“No se aprecia el valor del agua hasta que se seca el pozo”
(Proverbio inglés)
El agua es esencial para todo lo que respira en el planeta, sin este recurso no es posible la vida. El agua es básica y debe considerarse un derecho universal porque constituye la existencia de todo lo vivo.
Los reportes de escasez de agua debido a la mercantilización que ha causado el capitalismo son alarmantes. Como sabemos, el propósito de este sistema es enriquecerse con el agotamiento de los recursos naturales, entre ellos el agua. Por ello, es preciso evitar la desaparición total de este recurso vital.
Muchas corporaciones se han beneficiado, en gran medida, de este mecanismo. Por ello, el Estado no puede permitir la privatización del agua para fines de venta; el agua potable debe estar accesible, de manera suficiente, para brindar una vida digna a todos. En este sentido, el agua no puede ser una mercancía más, tiene que ser un bien común y no puede ser mercantilizable (Aguilar, Y. 2018, 56:29).
Si bien el capitalismo parte de una visión racional, política y tecnológica, para alcanzar el supuesto desarrollo económico con recursos naturales, se apoya en una visión absurda, irracional e ilógica sustentada en crecer ilimitadamente con recursos de un planeta finito.
Se sabe que gran cantidad de corporaciones han saqueado deliberadamente el agua para abastecer la industria refresquera, la agroindustria, la cervecera, la textil, etc. y, evidentemente, han sobre-explotado otros recursos importantes del planeta. En este sentido no hay justicia social, ya que el Estado ha otorgado múltiples concesiones a empresarios nacionales y extranjeros.
Por lo tanto, el agua no puede ser una cuestión de privilegio. De manera que:
“El asunto del agua, visto en forma integral, forma parte tanto de la cosmogonía sagrada en el más extenso significado civilizatorio y humanista, como del metabolismo corporal y biosférico. Su jerarquía suprema pertenece a la esfera de lo trascendental, que excluye el simplismo reduccionista de cualquier mercantilización profana. El agua no es una mercancía de intercambio trivial ni de negocio para maximizar ingresos, pertenece a la agenda eterna de los inalienables derechos de supervivencia del género humano, que reclaman una solución biosférica; es decir, de solidaridad colectiva de los mejores hijos de la creación, como líquido vital de la nueva civilización humanista a eregir sobre los escombros de la perniciosa globalización” (Jalife, 2018, 2:03:15).
Ahora bien, recordemos que en México no se ha logrado formar una conciencia social sobre la forma de reducir o mitigar la existencia limitada e insuficiente del agua. Por ello, es importante rediseñar políticas públicas idóneas para la gestión del uso del agua, a fin de fomentar su buen uso y sobre todo lograr preservarla.
Aunado a esto, también es importante tomar en cuenta que necesitamos generar conciencia sobre los actos que dañan el planeta, como en el caso de la preservación de las especies, incluso difundir proyectos que aborden la crisis ambiental y que sean sustentables.
Así mismo, diseñar y dar a conocer acciones que todos como sociedad podamos practicar para lograr, en conjunto, un impacto positivo en el medio ambiente y repensar la forma en que nos relacionamos con el mismo, teniendo en cuenta que el tiempo no es infinito.
En este sentido, es importante la participación de todos; es decir, de toda la sociedad y en especial del Estado, porque el problema del agua tiene muchos factores, como la extracción, el saqueo, las concesiones ilícitas; incluso, es un problema estructural, bastante grave, porque abarca problemas de racismo y de clasismo que dan como resultado evidente la desigualdad.
Vale la pena señalar que cuando una población no tiene acceso al agua potable, tampoco puede ejercer otros derechos, como la vivienda digna, la salud o la educación. En suma, afecta las fuentes de empleo por ser uno de los insumos más elementales de cualquier actividad económica, mientras que, en el ámbito político, influye a través del difícil acceso al agua, lo que a su vez se ha convertido en una fuente de conflictos entre comunidades alrededor de todo el mundo.
Entonces resulta que el agua, además de ser vital para el consumo humano y de las demás especies, es el sostenimiento cotidiano de la vida y, sin duda, es esencial para la producción, pues no hay nada en la economía que no utilice agua de algún modo u otro.
Por otra parte, no se puede dejar de lado la necesidad de hacer de nuestro sistema hidráulico un sistema sumamente eficiente y sustentable, ya que en México se encuentra en una situación crítica.
En resumidas cuentas, hoy en día, el problema del agua es una de las principales preocupaciones a nivel internacional, nacional y local, como lo muestran las demandas de la sociedad, que se realizan cada vez con mayor frecuencia. Por ello, es sumamente apremiante atender el problema del agua y asumir las consecuencias de las malas e ineficientes gestiones del pasado por parte del Estado; toda vez que es preciso atender el problema del agua para lograr un futuro de bienestar.
Referencias
Aguilar, Y. (2021). “Lado B: Agua ft. Yánaya Elena Aguilar-Versión Extendida
con Tenoch Huerta”. YouTube.
Jalife, A. (2018). “El trinomio petrolero/agua/alimentos”. YouTube.