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Jueves, Noviembre 21, 2024

Desde hace varias décadas se habla continuamente del planeta que estamos dejando para las generaciones futuras, ya que cada vez son mayores los problemas ambientales que están surgiendo; sin embargo, poco se ha hablado de las personas que estamos dejando para nuestro planeta, olvidando que es el ser humano quien ha originado la situación que se vive actualmente en los distintos ámbitos de nuestra realidad: económico, político, social, ambiental, educativo.

La educación por competencias ha hecho énfasis en la necesidad de preparar a los estudiantes para la vida, lo cual ha dado origen a la creación de nuevas asignaturas que permitan a los pequeños construir los conocimientos y desarrollar las habilidades necesarias para la vida futura, sin embargo, algunas de ellas han fomentado una idea de desarrollo individual donde lo principal es el bienestar de sí mismo, aunque ello implique dañar a los demás o destruir el entorno.

Las nuevas generaciones están cada vez más ensimismadas en sus asuntos, buscando la satisfacción inmediata de sus necesidades, sin pensar un momento en la importancia de las mismas, ya que no piensan en un futuro lejano, debido a que su vida gira en torno al presente y a pasarla bien.

Actualmente esta idea se ha reforzado a través de las redes sociales, donde cualquier persona puede mostrar fotografías o videos de una vida llena de lujos y sin complicaciones, donde incluso dedicarse a actividades ilegales parece la solución perfecta para conseguir lo que se desea rápidamente. No es de extrañar que, en estos tiempos, haya múltiples series donde se narre la vida de narcotraficantes o estafadores que lograron vivir sin ningún problema, propiciando que se establezcan como un modelo a seguir en lugar de señalar las consecuencias de sus decisiones.

De igual forma, el cuidado del planeta se ha convertido en un tema de moda, que va desde una campaña política para atacar a los gobiernos del momento hasta una supuesta vida en equilibrio con la naturaleza, consiguiendo que miles de jóvenes se sumen a estas ideas sólo porque desean mostrar su rebeldía contra el sistema establecido o para imitar a sus influencers favoritos, pero sin ser conscientes del origen de los problemas ambientales, ni considerando soluciones reales para los mismos, ya que es común escuchar a gente satanizando las conductas de los demás por no usar bolsas de tela o por seguir consumiendo un mercado “capitalista”, cuando ellos viajan en bicicletas eléctricas de alto costo y usan ropa “típica” hecha por diseñador.

Por otro lado, no sólo el tema del ambiente muestra las deficiencias de los propósitos de la educación actual, ya que la sociedad como construcción también está presentando grandes problemas, debido a que la competencia es la clave del éxito personal, lo cual implica pasar por encima de quien sea con tal de lograr los objetivos individuales. El trabajo colaborativo es una utopía, muchas veces los integrantes de los equipos tienden a repartir tareas, sin trabajar realmente como un conjunto o incluso se muestran recelosos de compartir sus avances en los distintos campos del saber con personas de otras partes del mundo, porque todos son su competencia y sólo importa quien pueda mostrar como propia la nueva idea o invención que revolucionará la vida actual.

A pesar de que normativamente se plantea una educación para la vida, donde se propicie el desarrollo armónico e integral de cada estudiante, la realidad destruye todos los intentos por conseguirlo. Sin embargo, es momento de retomar nuestros orígenes, reconociendo que es gracias a la participación colectiva que se pueden hacer cambios reales y progresos importantes, los millones de personas que vivimos en este planeta no tendríamos que competir unos con otros para vivir “la vida perfecta”, cuando podemos aprender a convivir con la naturaleza y retomar una convivencia basada en los valores.

Lograr hacer este cambio será una tarea difícil, pero en las aulas tenemos la oportunidad de sembrar esa semilla que podría hacerlo. Así como durante años se reprodujo la idea de vivir pensando en la estabilidad del futuro y después se transformó en la necesidad de la satisfacción inmediata, podemos trabajar para darle un nuevo sentido a la vida, de manera que sea una verdadera educación para vivir en armonía con todos los seres vivos del planeta.

 

Sacapuntas

Cristina Rivera Garza
Hugo Aboites

El timbre de las 8

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández

La Clase

León Bendesky

Mentes Peligrosas

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán, Armando Meixueiro Hernandez y Oswaldo Escobar Uribe

Deserciones

Mirador del Norte

Sala de maestros

Arturo Balderas Rodríguez
José de Jesús González Almaguer y Norma Olivia Matus Hernández

Maestros en la Historia

Hallier Arnulfo Morales Dueñas

Tarea

Antonio Di Benedetto
Carlos Brito Benavides
Melody A. Guillén
“pálido.deluz”, año 10, número 143, "Número 143. Educar para la vida o educar para la muerte. (Agosto, 2022)", es una publicación mensual digital editada por Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández,calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, C.P. 11420, Tel. (55) 5341-1097, https://palido.deluz.com.mx/ Editor responsable Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández. ISSN 2594-0597. Responsables de la última actualización de éste número Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, CDMX, C.P. 11420, fecha de la última modificación agosto 2020
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