Quiero aprovechar la oportunidad de felicitar a cada uno de los profesionales de la educación y maestros en este, su día. Este septiembre cumplo 43 años de ser maestro, iniciando mi experiencia docente con estudiantes de secundaria y preparatoria. Ser maestro es sinónimo de servicio y pasión para logra el aprendizaje de sus alumnos. No es un trabajo sencillo, como muchas personas piensan, y menos en esta pandemia.
En las últimas semanas, su servidor ha dedicado jornadas de trabajo de más de 12 horas al día para adecuar metodologías y aprendizajes significativos en clases a distancia usando la tecnología digital. Estoy realmente cansado y estresado al dedicar la mayor parte del tiempo en aprender nuevas herramientas tecnológicas e implementar estrategias instruccionales para hacer un aprendizaje efectivo. Y los estudiantes necesitan aceptar que su estilo para aprender necesita cambiar. Antes el maestro les facilitaba la comprensión mediante su enseñanza en clase, ahora los estudiantes requieren de realizar su propio proceso mediante el autoaprendizaje.
El estrés no es nada nuevo para los maestros, pero ante este distanciamiento escolar se está produciendo un pánico ante la incertidumbre sobre si los alumnos realmente están adquiriendo las competencias escolares. Los maestros han necesitado cambiar su manera de evaluar los objetivos y los papás se han convertido en agentes educativos clave en el aprendizaje de los hijos. Cierto que los papás no son los maestros, pero están más involucrados en que sus hijos pongan atención de las clases en sus dispositivos electrónicos, realicen las actividades asignadas por los maestros y cumplan con las tareas.
Muchos maestros estamos exhaustos en dominar las nuevas tecnologías y garantizar que los alumnos aprendan ante la supervisión más de sus padres que de los maestros. Los profesores necesitan reinventar formas de evaluar, están llenos de correos electrónicos y llamadas de los directores, estudiantes y padres solicitando más explicación de las clases, tareas y calificaciones. Estamos siendo bombardeados por una gran cantidad de información que nos impide preparar bien las clases y pensar en nuevas formas para una enseñanza clara y sencilla.
La mayoría de los maestros, así como los alumnos, están sentados enfrente de una laptop por más de 10 horas al día dando clase, asesoría, retroalimentación, contestando correos electrónicos, tomando lecciones para el uso de la tecnología, evaluando actividades y tareas y calificando. Varios maestros me expresan que están hasta las 2 ó 3 de la mañana en contacto con los padres explicándoles las calificaciones de sus hijos, resolviendo problemas con la tecnología y preparando clase. Una clase con duración de una hora y media puede llevar una preparación de hasta cinco horas.
No es lo mismo enseñar en forma presencial que a distancia. La mayoría de los maestros extrañan estar frente a grupo y en contacto real (cara a cara) con sus alumnos. Tratemos de recordar que muchos maestros son padres de familia y que necesitan normalizar su trabajo docente con las obligaciones de la casa. Desafortunadamente el horario del maestro en esta pandemia es parecido al médico, se obliga estar disponible cuando sea requerido por alumnos y padres.
Observo cada vez más un desajuste en el horario del sueño de los chicos. Se despiertan 5 minutos antes de la clase y se duermen hasta la madrugada porque ya no tienen que ir a la escuela. Papás, ayudemos a los maestros a activar el cerebro de sus hijos para que tengan mayor disposición para aprender y realizar sus deberes escolares. En la escuela, los maestros regulan a sus estudiantes motivándolos, exigiéndoles que pongan atención y que realicen sus actividades. Ahora en la casa, los padres necesitan colaborar con los maestros para que sus hijos tengan una disposición para el aprendizaje: buen horario del sueño, comidas completas y saludables, ambientes libres de distractores y horarios para su aprendizaje. Los maestros no podrán realizar su trabajo sin la colaboración y compromiso de los padres.
Muchas felicidades a todos los maestros por su día y su vocación.