Ser flor
en un pecho de ola de mar
con besos
neutralizando la voz
y la garganta.
Latir en corazón ajeno
con las pupilas dilatadas
en ojos
que no son los nuestros
embellecidos.
Sentir la lengua
caliente y viva
que enciende rítmicamente
la memoria celular
cadenciosa y loca.
Resucitar
en una piel
color ternura
con aliento tibio y renovado
textura recreada.
Volar una y otra vez
con el cuerpo nuevo
en plumaje hipnotizado
proyectando una enorme
y fugaz sombra.
Encontrar la eternidad
con los sentidos alterados
y ser el cielo
que reactiva el tiempo
en pretérito perfecto.