El triángulo culinario es concepto descrito por el antropólogo Claude Lévi-Strauss (1908-2009), en el cual se consideran los tres tipos de cocinados en un proceso de transición de los alimentos de lo crudo-cocido-podrido. La tríada propuesta por Lévi-Strauss mostró el acto de cocinar como una mediación humana o proceso cultural, independientemente de la manera de cocinar y procesar la comida de cada sociedad.
El cine es el alimento de la mirada, cada imagen emanada del proyector es una probada a degustar de cada fotograma, de cada escena-secuencia, el discurso cinematográfico muestra al inconsciente colectivo la forma de procesar cada bocado a fagocitar, se devoran imágenes y a través de la mediación comunicativa se descubren identidades que permiten reconocer a la sociedad en el consumo de los imaginarios en pantalla.
El año 2024 fue es un festín cinematográfico con cuatro películas que representan el espíritu de una época polarizada globalmente, el reforzamiento de los estereotipos y el anhelo de la autenticidad, el deber ser de la imagen como una máscara y la búsqueda del ser con sus sentimientos, su validez y capacidad de bienestar, verse a sí mismo sin artilugios o farsas ni pantomimas.
Anora (Sean Baker, USA), Palma de Oro en Cannes, Francia, es la historia de una stripper llamada Anora “Ani” Mikheeva, en el club nocturno donde trabaja conoce al hijo de un oligarca ruso, Ivan “Vanya” Zakharov. Al estilo de Mujer Bonita (Garry Marshall, USA, 1990), Ani es contratada por Vanya para acompañarlo sexualmente de Nueva York a Las Vegas, entre la pasión y la lujuria surge una propuesta matrimonial. Ani parece cumplir la fantasía de escapar de su realidad, el sueño dura poco, el engaño y el autoengaño se develan.
Anora es la frescura de su edad, es la belleza cruda de la falta de oportunidades en el capitalismo salvaje. Sexo y carne en venta al mejor postor, debe aprovechar su juventud antes de ser cocida, ella sin filtros es hervida por sus suegros recordando su posición en la cocina de las clases sociales. Los desposeídos se tienen a sí mismos, es la lección de la dramática escena en el auto con el guardaespaldas que le regresó su anillo de bodas. En un mundo de capitales las identidades se remarcan, seres humanos opulentos en medio de precariedad y marginación, sin oportunidades ante el fracaso del Edén neoliberal.
La sustancia (Coralie Fargeat, USA), es el relato de la búsqueda por ser siempre joven, a la manera de Dorian Gray (Oscar Wilde, 1890), se expone la visión hedonista de la belleza y la satisfacción sensual. Elisabeth Sparkle es una celebridad del ejercicio en televisión, ante la mirada masculina de los ejecutivos mediáticos está en decadencia, su ciclo termina y Sparkle quiere seguir vigente en el mundo de las imágenes, en el mercado negro descubre una sustancia que crea una versión más joven de sí misma, un clon de nombre Sue, un alter ego, un doble de cuerpo, doppelgänger soñado en 1886 por Robert Louis Stevenson (El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde).
Sue es entonces una sombra personal convertida en una amenaza terrible para la propia imagen de Sparkle, el egoísmo es el vínculo de una y otra. El mandato social de la belleza, como la escultura de Venus de Milo, las recibe en sus brazos directamente al abismo de las imágenes diluidas por la atracción de vivir el momento, consumirse ante el miedo a lo rancio, por siempre eternamente bellas.
La oposición culinaria de Lévi-Strauss se presenta en la carne cruda y la carne cocida, a partir de la validación del concepto de eterna juventud. En su cumpleaños 50, Sparkle recibe un golpe devastador del productor al despedirla por su avanzada edad.
La ansiedad se presenta en ella cuando es una mujer hermosa, entre lo procesado y no procesado está la crisis existencial de la edad con fecha de caducidad, el imperativo cultural dominado por la imagen pública la atormenta, maquillaje, lápiz labial y físico escultural se manifiestan en espectaculares y pinturas, los dispositivos para enaltecer la belleza mediática se evaporan ante el imperio de la imagen.
La respuesta es una sustancia para generar una versión “más joven, más hermosa, más perfecta” de Sparkle. Volver a lo crudo, al estado natural, a la belleza salvaje, Sue es la simbionte perfecta para sustituir a la protagonista en una doble vida que le carcomerá las entrañas. El parto del simbionte remite al robot avanzado TX (Kristanna Loken), en Terminator 3: La rebelión de las máquinas (Jonathan Mostow, 2003), el transhumanismo es la transformación cultural a lo crudo.
