Incontables gotas
saltan gozosas
sobre tu cabellera,
selva espesa,
se te enredan caricias de agua
en la maleza.
Besos de vapor
por tus rodillas silban,
aromas relajantes
tocan sinfonías,
te miro y soy río.
Tu alma tan desnuda
ante mis ojos
repitiendo en su masaje
un mensaje sanador,
me ilumina.
Tu vello de lluvia
empapado de calor
me llama,
cara diamantada,
depurado corazón.
Los pensamientos
sueños y movimientos de cabeza
te llevan y no te sueltan,
va de vuelta
la rueda vaporera que te atrapa,
burbuja que revienta.
Yo te espero
detrás del espejo
mientras te escribo,
yo, sin escudo y con banderas
para secar al compás
de esta quietud
tus caderas.
Pero la prisa
acecha afuera,
ansiosa, rompe,
ola gigantesca,
corres
convertido en viento.