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Jueves, Noviembre 21, 2024

A Don Jose Luis, quien nos atendió con dignidad

 

Con estas líneas nos gustaría agradecer al hombre que nos atendió con esa solicitud de hombre de bien, allá por Chapultepec. No obstante comentarle que traíamos poco dinero (soy profesor) para festejar a mi esposa en su cumpleaños y festejar un aniversario más de casados por las tres leyes; expectantes para ver si el boleto de descuento servía, (si fue aceptado) siempre existió de su parte, el trato cortes y amable. No nos vio como personas pobres en ese lujoso lugar; si lo hizo, se comportó con la familia con dignidad de persona de principios nobles. Mi esposa y mis hijos le agradecemos en lo que vale, aun cuando no tenemos gran efectivo, ni gran renombre, ese gran momento que pasamos con su atención. Realmente su carácter de amigo, pensamos, le granjea entre los presentes y ausentes, más amigos.

 

Gracias por esos momentos entrañables de amistad, tuvo usted esa virtud de caballero ambulante ante personas desconocidas. No solo nos atendió de manera espléndida, nos obsequió algo que no tiene precio, su total atención, aderezada siempre con ese buen carácter que en todo momento mostró pese a lo lleno de comensales con hambre que se encontraban y nos encontrábamos en ese momento de ajetreo. Mi esposa y mis hijos son muy sensibles al trato amable, ella en su festejo, y nosotros como acompañantes, disfrutamos esos momentos de magia.

 

A, lo olvidaba, que rica comida sirven, valió la pena cada centavo gastado en ella; el lugar, el sabor, la presentación, los aderezos, el olor etc. nos hacen recordar que un lugar que tiene a personas como usted es un espacio que realmente vale la pena visitar y compartir. Además, y sin certificar si era o no el cumpleaños de mi esposa, y un buen aniversario de bodas, (si lo fueron), solícitos sus colegas al igual que usted, pocas veces lo hacen, le entonaron las mañanitas cortas utilizando su nombre de pila, y una gran felicitación por seguir unidos.

 

Le reiteramos nuestro agradecimiento.

Como un justo reconocimiento a esas grandes personas que no pueden sentarse en sus labores y nos hacen sentir bienvenidos. A esos rostros amables que nos dicen: ­- tomen asiento, enseguida los atendemos-.

La maniobra

Estaban varios jóvenes sentados en sus sillas ocupando tres mesas juntas. Se peleaban por tomar la palabra cada una de ellas y cada uno de ellos; intentaban sobresalir del grupo y exhibir sus mejores argumentos. Era emocionante ver como se arrebataban la palabra y como la retomaban, en fin, era una guerra verbal encarnizada. La mesera con trabajos, logró recabar el pedido en donde cada uno pagaría su consumo personal. Mientras la sufrida vendedora les traía sus alimentos, disfrutaban del café oloroso que impregnaba a todo el restaurante. Los dimes y diretes continuaban y no cejaban en demostrar sus habilidades verbales y poder de convencimiento; los estudiantes de educación media superior, portaban sus mochilas y su ropa juveniles estrafalarias al igual que sus peinados, perforaciones, tatuajes etc.; un espectáculo digno de ver, posiblemente si algún neandertal estuviera presente le gustaría estar en ese grupo aun cuando se viera más civilizado que ellos. Todos eran autosuficientes en su ser y hablar; no existían fronteras para sus escarceos verbales que de momento se vieron interrumpidos por la llegada de los alimentos en donde abundaba la comida chatarra: hamburguesas, molletes, hot dogs, refrescos... Entre bocado y bocado, continuaba la guerra campal acompañada como debe ser, con fuertes manotazos, movimientos agresivos, gruñidos y caras feroces; de pronta una de ellas se llevó las manos a la garganta, no podía respirar, se había atragantado con un pedazo de alimento y luchaba por respirar, no es buena idea hablar y comer al mismo tiempo como nos aconsejaban nuestros padres; desesperada, se levantó y empezó a jadear de manera acelerada pero el alimento seguía ahí; estaba a punto de caer desmayada, ya con las uñas moradas por la falta de oxígeno, cuando un cocinero del restaurante al presentir el peligro y los gritos estudiantiles, salió de inmediato y aplicando la maniobra de Heimlich, esto es colocarse atrás de la espalda de la joven, levantarla y colocar las manos en posición en el abdomen y oprimir con fuerza, logró al fin, que el alimento fuera desalojado por la fuerza del aire comprimido de los pulmones al salir. La muchacha al fin logró respirar y agradecida, abrazó a su salvador quien después de ser su héroe sin capa, se fue a continuar su trabajo normal con el aplauso de los presentes. Los jóvenes prosiguieron en sus escarceos un poco más relajados después del percance, al darse cuenta de cómo la muerte acecha a cada momento. Al terminar sus alimentos pidieron sus cuentas y se marcharon dejando el lugar con el silencio y ajetreo acostumbrados. Como dijo el viejito de mi edad, con su mesa ladeada: -hacen falta sus gritos -. Lo interesante del momento es que en ese lugar estábamos varias decenas de personas y o no quisieron o quisimos ayudar a la joven; o no sabíamos cómo hacerlo. Por ello es importante que en cada escuela se enseñe esta maniobra salvadora de vidas. Nos puede pasar a nosotros o a cercanos y seria el momento de aplicar lo aprendido.