En el tercer acto dramático de la película, aparece la exclusión mutua, la interacción entre ellas provoca no vivir en el mismo hábitat, por ocupar el mismo cuerpo y no es viable por la vanidad de ambas, los recursos físicos se deterioran, van a lo podrido, la carne ha pasado por asarse y está hirviendo. Sue ha refinado las artes por agradar y estar en la mirada de todos, Sparkle sufre y goza por su nueva condición. Arderán como en el filme de David Cronenberg (La mosca, 1986).
El cine es un arte provocador. Y las películas pueden ser una advertencia. En palabras de la directora Halina Reijn, Babygirl (2024), el filme es una advertencia: “quería contar la historia de una mujer que suprime a la bestia dentro de ella y luego se despierta”. La sombra acecha en las imágenes prohibidas.
Babygirl no es un drama erótico o thriller sexual. Es una película sobre el legítimo deseo de las mujeres. Romy es una mujer poderosa, directora de un corporativo y tiene una aventura con un subordinado, Samuel, un practicante en la empresa. Entre ambos se establece un romance de dominación-sumisión. Un juego de roles entre una mujer madura y un joven recién egresado de la universidad.
Romy y su sombra. Ser líder empresarial alimenta su ego, sin embargo, todos los sentimientos y deseos son rechazados por el yo, son desterrados a la sombra, al poder oculto del lado oscuro de la naturaleza humana, desde la primera escena-secuencia es una declaración de principios, después de hacer el amor con su esposo, corre a la laptop para ver pornografía y dejar fluir sus instintos carnales.
Sus fantasías solo pertenecen a los deseos prohibidos de su vida convencional: esposa y madre de familia, al materializarse le provocan vergüenza y desprecio. El poseer prestigio y reconocimiento no sustituyen la necesidad de sentir. Samuel dispara una flecha mágica provocando la proyección que desea Romy, empieza a darle órdenes, en ella se activa el placer de la humillación consensuada y el quiebre del statu quo del matrimonio perfecto.
Una negociación de poder que empieza por lo sucio de las fantasías prohibidas, lo podrido es una superposición psicológica, inexplicable para el pacto establecido por las costumbres de la vida ordinaria, por eso los encuentros furtivos de Romy y Samuel en no lugares y espacios desechables. La carne fresca y joven se mezcla con los alimentos condimentados, hierven a fuego lento. El filme es la respuesta y oposición a 9 Semanas y Media (Adrian Lyne, 1986).
Somos el conjunto de máscaras que poseemos. Erving Goffman (1922-1982), sociólogo y padre de la microsociología, escribió que la máscara es una metáfora teatral para explicar cómo las personas se presentan en diferentes situaciones sociales. Un Hombre Diferente (Aaron Schimberg, 2024), es la historia de Edward Lemeul un aspirante a actor que se somete a un tratamiento médico experimental para mejorar su rostro dañado por la neurofibromatosis.
Su rostro desfigurado cambia radicalmente, su nueva cara se vuelve una pesadilla. Lemeul convierte su rareza en una apariencia aspiracional. Su humanidad es trastocada por el infierno de las apariencias, para cumplir con estándares sociales y adaptarse al papel que quiere representar, un vendedor inmobiliario exitoso, apreciado socialmente y cumplir el sueño de ser actor interpretándose a sí mismo, al anterior Edward.
Desdoblamiento de la carne en putrefacción, body horror, la cara necesita un retoque, el sueño de todo cirujano plástico, renovarse es olvidar la primicia de que el self es la suma de interacciones que se tienen, la autenticidad nos define en un mundo de máscaras. Guy Moratz es el nuevo ser suicidando a la anterior personalidad: Edward.
La aparición de un doble o doppelgänger anuncia el fin de la nueva personalidad (en las leyendas nórdicas y germanas, encontrarse con un doppelgänger es un presagio de muerte). Edward Lemuel/Guy Moratz conocen a un hombre coqueto y encantador con neurofibromatosis: Oswald, némesis de la fortuna.
En lo profundo de las interacciones humanas salen las sombras, Edward/Guy es infeliz porque su esencia es fea, la envidia y no el rostro deteriorado/atractivo es su infortunio.
La carne podrida es fea, pero es infinita por ser un error de sintaxis, así lo afirmaba Umberto Eco, y siguiendo con Eco, es fea de manera natural, la máscara de Edward/Guy por ser carroña de sí misma, una fealdad formal por ser un desequilibrio orgánico, a punto de convertirse en una fealdad artística queda atrapado como un Minotauro en su laberinto