidad institucional, se ha sobrepuesto a la racionalidad humana y nos ha despojado, como unidad, de la capacidad de desarrollar y solucionar al interior problemas de ingreso y acreditación. Autonomía y confianza son palabras que se han vaciado de significado en la relación hacia nosotros.

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La soledad y la oscuridad llega a dominar el panorama de nuestras actuaciones cotidianas y también cierta desesperanza. Paulatinamente se corta el flujo de suministros: hay espacio y una promesa incumplida de contar con salones, el mobiliario de las aulas se ha deteriorado y lo más importante, el paso y desarrollo de seres humanos, para quienes se ha diseñado la misión social universitaria, se entorpece. No se vislumbra la renovación de la planta docente de la Unidad, o al menos la mejora de las inciertas condiciones laborales, el trabajo administrativo es mirado en menos y el proceso de ingreso de estudiantes se ve limitado por un primer filtro no académico que compromete la continuidad del programa.

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Sobrevivir en condiciones adversas es una verdadera proeza. Eso celebramos el día de hoy. Desde el compromiso de una valiosa tripulación docente que sortea vacíos de comunicación, se esfuerza por solventar las carencias materiales con la generación de un clima propicio para el aprendizaje. Maestras y maestros del programa, la mayoría con perfil de doctorado, se aprestan a sortear los obstáculos y limitaciones de este viaje, para promover y acompañar las trayectorias formativas de las y los estudiantes. Muchas gracias, su esfuerzo y compromiso son el ingrediente esencial de esta labor.

Asimismo, no quiero dejar de reconocer a las compañeras del área administrativa, los cambios y exigencias que se han configurado no han sido sencillos, pero no quitan el dedo del renglón y en muchas ocasiones les toca dar la cara por fallas del sistema. Gracias Cata y gracias Sol.

La razón de ser del programa académico son las y los estudiantes, las y los egresados, quienes no son pasajeros de la nave, son un segmento necesario de la tripulación. Aportan su confianza y su experiencia docente, participan de las discusiones de cada campo de especialidad, realizan contribuciones a través de sus escritos y tesis. Su estancia quizá es temporal, pero de eso se trata, que comiencen y concluyan exitosamente su formación de maestría en poco tiempo. Cada tesis y cada grado académico es una pieza importante que e integra y da solidez a esta nave.

La culminación de los estudios de la generación 2021-2023 es el motivo central de esta celebración

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La ceremonia de entrega de diplomas es un ritual, una tradición que tiene bases fijas, pero se construye y actualiza constantemente. El programa de hoy se ha diseñado con mucho entusiasmo y de manera colaborativa, tal vez ahora no hago mención de las especialidades, pero ustedes sentirán su presencia y su voz. A través de la representación de Elena, Judith y Beto, la generación ha organizado este evento en el que tendremos la participación de dos artistas profesionales, haremos un espacio para presenciar un acontecimiento astronómico, y al final, gastronómico y con música. No omito mencionar que, por segunda ocasión la generación de la Maestría, contamos con una distinguida, generosa y querida Madrina.

Aunque hay más por decir, he intentado ser breve para dar lugar a todo lo que, a bordo de la fiesta que inicia. En ese ánimo sólo me resta felicitar a la generación de la Maestría en Educación Básica que nos convoca el día de hoy, agradecer la presencia de las autoridades del presídium y la de todas y todos los presentes. Aún en condiciones difíciles refrendamos nuestro compromiso con la formación de docentes.

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Educar para transformar