Cuando entras en una librería, los libros te llaman, te gritan, te piden ir contigo. De esta manera salí de una librería, en Austin, Texas, en compañía de un estupendo libro, Llámalo sueño, de Henry Roth, que narra la infancia de un niño judío en los albores del siglo veinte, en un Nueva York frío. O The tao of love and sex, que me sedujo durante una temporada en la que estuve interesado en el tao y en lograr la harmonía con el mundo. O el libro One monday morning, que adquirí en el lejano 1981, que años después leí a mi hijo muchas veces hasta que él supo hacerlo y que ahora le pertenece y que atesora como un recuerdo de su infancia. Una ocasión me perdí en las instalaciones de la Universidad de Texas, en Austin. Mis pasos me condujeron al interior del sitio en donde se catalogan los libros. Me asombré al ver la enorme cantidad de títulos, en diversos idiomas y de diversos temas, el olor que despedía el papel de los libros me convenció de seguir perdido por un rato. Allí encontré, por ejemplo, una novela del alemán Hugo Von Hoffmannstahl titulada Jedermann. También el libro de Rainer Maria Rilke y su relación con la actriz italiana Eleonora Duse. Vi un volumen de Grazia Deledda, que después supe que ganó el Nobel de Literatura. Pero cuando más embobado estaba leyendo los títulos de los libros llegaron los guardias y me sacaron de ese paraíso, como alguna vez lo afirmó Jorge Luis Borges. Afuera mis amigos estaban molestos. Me dijeron que me perdí durante dos horas. Para mí apenas fueron unos minutos.
En estos días de pandemia también he recordado mi visita a una tienda de libros llamada Half Price. En ella venden libros de segunda mano. Allí adquirí algunos tesoros que aún conservo, así como algunos separadores. Y a propósito del pasado 12 de diciembre, la primera ocasión que visité la capital de Texas, me asombró encontrar una calle llamada Guadalupe. Está colmada de tiendas para mí raras. Por ejemplo, en una de ellas venden artículos para la comunidad drag (el término "drag" se refiere a la representación de masculinidad, feminidad u otras formas de expresión de género. Una drag queen es alguien que destaca su feminidad y un drag king es alguien que destaca su masculinidad). Otra tienda que me sorprendió mucho fue una en la que vendían ropa para la comunidad “dark”. Recuerdo que estaba en penumbra. Con gatos en diversos lugares observando silenciosamente a los visitantes. Algunos eran negros y solamente se sabía que estaban allí por el brillo de sus ojos. Obviamente olía a excrementos y orines de los felinos. Y en medio de la tienda un féretro. Bien dicen que los viajes ilustran.