Vamos a predecir el porvenir
profeta, hombre de polvo.
Vamos a imaginar que moriremos una mañana…
Fragmento de “Profeta”, de Raúl Navarrete
I
Estoy en el edificio de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García en 1975 o 1976. Incluso, podría ser al principio de 1977, pero me inclino a pensar que fue en el 76. Mi maestro de literatura es Raúl Navarrete, poeta y novelista extraordinario y muy joven; tendría unos 33 o 34 años, y ya había publicado los libros de poesía Siete poemas y El sexto día de la creación (seguramente, en esa época preparaba Memoria de la especie, que publicó en 1978) y las novelas Aquí, allá, en esos lugares, Luz que se duerme y El oscuro señor y la señora. Raúl Navarrete era también guionista y supervisor de argumentos de “Fantomas, la amenaza elegante”, cómic, como se le dice ahora, o “cuento”, según el argot de esos años, publicado por editorial Novaro.
La presencia de Navarrete en Fantomas era notoria. Los argumentos no carecían de sofisticación y elegancia y se mencionaba en ellos a literatos, pintores y músicos, mostrando que el cómic podría servir no solo de entretenimiento pueril e insulso, como se le ha calificado por una parte importante de la intelectualidad, sino como vehículo de cultura.
Por cierto, no solo mi profesor Navarrete trabajó en la editorial del poeta Novaro, sino lo hicieron muchos otros escritores e intelectuales de la época pues don Octavio sabía bien que en México es difícil vivir del oficio de escritor. En esa editorial, además de “cuentos” se publicaron libros de autores mexicanos y fue una de las primeras empresas en traer a México historias de ciencia ficción.
En la historia del cómic mexicano, y mundial, está el hecho de que Editorial Novaro, en los años 70, empezó a hacer historias con dibujos y argumentos producto de intelectuales mexicanos y de Perú, Colombía, España y Argentina, por lo cual en cada país se crearon historias propias que no estaban relacionadas entre sí, ni tampoco con la de los originales estadounidenses o europeos, como en el caso de Fantomas.
Raúl Navarrete murió poco después, de manera trágica, a una edad muy temprana y su obra ha permanecido relativamente en el olvido.
II
El prestigio de Fantomas como un producto de alta cultura llegó a ser tan grande, que en 1975 el argentino Julio Cortázar participa en los trabajos del Tribunal Russell, en el que se abordaron temas de represión y violación de derechos humanos en Brasil y otros países de Latinoamérica.
Cortázar, para ilustrar esto, recurre a un experimento muy cercano a la novela gráfica en el que haciendo uso de muchos recursos visuales, realiza la novela Fantomas contra los vampiros multinacionales.
En la novela, publicada por Excélsior en 1975, el ladrón francés combate a las fuerzas multinacionales de derecha que pretenden apoderarse de la cultura y difundir lo abordado en el Tribunal Russell pues, considera, Latinoamérica está sometida a un virtual bloque informativo por lo que lo único que se informa es lo que conviene a los intereses hegemónicos mundiales, como se puede ver en la actualidad, por ejemplo, en la información escandalosamente sesgada del conflicto entre Rusia y Ucrania.
III
Estas dos pequeñas narraciones intentan mostrar no solo la importancia del cómic en la cultura latinoamericana sino, sobre todo, mostrar cómo un producto cultural puede ser de calidad y aportar a la liberación de los pueblos latinoamericanos.
No todo el cómic y la novela gráfica son los consagrados estadounidenses, aunque así pareciera cuando escuchamos el testimonio de muchos expertos en el tema.