El profesor César Labastida está impartiendo su clase híbrida-matutina haciendo malabares pedagógicos (recibiendo alumnos virtuales, atendiendo las preguntas de los presenciales, tratando de llamar la atención de los que no prenden su cámara y abriendo las ventanas que se cierran con el viento); y entre tanta parafernalia se dispone a impartir la clase, proyectando en el monitor y en la pantalla del salón, un artículo de un periódico nacional. Entonces, se dirige a esa etérea población estudiantil:
—Vean el artículo que estoy proyectando y compartiendo con ustedes. Dice el maestro Octavio Rodríguez Araujo: “El pensamiento de la derecha es el que se asocia con la conservación del statu quo. Es un calificativo reservado comúnmente a los conservadores, a los defensores del orden establecido"
—Profe… —se escucha una voz en el Zoom. Se trata de Mario Hern… que desde su recuadro enmarcado en amarillo irrumpe en la clase. —¿Qué opina de lo que dijo el presidente de la UNAM?
—¿Sobre la derechización? —detalla el maestro Labastida.
—Sí, es que lo que nos acaba de leer, me lo recordó.
—Bueno, —explica el profesor —en parte tiene razón el presidente. Después de la caída del muro de Berlín y de políticas neoliberales de compensación salarial individual, la mayoría de la instituciones de educación superior en el mundo fueron transformando su pensamiento social. Pero la UNAM no es un monolito y existen diversas expresiones con tendencias políticas y sociales.
—¿Qué significa todo eso, prof? —pregunta Mariana, en tono atrevido, desde la última fila presencial
—Que existen muchos actores y formas de pensar en toda institución y que la UNAM, como ninguna universidad, es una isla. Pero el neoliberalismo se impuso a nivel planetario luego del fracaso de socialismo. Y a las Instituciones de Educación Superior se les impusieron políticas de mercado e individualistas… Pero regresemos el pensamiento de izquierda, que esta más interesado por el beneficio social…
El profesor César Labastida se explaya explicando algunas de las ideas y experiencias educativas que acaba de vivir en el Congreso anual de la APIESO (Asociación de Profesores e Investigadores de Educación Superior Organizados)
II
Cuando contrataron al profesor César Labastida en una universidad privada, le impusieron como requisito que se inscribiera en la Asociación de Profesores e Investigadores de Educación Superior Organizados (APIESO). Desde entonces, y como condición para recontratarlo año con año, el maestro César debe asistir religiosamente al Congreso anual de la APIESO. Así que tiene que ahorrar algo de sus quincenas para poder pagar la inscripción. Pero gracias a que es miembro activo de la APIESO, el modesto docente recibió un descuento este 2021: en lugar de dos mil pesos, le otorgaron el beneficio de pagar mil seiscientos.
Con el paso del tiempo, César Labastida se ha dado cuenta que esa Asociación parece ser un negocio más, vinculado a la universidad que lo ha empleado. Sin embargo, le ha ido encontrando un gusto y un espacio para reconocer por donde van los vientos educativos del neoliberalismo y de lo que se ufanan en llamar innovaciones educativas.
Este año, debido a la Pandemia, el Congreso fue virtual y utilizó como plataforma Teams, por lo que se dieron el lujo de invitar a especialistas educativos de primera línea. De este modo, el profesor Labastida, además de quedar desconcertado porque desconocía la mencionada aplicación Teams, se puso a seleccionar algunas de las Conferencias magistrales para cumplir, “voluntariamente a fuerzas”, con su participación.
En la Conferencia de inauguración del Congreso estaba, por supuesto, un “CR7” de la Innovación educativa: Un Doctor de la Universidad de Harvard que abordaría un tema educativo considerando la pandemia. El título: “Liderar las competencias en tiempos de pandemia”
Más allá de que el ponente y el tema presuponían una saturación en el Teams, el profesor César tuvo complicaciones para ingresar a la sala virtual. Primero le pedía un correo asociado a Microsoft, rechazando el que siempre había utilizado para meet o zoom. Cuando finalmente pudo entrar a la Conferencia Magistral, descubrió que el ponente no era el prominente doctor que se había publicitado meses antes del evento. Se encontraba un tal Marmolejo que ni en su casa lo conocían, y que hablaba, en nombre del Conferencista Magistral, de algunas recetas para implementar en universidades los Objetivos del Desarrollo Sostenible, propuestos por el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo). Luego la exposición daría un giro desagradable, para abordar algunos propósitos y programas de apoyo que la OCDE y el Banco Mundial estaban generando para los países del Tercer Mundo.
Las otras Conferencias y simposios que se impartieron, abundaban en innovaciones educativas que se esmeraban en describir y explicar cómo el enfoque por competencias y la digitalización de la educación estaban maravillando al mundo, a pesar de la pandemia. Un doctor, casi autista y patrocinado por la Fundación Ford, presumía de un modelo de súpercompetencia social-comunitaria que ya había aplicado en Singapur, Honduras y Mozambique; y que, aseguraba, disminuía la desigualdad y la pobreza. Al final, compartió un sitio en internet donde se vendía el modelo innovador con generoso descuento.
Al terminar el VI Congreso Educativo de la APIESO y de recibir una colorida constancia digital de participación, el profesor César Labastida está afligido. No comparte la perspectiva festiva y triunfalista de muchos de los asistentes al evento. De hecho, considera que la educación sigue arrastrada por el camino de la mercantilización y la privatización. Y eso le causa una indiscutible desazón.