Después de un año de trabajar a distancia, parece que finalmente el reencuentro en las aulas está más próximo que nunca. Al pensar en lo que nos ha dejado esta pandemia, podemos valorar las consecuencias positivas que ha tenido en los docentes.
Este año ha significado una transformación para muchos: conocer nuevas plataformas de trabajo e introducir a sus labores cotidianas herramientas digitales que antes eran desconocidas. El proceso no ha sido fácil, representó momentos de negación, frustración, angustia y también, una gran satisfacción al ver que se logró utilizar la tecnología a nuestro favor.
Algunas de las enseñanzas que podemos identificar en nuestra labor diaria, son:
- No se necesita un aula para trabajar. Puede parecer una obviedad, pero incluso en nuestra época hay muchas personas que consideraban la seguridad de las cuatro paredes para desarrollar una sesión de trabajo, desechando la posibilidad de ocupar nuevos espacios de la escuela para ello e incluso expandir el aprendizaje a otras zonas de la comunidad. Este es uno de los grandes logros del trabajo a distancia, pues nos ha demostrado que el deseo de aprender y enseñar es más fuerte que las limitaciones de espacio que podemos padecer.
- Otra enseñanza es el uso de la tecnología. A veces por el desinterés, la frustración ante la falta de equipos adecuados en las instituciones escolares o simplemente por el miedo a lo desconocido, habíamos dejado de lado este recurso, centrándonos sólo en los libros y cuadernos; el trabajo a distancia nos ha permitido explorar diversas herramientas digitales para compartirlas con los estudiantes. Sabemos que nuestro reto es aún mayor al enfrentarnos a niños inmersos en sitios donde las distracciones son muchas, por lo que hemos logrado atraer su atención para que se interesen y se involucren en su proceso de aprendizaje. Ese fue un gran avance.
- La improvisación. Los maestros somos expertos en esta área, es muy común que nuestras sesiones de trabajo no transcurran como las habíamos planeado, ya que hay miles de situaciones que las modifican. Ahora no sólo contamos con los imprevistos normales, sino que además experimentamos interrupciones debido al internet que utilizamos o gracias al ambiente en el que desarrollamos nuestras clases, porque no podemos controlar lo que sucede a nuestro alrededor. También hemos aprendido a tomar nuevas decisiones ante las circunstancias que se nos presentan a distancia; como fallas al proyectar una presentación, ignorar si los estudiantes nos siguen escuchando o el cuadro negro y silencioso indicándonos que han dejado de atendernos.
- Nociones indispensables. Aunque las autoridades han establecido un programa de estudios, nos hemos percatado de que hay aprendizajes fundamentales, como les llaman ahora, que sirven de base para que esos contenidos puedan volverse más complejos al paso del tiempo. Además de este currículum formal, el aprendizaje informal ha tomado relevancia, ya que estar en casa ha permitido que los niños aprendan de sus familias, al menos cuando todos estuvimos en cuarentena, desarrollando también otras habilidades y actitudes.
- Otra importante enseñanza obtenida en este periodo es la gran vocación que mostramos los maestros y el hecho de que los estudiantes siempre permanecieron en el centro de nuestro trabajo. Durante meses, las principales preocupaciones que se compartían en diferentes grupos de profesores, era el deseo de apoyar a los niños y jóvenes en su aprendizaje, buscando también su estabilidad emocional. El objetivo de las sesiones en línea ha sido conservar esa comunicación con los estudiantes y recordarles que seguimos juntos a pesar de la distancia. Ellos nos han impulsado a transformarnos para su beneficio.
Se podría pensar que la pandemia brindó una oportunidad a los profesores para hacer de nuestra labor una situación extraordinaria, pero ¿será realmente cierto?
El trabajo a distancia nos tomó por sorpresa y fuimos obligados a transformarnos. No estábamos preparados para ello; sin embargo, una de las maravillas de la docencia es que siempre está presente la oportunidad de reinventarte. Basta con un cambio de grado al inicio del siguiente ciclo escolar, integrar un nuevo contenido del que no teníamos conocimientos o simplemente, decidir abordar un tema de una forma diferente a lo propuesto por el plan de estudios o a las propias prácticas de trabajo, para dar un aire renovado a la enseñanza.
Convertir nuestra labor diaria en un momento extraordinario sólo requiere de la disposición del maestro, de su deseo por involucrar a los estudiantes en el proceso de aprendizaje, en vencer el miedo a lo desconocido y creer en compartir la responsabilidad del trabajo con los niños.