Julio Blanco es el dueño de una prospera empresa de balanzas ( con el apellido del dueño como marca) que quiere ganar un premio de Excelencia Empresarial que otorga el gobierno local. Es un hombre de edad mediana, heredero de la fábrica, que trata – en apariencia- de llevar el discurso de la empresa-familia-feliz con los trabajadores a sus últimas consecuencias, interesándose por los mismos hasta en los mínimos detalles. Pero los problemas comienzas a aflorar cuando un trabajador que es despedido inicia un movimiento afuera de la fábrica y otros trabajadores comienzan a bajar su desempeño en pleno proceso de certificación.
Se trata del filme El buen patrón ( León de la Aranoa, F. España, 2021), que el mes de febrero del 2022 ganó seis de los veinte premios Goyas en España a la que estaba nominada, incluidos los de mejor película y mejor actor ( Javier Bardem). A esa película dedicamos la reflexión de Mentes peligrosas, en esta ocasión.
Fernando León de la Aranoa, es un director de cine español ya con una amplia, reconocida y particular trayectoria con fuertes implicaciones y preocupaciones sociales. Esta inquietud por los problemas de la gente es una constante en otras cintas como: Familia ( 1996) sobre el retrato de un falso clan, en día de fiesta de cumpleaños; Barrio ( 1998) sobre una juventud con escaso presente y futuro en un verano en Madrid solitario; Los lunes al sol (2002) que narra la vida de los desempleados en el puerto de Vigo; Princesas (2005), la vida conflictiva de dos prostitutas en Barcelona; Un día perfecto (2015), da cuenta de los escases de recursos y su cuidado en la guerra de Bosnia: Loving Pablo ( 2017) , sobre la versión de la amante de Escobar en el auge del narcotráfico en Colombia.
La película El buen patrón parecería, que rompería este recorrido crítico de una sociedad que en su velocidad e ímpetu irreflexivo pierde de vista a las personas. En principio es difícil no empatizar con este carismático jefe, preocupado por el correcto funcionamiento de su empresa e interesado por los trabajadores. Entregado, solvente, atento y caballeroso. Con un matrimonio consolidado y una apariencia solvencia moral a toda prueba.
Sin embargo, la semana de la certificación que comienza con una arenga corporativa de Julio Blanco a favor de la unión, el trabajo en equipo y los logros , muestra también fisuras que dan cuenta del desequilibrio: Mireles un gerente de mucho tiempo y gran lealtad está fallando en el algún proceso; un trabajador es despedido y decide realizar una protesta instalándose afuera de la fábrica a veces con hijos, auto y pancartas; comienza una relación con una becaria, etc. La equilibrada vida de Julio Blanco comienza a desbalancearse. La metáfora es clara en la balanza real que esta en la entrada , que también pierde el equilibrio.
Estos casos servirán para mostrarnos el verdadero Buen Patrón que habita en las profundidades de su espíritu y que se manifiesta en implacables actos de poder de diferente grado a favor de mantener la empresa, el estilo y el nivel de vida.
El Buen patrón es el retrato acido de las condiciones en que, a veces, se lee la excelencia, la realización y el logro empresarial, por sobre los problemas reales de los trabajadores que no se resuelven con una salida a cenar o tomar tragos o una plática en la oficina del dueño o con la esposa del trabajador.
El realizador León de la Aranoa no pierde su preocupación social, solo que ahora ilumina hacia arriba, tratando de dar cuenta, de cómo desde esos espacios de grandes oficinas en medio de la empresa con escritorios adornados y panópticos o casa lujosas o gustos caros o negocios prósperos, etc. con frecuencia se cargan pesos ocultos a la balanza para que no se pierda la estabilidad.