Al centro busco y encuentro
mi ombligo enredado
en el eje de un trompo
que va apuntando
a la cara más oscura de la luna.
Arriba busco
a las divinidades que habitan
los trece cielos,
alegoría de la composición
de mi universo paralelo.
Cuando la busco,
la encuentro con su
ondulante y larga cabellera,
estruendosa me lleva
y reposiciona mi esencia.
Al corazón no lo busco,
me lo encuentro
siempre a la izquierda,
en mi ala roja y revolucionaria,
animando otra victoria.
Corazón que me encamina
en lenguaje inteligible
hacia lo que es justo y recto.
Mueve mi brazo diestro
y me aleja de la tiranía.
A veces, a ti te busco compañero,
si es de día, ya no te encuentro.
Pero la noche en escaramuzas
descarga mortíferos recuerdos
hasta que en la aurora
firmamos la tregua.