Mi pluma mágica.

Mi pluma fuente, muestra de manera clara y precisa mi forma de ser y pensar cuando mal escribo. Es un artilugio antiguo (obsequio de mi abuelo hace más de 50 años) que requiere grandes cuidados. De manera afortunada, en varias tiendas, se vende la tinta preparada y las refacciones; no es necesario mezclar el polvo con agua para hacerla como en la provincia mexicana que me vio nacer. Esto es grandioso porque tiene la consistencia adecuada para el buen escribir. Es necesario cuidar con esmero la escritura; si se oprime demasiado, la letra se vuelve gruesa y poco refinada, además la punta puede ser estropeada con facilidad: si oprimo con escasa fuerza, sus laminillas apenas pueden marcar el contorno de mis ideas escritas. En fin, tiene su chiste escribir con esas plumas volubles. Por supuesto, mucha gente no sabe porque se les llama plumas (el cura Miguel Hidalgo y Costilla, en el dibujo que lo representa, escribe con una pluma de ave). El origen simple permite contar una historia. Varias aves tienen plumas especiales y pueden ser convertirlas en instrumentos de escritura (así como la escritura cuneiforme antigua, exigía punzones especiales). En mi pueblo, en educación primaria, existía un compañero que llevaba esas plumas elaboradas en secreto, ni muy grandes, ni muy chicas, ni muy duras ni muy blandas; con la punta bien realizada con sus cortaplumas; con el pequeño agujero en su extremo inferior que permitía acumular tinta y escribir de manera desahogada; el punto no era ni muy flaco ni muy gordo, todo lo contrario; mientras nosotros, con nuestras plumillas de metal, de manera constante teníamos que humedecer la punta en el tintero, él en cambio lo hacía de manera poco frecuente. Le gustaba tener buena letra; tan bien escribía, que el maestro le pidió elaborara los certificados de sexto año con su letra “garigoleada”. En aquel tiempo se llenaban los formatos a mano (no había computadoras y era importante hacerlo con buena letra). Nunca nos reveló su secreto: (¿eran plumas de gallo, de guajolote?, ¿las remojaba, las calentaba? Como el realizador de los violines Stradivarius, se llevó el secreto consigo.

