El ser humano es curioso por naturaleza, desde pequeños formulamos diversas preguntas sobre lo que sucede a nuestro alrededor y construimos explicaciones que resultan creíbles para satisfacer nuestra curiosidad.

Es común escuchar a los niños charlando sobre lo que sucede en su día a día, compartiendo los conocimientos que han construido en su afán por explicar los diversos fenómenos que experimentan. En alguna ocasión, un grupo de pequeños decidió enterrar un cuchillo en la tierra cuando notó que las nubes negras comenzaban a ocupar todo el cielo diurno, intentando evitar con ello, que la lluvia interrumpiera su partido de fútbol. Cuando alguien preguntó por qué lo hacían, los demás explicaron que era una forma certera de detener este fenómeno natural, algo similar a lo que nuestros antepasados hacían mediante danzas para agradar a sus dioses.

Este pensamiento mágico, en el que las explicaciones se basan únicamente en experiencias y comentarios de sujetos "con mayores conocimientos" son básicos en el desarrollo integral de cualquier persona. Sin embargo, resulta indispensable que se transformen para dar paso al conocimiento científico y es ahí donde la educación básica tiene un papel trascendental.

Esto no significa que los saberes empíricos de los estudiantes estén equivocados o que deban ser sancionados por las explicaciones que han construido sobre los diversos fenómenos que suceden a nuestro alrededor. Al contrario, estas ideas son la base para la transformación de los esquemas mentales de los niños, quienes podrán contrastar la información que poseen con las observaciones de lo sucedido y el conocimiento creado por diversos científicos a lo largo del tiempo.

Actualmente, el propósito principal de la educación en ciencias es el desarrollo de la competencia científica, la cual es definida por el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés), como "conocimientos científicos y el uso de esos conocimientos para identificar preguntas, adquirir nuevos conocimientos, explicar los fenómenos científicos y sacar conclusiones basadas en evidencias sobre asuntos relacionados con la ciencia" (OCDE, 2006, p. 17). Con el desarrollo de esta competencia se pretende que el estudiante pueda conformarse como un ciudadano consciente de: los asuntos relacionados con la ciencia y de las consecuencias del desarrollo científico sobre la tecnología, el medio ambiente, así como los recursos naturales.

Sin embargo, es muy común que para el desarrollo de las clases de ciencia, los maestros recurran a videos, imágenes o experimentos atractivos donde los estudiantes se maravillen ante la "magia" del momento, aunque en muchas ocasiones la situación no trasciende, provocando que, al paso del tiempo, los niños recuerden esas experiencias, pero sin tener el conocimiento científico que respalde sus explicaciones al respecto.

Con base en los requerimientos de la educación actual, es responsabilidad del maestro colaborar con los estudiantes para que sus conocimientos se enriquezcan con lo aprendido y puedan transformarse en esquemas mentales basados realmente en la ciencia.

Referencias

Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), (2006), Competencia en el área de ciencias en El programa PISA de la OCDE. Qué es y para qué sirve, París, OCDE.