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Sábado, Abril 27, 2024

Nota y traducción Gabriel Humberto García Ayala

 

Nota. ¿Quién no ha escuchado hablar de Pinocho? Seguramente muchas personas han visto la versión edulcorada de los estudios Disney sobre este personaje creado por el escritor y periodista italiano Carlo Collodi (Carlo Lorenzo Filippo Giovanni Lorenzini). Nacido el 24 de noviembre de 1826, influenciado por los ideales políticos de Giuseppe Mazzini, Collodi plasmó en sus obras la doctrina liberal de este gran líder de la Italia Unificada. Creó el periódico satírico Il Lampione, prohibido en 1849. En 1853 fundó el periódico La Scaramuccia, para el que escribió hasta 1859.

Más adelante se unió a las fuerzas militares de Giuseppe Garibaldi y relanzó Il Lampione, ya bajo el seudónimo de Collodi (por el lugar donde nació su madre). La obra que lo inmortalizó, Pinocho, apareció en julio de 1881 en el semanario para niños Giornale per i Bambini, con el título de Storia di un Burattino (“Historia de un muñeco”). En 1883 se editaron Las aventuras de Pinocho.

El escritor Antonio Tabucchi, en su libro Sogni di sogni, recrea un sueño de Carlo Collodi:

 

La noche del 25 de diciembre de 1882, en su casa de Florencia, Carlo Collodi, escritor y crítico teatral, tuvo un sueño. Soñó que estaba en un pequeño barco de papel en medio de un mar tempestuoso. Sin embargo el barquito de papel resistía, era un barquito testarudo, con dos ojos humanos y los colores de Italia, que Collodi amaba. Una voz lejana, desde el acantilado de la costa, gritaba: ¡Carlitos, Carlitos, regresa a la orilla! Era la voz de la mujer que jamás había tenido, una voz dulce, femenina que lo llamaba con un llanto de sirena.

¡Ah, sí hubiera querido regresar! Pero no podía, las olas eran demasiado grandes y el barquito navegaba a merced del mar.

Entonces, de pronto, vio al monstruo. Era un enorme tiburón, con las fauces abiertas que lo miraba fijamente, lo estudiaba, lo esperaba.

Collodi trató de mover el timón, pero también el timón era de papel y estaba totalmente mojado, ya estaba inservible. Y se resignó a enfilar directamente hacia las fauces del monstruo, y por miedo se tapó los ojos con las manos, se puso de pie y gritó: ¡Viva Italia!

¡Qué oscuro estaba dentro de la panza del monstruo! Collodi empezó a caminar a tientas, se tropezó con algo que no sabía que era y tocándolo con las manos se dio cuenta que era una calavera. Luego chocó contra unas tablas y comprendió que otra barca, antes que la suya, había naufragado dentro de las fauces del monstruo.

Ya se movía con mayor desenvoltura, porque de la boca abierta del tiburón provenía un débil resplandor. Avanzando a tientas se golpeó las rodillas contra una caja de madera. Se inclinó, palpó, y encontró que estaba llena de velas. Por suerte aún tenía su pedernal, que rápidamente hizo centellear. Encendió dos velas y con ellas en las manos miró a su alrededor. Estaba en la cubierta de un barco que había naufragado en la panza del monstruo, el alcázar estaba lleno de esqueletos y en el palo mayor estaba una bandera negra con una calavera y tibias cruzadas. Collodi siguió adelante y ascendió por una escalera. Inmediatamente encontró la galera, que estaba colmada de ron. Con gran satisfacción abrió una botella y bebió abundantemente. Se sintió mejor. Más tranquilo se levantó y guiándose por las velas salió del barco. La panza del monstruo estaba resbaladiza, llena de peces muertos y de cangrejos. Collodi siguió adelante, arrastrándose en el agua poco profunda. A lo lejos vio una lucesita, una tímida llamarada que lo llamaba. Y se dirigió hacia allá. Junto a él pasaban esqueletos, barquitos naufragados, barcas desfondadas, enormes peces muertos. Se encendió la luz y Collodi vio una mesa. Alrededor de la mesa estaban dos personas, una mujer y un niño. Collodi avanzó tímidamente y vio que la mujer tenía los cabellos azules y el niño un sombrero hecho de migajas de pan. Corrió y los abrazó, y rieron y se dieron palmaditas en las mejillas, y se hicieron mil monerías. Y no hablaron.

De pronto la escena cambió. Ya no se encontraban dentro de la panza del monstruo, sino bajo una pérgola. A su alrededor reinaba el verano. Y estaban sentados entorno a una mesa, en una casa de las colinas de Pescia, las cigarras chrirriaban, todo estaba inmóvil en el calor del medio día, bebían vino blanco y comían melón. Sentados a un lado estaban un gato y una zorra que los miraban con ojos mansos. Y Collodi, con amabilidad, le dijo: quieren hacernos el favor.

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“pálido.deluz”, año 10, número 145, "Número 145. Hacia la implementación de un nuevo modelo curricular. (Octubre, 2022)", es una publicación mensual digital editada por Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández,calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, C.P. 11420, Tel. (55) 5341-1097, https://palido.deluz.com.mx/ Editor responsable Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández. ISSN 2594-0597. Responsables de la última actualización de éste número Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, CDMX, C.P. 11420, fecha de la última modificación agosto 2020
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