Creo que en este juego se logra en ocasiones la antropología perfecta que consiste en la validación del oponente. Muchas veces hay partidos tan cerrados y bien jugados que el público ha aplaudido también al equipo rival, es decir, vemos por unos segundos la utopía de nuestras esperanzas en la humanidad convertidas en realidad, de ahí que me apasione este juego desde hace tantos años.
El mexicano para echar relajo, término que viene de la cultura popular, necesita un pretexto, el pretexto antecede a la fiesta, la ceremonia, el festín, cualquier sitio donde vamos a echar relajo. Este pretexto puede ser de índole religioso, puede ser de la Virgen de Guadalupe, puede ser el cumpleaños de una persona que tal vez ni conocemos, pero llegamos ahí de colados, puede ser algo a veces muy remoto, como el 5 de mayo, la gente no sabe muy bien qué pasó el 5 de mayo, pero está ahí la fiesta
Por qué se reunieron, eso cada vez importa menos y entonces las fiestas mexicanas religiosas acaban pareciéndose a las no religiosas porque la dinámica es la misma, se oye la misma música, vienen los mariachis, el tequila, entonces se convierte sólo en la oportunidad de estar ahí, ver a tu compadre, comer tacos, oír la música
Es por ello que muchas de las principales actividades deportivas suceden en las tribunas, es una constatación evidente que, en México, el público hace más esfuerzo que los jugadores.
Muchas de las cosas que más se idealizan suceden en la mente de los exiliados, quienes evocan las cosas que perdieron, por eso en México cuando mi padre me hablaba del Barcelona era una cosa maravillosa, en esos tiempos en que no había televisión satelital, era un equipo de fantasmas que siempre ganaban por goleada, en la mente de mi padre era un equipo poderosísimo”.
Con la televisión en México se pueden ver los partidos de ese club, y por la diferencia de hora, como los partidos suelen ser de noche en Europa, es la hora de comer en México. Ahora me pregunto qué pasaría si Cataluña se independiza de España y tengo la teoría de que lo que mantiene a Cataluña no es el deseo de permanecer en el país, sino porque si se independiza Cataluña, por disposiciones de la UEFA no podría jugar más que con equipos catalanes, es un tema complicado”, aseguró Villoro levantando nuevamente las risas del público reunido en el Instituto Cervantes de Nueva York.
Me doy cuenta de la capacidad de autoengaño que se necesita para apoyar equipos en México. A mí en lo personal un equipo muy perdedor me cansa. Es un desafío a la identidad apoyar por ejemplo al Necaxa, que es mi equipo de toda la vida, que se mudó a Aguascalientes.
Es que en Aguascalientes está la principal planta ensambladora de Nissan, y a los japoneses les gusta el futbol e ir al estadio, y coincidentemente el equipo tiene los colores de la bandera de Japón. Entonces estoy en Aguascalientes viendo a mi equipo, apoyado por gente completamente extraña, y ahora eso es algo que representa también mi identidad porque el Necaxa es el equipo de mi infancia y en la vida puedes cambiar de todo, pero la última instancia legítima es el equipo de futbol, porque eso es como querer cambiar de infancia, querer ser otro niño.
Llegué a Europa, y en los lugares que yo iba visitando había un servicio de American Express que permitía que la gente que iba viajando pudiera recoger cartas, aunque no tuviera cuenta. Entonces mi padre me escribía a distintos lugares y siempre en su carta estaba agregada la tabla de resultados del futbol. Eran partidos mentales para mí que sólo podía imaginar a partir de los resultados. El futbol tiene mucho de ejercicio mental. Yo recuerdo que los primeros partidos que seguí los escuché por la radio, había grandísimos narradores que sin duda poblaron par siempre mi imaginación de metáforas.