Por las noches vemos en la televisión, en los programas del Mundial de Qatar, seres livianos, en un mundo de lujos, acostumbrados a viajar, comer en restaurantes elegantes, con grandes construcciones de fondo; unos futbolistas, otros conductores de televisión. En el olvido quedaron más de 6 mil 500 trabajadores migrantes que murieron en la construcción de los estadios, también seres líquidos, acostumbrados al cambio, a la incertidumbre del futuro laboral, algunos se suicidaron por el estrés laboral. Del otro lado de la televisión vemos historias de éxito, culpables de no ser igual de exitosos. Es el mundo de las emociones, de la incertidumbre, del miedo, de la ansiedad, el mundo del éxito individual, los seres exitosos están parados sobre los cadáveres de miles de migrantes.