Volviendo al tema inicial: el maestro de primaria nos insistía siempre (con su lápiz rojo, listo para poner los ceros y cincos correspondientes) en la buena letra para escribir nuestras ideas en papel (ranchero con fea letra, era un hombre no apreciado por la comunidad; decían: - letra define a persona-); si recuerdan los martirios a que éramos sometidos de pequeños: redacciones para el día del árbol, de la Marina, de la Madre, del petróleo, de la niña matiana …; lo peor venia cuando éramos obligados a leer nuestros disparates en público; la humillación de nuestros pares era tan fuerte, que me preparó para afrontar las duras críticas de mis escritos actuales. Por eso, como asesor de Ciencias de la Unidad 095 de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) de aquellos tiempos, admiro a los grandes escritores; no solo a los nacionales o internacionales; conozco a grandes maestros y doctores de la escritura; escriben documentos bien informados, apoyados por infinidad de libros y fuentes diversas; bien pertrechados por leyes de la ortografía, redacción y del buen decir. Lo hacen de manera tan sencilla, que podemos pensar que fue fácil su elaboración: no es así. Muchas veces para rematar el cuadro: escriben con los tiempos “quemados”; entregar tal documento con tal cantidad de referencias bibliográficas; tal cantidad de parámetros y rituales a tal instancia, a tal día, a tal hora para el congreso o para tal actividad. El mundo interrumpiría su marcha normal si el escrito no es el adecuado. Se invierte tiempo que se podría dedicar a disfrutar de la vida y de la familia (La vida es eso que se nos va cuando se escribe, decía Lennon). Aun cuando para muchos, como Isaac Asimov, la escritura era su distracción favorita, hay muchos que tenemos que sudar sangre, para que el documento quede terminado de acuerdo a normas escritas y de sentido común; listo para ser canibalizado por propios o extraños. En mi caso, escribo historias y cuentos elementales por gusto; sin hacer caso a leyes gramaticales, sintaxis o puntuaciones (ya se dieron cuenta); no suscitan encono y aun así, he sido sujeto a críticas devastadoras por amigos bien “intencionados” que buscan supere mis escritos, aportando conocimientos científicos a la Patria. Aun así, reconozco la valentía de los heroicos personajes, que se exponen al publicar a los plebeyos que escribimos cosas mundanas; los que no hacemos girar las ruedas de la historia, de la ciencia o del conocimiento en general. No es fácil apoyar a los principiantes en revistas y publicaciones de interés nacional. Así aparecen nombres como, José Guadalupe Rincón Andrade, Director y fundador de aquella gran revista de Caminos Abiertos en la Unidad 095 que nos inició a varios, como aprendices, en el arte de escribir; Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixuieiro Hernández (Pálido punto de luz), excelentes docentes, e investigadores en muchos ámbitos, especialmente en la educación Ambiental; conferenciantes y escritores; Jorge Alberto Chona Portillo,(Entre Maestros ) docente e investigador de excelencia, (todos ellos de la UPN y otras instituciones de educación superior) y otros no menos importantes (Palibrio) que arriesgan su buen nombre, en aras de la experimentación escrita de principiantes. A todos ellos, ausentes y presentes, un agradecimiento de este viejo profesor de pueblo; en un día como hoy.

Me acostumbré a escribir de manera lenta y pausada, rellenando mi plumilla (despacio que tengo prisa); por supuesto, ahora tengo una pluma fuente que evita esto, excepto al terminarse la tinta del cilindro después de kilómetros de escritura. Al tomar la pluma fuente de mis amores del escritorio, me da por escribir. Es algo misterioso como la pluma tiene tantas ideas; solo me siento con una hoja de papel y mi pluma mágica empieza a escribir; brotan ideas a raudales y mi mano se mueve con la velocidad que le imprime la pluma. No sé qué sucede, pero he leído como varios científicos, músicos y escritores, se sienten como meros portadores de “algo” que les está dictando y saben que si interrumpen ese proceso, no volverán a tener o completar esa idea ; así son las musas, impredecibles; por eso en mi buró, junto a la cama, tengo a la mano un cuaderno y un lápiz o pluma moderna para anotar esas ideas que se presentan a las tres de la mañana y se van con el amanecer; o en el restaurante preferido, en donde observo con denuedo, servilleta en mano, las actividades de los comensales; sé cómo mis historias son sencillas y por ello tengo que atraparlas en un escrito; entre más se escriben hechos cotidianos, cada vez es más difícil no repetirse; por ello la importancia de estar preparado en todo momento. Mis hijos me reprochan mis escritos iniciales; (soy un migrante de la informática) aparecen en papel de baño, servilletas, notas etc. Pero así es el proceso; Paul McCartney cuenta como una canción se le reveló en un sueño; al preguntar a sus compañeros y amigos si la conocían, se dio cuenta: la melodía era propia y a continuación eligió las palabras adecuadas con el piano; una melodía conocida y cantada a nivel mundial, le fue dada a conocer en un sueño al hombre preparado. Así encontramos infinidad de relatos de personas sinceras que no saben cómo llegaron esos conocimientos a sus cabezas. El cerebro guarda misterios aún sin resolver. Esa creatividad, muy difícil de lograr en la escuela, se da de manera natural en pocos elegidos. Como dijo un gran hombre:- a veces una buena idea puede cambiar el mundo- (la pluma es más poderosa que la espada) como este enunciado: - la energía es igual a la masa multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado –, dio inicio a formas de exterminio masivo; primero apareció en el papel con ecuaciones y explicaciones complementarias; después en los laboratorios y a continuación en el campo de batalla (la ciencia es en realidad, un arma de doble filo, como mencionó el gran físico, Michio Kaku). Aun cuando hay muchos errores afortunados (serendipia) que logran grandes avances al ser bien trabajados, en general, los procesos tenaces surgen del lápiz y el papel. A mi nivel, humilde profesor de Ciencias, esto es más simple (gracias por ello), no tengo pesadillas de muerte como Oppenheimer, Einstein o los miles de personas involucradas en procesos destructivos.

