Revisión de la cantante-leyenda en un aspecto desconocido, su activismo, Los Estados Unidos contra Billie Holiday, de Lee Daniels, es extravagante y asombrosa.
Par Renaud Baronian
Le Parisien
Traducción: Gabriel Humberto García Ayala
Fruta extraña (la canción prohibida)
Los árboles del sur dan una fruta extraña/sangre en las hojas, sangre en la raíz./Cuerpos negros balanceándose por la brisa del sur./Extraña fruta colgando de los álamos./Escena pastoril del sur galante./Los ojos saltones y la boca torcida./Aroma de magnolias dulce y fresco./De pronto el repentino olor a carne quemada./Aquí hay una fruta para que los cuervos la arranquen,/para que la lluvia se junte,/para que el viento la absorba,/para que el sol la pudra,/para que el árbol caiga./Aquí hay una cosecha extraña y amarga.
Es una locura, cómo la mirada puede cambiar sobre una personalidad en unos meses ... El pasado mes de abril, el formidable documental Billie -de nuevo en los cines- ya mostraba a la estrella del jazz Billie Holiday (1915-1959) bajo una luz desconocida, restaurando la verdad al presentar revelaciones, tanto de su vida privada como profesional. Hoy, con el film Los Estados Unidos contra Billie Holiday, que le valió a su intérprete principal, Andra Day, un Globo de Oro a la mejor actriz, el director Lee Daniels (Preciosa, la serie Imperio) lleva el asunto a fondo, interesándose, de manera brillante, en la faceta militante, a quien durante mucho tiempo no se consideró en su justo valor.
Una cantante militante
La película comienza en 1947 e inmediatamente enfatiza la canción que debe tanto su gloria como sus desgracias a Billie Holiday, "Strange Fruit". Adaptada de un poema escrito en 1937 por el escritor judío de origen ruso Abel Meeropol, denuncia el racismo y la esclavitud: la canción "Strange Fruit" se refiere el cuerpo de un hombre negro ahorcado. La cantó en 1939 e inmediatamente se convertiría en su mayor clásico, y desde entonces las autoridades estadounidenses intentarían evitar que la interpretara. A partir de 1947, el FBI aumentó su presión y nunca dejó de hacerlo hasta el final de la existencia de la cantante, pero ella resistió.
Es este activismo lo que Lee Daniels quiso resaltar en la película: “Cuando hablas de las grandes figuras del movimiento por los derechos civiles, Billie Holiday no viene a la mente. Pensamos en ella como una cantante de jazz adicta ”, explica el cineasta. Para lograrlo, mezcla ficción y realidad, contando la historia de amor nunca comprobada entre Billie y Jimmy Fletcher, el agente federal a cargo de su vigilancia y que la siguió durante sus años de gira.
Una suntuosa puesta en escena
A esta historia, ciertamente un poco romantizada pero muy creíble y extremadamente apasionante, se agrega la extravagante puesta en escena de Lee Daniels. Lejos de haber querido filmar un simple "biopic", el director, que sabe mucho de las escenas musicales filmadas gracias a la serie Empire nos gratifica con secuencias de multitudes, de conciertos, ambientes tremendamente vivos y emotivos, logrando a una película en la que a veces uno se siente tentado por el deseo de levantarse a bailar y, a menudo, cautivado por las representaciones teatrales de la heroína.
Escenografías, vestuarios, atmósferas de época, todo está recreado de forma brillante, sin dejar nunca de lado la seriedad de la historia, la melancolía autodestructiva de este icono del jazz y la suavidad de las secuencias más íntimas. Con momentos deslumbrantes: "¿Por qué no mostraríamos a Billie en sus momentos más difíciles? No podía tener problemas todo el tiempo; también tuvo grandes éxitos ”, explica Lee Daniels. Con esta alternancia entre períodos de crisis y éxitos deslumbrantes, logra el retrato de una mujer tan grandiosa como agobiante.
Un primer papel asombroso
Lee Daniels, que adora a los músicos, también es un cineasta al que le gusta correr riesgos, como confiar el papel central, importante y legendario de Billie Holiday a alguien que nunca había actuado, Andra Day. Tuvo que insistir: "Nunca en mi vida, le decía todo el tiempo, desde el principio", dice la cantante -quien, como anécdota, hace unos años había venido a ofrecer un mini-concierto en uno de los locales parisinos. Incluso después de dejarse convencer, vivió momentos difíciles: "Para mí todo fue complicado, todo el tiempo, no tuve un día tranquilo de rodaje ..."
Sin embargo, al llegar, estalla la pantalla: ¡qué actuación! Andra Day "es" Billie Holiday,en ocasiones incluso físicamente, y ofrece una interpretación llena de matices: entre momentos de alegría cuando canta en el escenario, golpes de blues, oleadas de ira, a menudo debido al abuso de drogas, resistencia a los hombres que la maltratan, tremendas escenas de soledad, choques con el gobierno que no la deja en paz, que nos hacen tambalear. No solo impresiona con su voz: nació una actriz.