Desde hace tiempo, la tecnología ha avanzado a pasos agigantados, permitiendo que existan cosas que antes pensábamos imposibles: aparatos capaces de programarse para encenderse o apagarse, dispositivos que interactúan con nosotros para atender nuestras necesidades, teléfonos con características de computadoras que caben en la palma de nuestra mano e incluso mensajería instantánea alrededor de nuestra muñeca, entre muchos otros ejemplos.
Actualmente, la inteligencia artificial está en el centro de atención de estos avances debido a los grandes progresos que ha mostrado, tales como mantener una conversación coherente con las personas o reproducir emociones humanas, permitiendo que cada vez sea más sencillo para ella la toma de decisiones similares al comportamiento humano.
En el ámbito educativo, esta tecnología es relevante desde diversas perspectivas, porque demuestra la importancia de una verdadera alfabetización científica y también cuestiona la necesidad de seguir contando con el maestro para aprender.
Retomando el primer punto, la formación científica no sólo implica conocer nuestro entorno y los seres vivos con los que coexistimos en el planeta, también se refiere a los conocimientos tecnológicos que se van construyendo, así como las decisiones que se toman con base en este aprendizaje, esto implica que se dialogue e interrogue sobre las mejores decisiones para la vida en el planeta, sin centrarse únicamente en el beneficio humano, ya que, la inteligencia artificial también podría ayudar a mejorar las condiciones ambientales que se han desencadenado a causa del ser humano, gracias a los cálculos que realiza en minutos y a la gran cantidad de información a la que accede en cuestión de segundos, puede diseñar diversos escenarios posibles para elegir aquél que tiene mejores ventajas, lo cual permitiría la conservación de los ecosistemas y por ende, favorecería la vida de miles de seres vivos.
Respecto a la necesidad del maestro durante el proceso de aprendizaje, la polémica es amplia, muchas personas se volvieron autodidactas debido a la pandemia de COVID 19, por lo que consideran que es muy fácil aprender cuando se da una guía con las actividades a realizar o las fuentes de consulta necesarias para aprender al respecto. Sin embargo, está concepción omite la importancia de la interacción humana, la cual permite el desarrollo de habilidades sociales útiles para la conformación de una sociedad cuya convivencia sea armónica. Si nos centramos en el aprendizaje individual junto a una máquina, seguiremos convirtiendo a la sociedad en un conjunto de personas individualizadas y competitivas, incapaces de interactuar con sus semejantes, lo cual también provoca que, en algunas ocasiones, tampoco logren relacionarse con otros seres vivos y reconocer sus necesidades.
La inteligencia artificial, así como otros adelantos tecnológicos facilitan la vida diaria de las personas, pero debemos ser muy cuidadosos con su uso, para no convertirlos en el centro de la vida humana o confiar en que son imprescindibles, mientras que los seres vivos se conviertan en algo insignificante.