En mi caso la pluma manda (como a mi dulce esposa; yo solo obedezco); imprimo la velocidad o lentitud de las ideas por escribir; Por supuesto, al terminar el escrito en donde puede uno llevarse minutos u horas, (no todo es miel sobre hojuelas) hay que dejarlo reposar como a la masa de pan, para con el tiempo necesario, releer y aplicar las pequeñas o grandes correcciones necesarias en donde, más que agregar, hay que borrar lo superfluo y dejar las ideas principales; en mi caso es muy importante borrar (aun, así muchas veces ni yo me entiendo). Mi pluma fuente y un servidor, somos una entidad inicial en el arte de escribir; por supuesto, mi pluma mágica tiene la culpa de mis malos escritos: alguien debe cargar con los errores (desde que se inventaron las excusas se acabaron…). También es importante decirlo: muchos intentos se quedan en el tintero; se oye mal decir: -en el cesto de basura-, por no tener nada que mostrar. Una tarde soleada, allá por la secundaria 174 de aquella época, me encontré al director del vespertino quien me preguntó a quemarropa:- hay una pequeña historia, denominada ¿Qué es un maestro? Y tiene tu nombre; me gusta tener a un compañero director que escribe lo mejor de ser maestro. Sigue adelante, en lo poco, se ve lo bueno -. Sé que mintió, pero me permitió continuar escribiendo historias sencillas, alejadas de los grandes acontecimientos. En donde quiera que estés, José Abel Ramírez Ortega, maestro de maestros y compañero en las lides solitarias de la dirección, gracias por tus palabras de aliento, las tomo en cuenta, pese a los “reveses” de la vida.

Le pregunté a un excelente fotógrafo como hacía para captar fotos tan maravillosas: cortésmente me dijo: - varias veces aparecen de manera fortuita; debo estar en el lugar preparado en el momento preciso, para captar ese amanecer esplendoroso; ese rápido paso de la ágil gacela; ese rostro hermoso,… Pero en general, utilizo de treinta a cuarenta fotos, a veces más, para elegir solo una, la mejor -.


Sacapuntas

Byung-Chul Han

El timbre de las 8

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández

Usos múltiples

Irene Vallejo

Mentes Peligrosas

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández

Mirador del Norte

Tarea

Gabriel Humberto García Ayala
Roberto Cantoral
“pálido.deluz”, año 11, número 160, "Número 160. Cambio Climático: inercias, avances y retrocesos. (Enero, 2024)", es una publicación mensual digital editada por Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, C.P. 11420, Tel. (55) 5341-1097, https://palido.deluz.com.mx/ Editor responsable Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández. ISSN 2594-0597. Responsables de la última actualización de éste número Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, CDMX, C.P. 11420, fecha de la última modificación agosto 2020
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