La educación mexicana pinta para ser una catástrofe anunciada.
La transformación que el gobierno de la República lleva a cabo en ese ámbito desafía la imaginación.
Es en muchos sentidos el mundo al revés. Las nociones de calidad y evaluación han sido separadas de ese mundo.
Ahí, en la escuela, donde lo fundamental es aprender y enseñar, no importan ahora ni la efectividad de lo que se enseña, ni la calidad de lo que se aprende. Las pruebas, los exámenes y hasta la asistencia a clases han sido puestas en un segundo plano.
La idea de aprobar o reprobar no es bienvenida en ese mundo que se pretende igualitario. Porque introduce un criterio de comparación entre desiguales (pobres y no, etcétera).
La comparación con los rendimientos de otros países ha sido también borrada del mapa, lo mismo que la evaluación de los maestros.
Incluso es ajena o secundaria la idea de que el maestro enseña y los estudiantes aprenden. En la nueva escuela mexicana “todos aprenden de todos”, no para entender el mundo en que viven, y funcionar en él, sino para transformarlo, de acuerdo con las necesidades y aspiraciones transformadoras de la comunidad.
“Comunidad”, según la SEP, “es el espacio social, cultural, político, productivo y simbólico en el que se inscribe la escuela, es el núcleo de las relaciones pedagógicas, de la enseñanza y el aprendizaje”.
La nación y los valores universales del conocimiento deben dejar su espacio a algo que se parece mucho a la exaltación del pueblo, del barrio, del pequeño entorno urbano o rural de la escuela, y a la experiencia y a la visión microscópica de quienes viven ahí, como si la escuela no hubiera sido siempre lo contrario: una ventana al mundo de saberes y valores universales que potencian y mejoran a la comunidad.
Para mejor servir al ideal comunitario/ igualitario de la nueva escuela, hay que echar fuera del salón de clases las nociones de individualismo, aprendizaje, rendimiento y aspiraciones.
Lo que reproduce los valores competitivos y egoístas del mundo establecido, debe ser sustituido por las nociones de igualdad comunitaria que gobierna la cabeza de los nuevos pedagogos.
Imperdibles lecturas al respecto: Gilberto Guevara Niebla: “Comunidad vs Nación”:
Y “¿Cuál comunidad?”