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Lunes, Febrero 03, 2025

Por Gabriel Humberto García Ayala

 

Es una biografía novelada, revelada a través de una narración poética, solidaria; un homenaje a las mujeres de ayer, de hoy y de siempre. Eso es Artemisia, de la escritora italiana Anna Banti (Lucia Lopresti, Florencia, Italia, 1895-1985). En esta obra la Banti se apropió de la vida de Artemisia y ésta se fundió con el pensamiento de la escritora para crear un fresco, no solo de la vida de la pintora, nacida en Roma, sino del contexto que rodeó a las mujeres italianas del seicento al settecento italiano, y en particular de las artistas, avasalladas por una cultura patriarcal y machista. El arte siempre ha representado un reflejo de las dinámicas sociales y culturales, pero históricamente las mujeres han luchado por emerger en un campo dominado por los hombres. Entre las pocas en hacerlo con éxito destacó Artemisia Gentileschi, quien se enfrentó y dio la batalla para que las mujeres fueran respetadas, tanto ellas como sus obras artísticas, a través de su habilidad pictórica y el poderoso mensaje feminista presente en sus obras.

Artemisia fue una artista precoz. A los seis años jugaba con las pinturas de su padre, Orazio Gentileschi, y posó para él. Cuando tenía dieciséis años la futura artista hacía ejercicios de pintura. Convenció a su amiga Tuzia para que posara con su hijo y la transformó en una Madonna col bambino. A los diecinueve años contrajo matrimonio con Antonio Sttiattesi. Fue una unión muy desdichada.

 

En el altar, de rodillas sobre los escalones, la esposa tocó una mano fría y húmeda que le ofreció un anillito de plata, enfilado con cuidadosa impericia, mientras el largo dorso de Antonio se curvaba y el pecho se ahuecaba como por una grave fatiga. Pero, sin inclinarse y con soltura firmó rápidamente en el libro parroquial: Antonio Stiattesi, y esparció el polvo secante que Artemisia encontró bajo la pluma cuando le llegó su turno.

Artemisia creció en una familia en la que asistían con frecuencia otros pintores, amigos y colegas de su padre. Entre esos pintores estaba Caravaggio, quien dejó su mayor huella en el recorrido artístico de Artemisia. Esto es importante ya que, a finales del siglo XVI las mujeres no tenían acceso a cursos de formación normales, y el aprendizaje en el taller de su padre representó la única manera para que Artemisia tuviera acceso a la profesión.

En la vida de Artemisia es imposible ignorar aquel marzo de 1612 y el proceso presentado por Orazio Gentileschi contra su amigo y colega Agostino Tassi, quien, en mayo del año anterior, había violado a su hija Artemisia. De hecho, fue este episodio el que prevaleció a menudo sobre la actividad de la Gentileschi como pintora, recordada y revalorizada más bien como emblema y modelo histórico a citar, o más bien, como sugiere Camille Paglia, “a utilizar anacrónicamente para avanzar en reivindicaciones llenas de retórica feminista”.

 

Aquella noche no pensó en rescatar el recuerdo de su antigua inocencia ni en abundar en él, incrédula ante lo que había sucedido, convencida de su derecho de ofensa y de resarcimiento, y también de su triunfo de víctima. No tuvo fuerzas para detestar al amador violento y bellaco, a las alcahuetas y a los falsos testigos”.

 

Después del proceso, durante el cual su agresor fue condenado, Artemisia emergió artístisticamente con una identidad independiente, ya libre de una excesiva adhesión a las enseñanzas de su padre, y más afín al imaginario de Caravaggio. Esto, no solo marcó indeleblemente su existencia, sino influenció profundamente su arte, empujándola a explorar temas sobre la justicia, la venganza y la opresión.

 

Pero ya no es aquel tiempo, en Vía Larga o en Palacio, en que Artemisia huía de los hombres; ella es ahora maestra Artemisia, que enseña a los jóvenes pintores y que no tiene miedo de reprenderlos si hace falta, con un golpe cariñoso en la mejilla. Hay que seguir adelante, atraviesa aquella masa sin mirar atrás, espoleando, a toda potencia, soberbia, vanidad y una asombrosa confianza en sí misma”.

En los inicios de siglo XVII Nápoles era la ciudad más grande de Europa después de París -tres veces más grande que Roma- y era la nueva capital del arte y meta de marchantes de arte y pintores en busca de mecenas. Y allá fue Artemisia, quien, buscaba una exitosa estancia en esa ciudad, pero desgraciadamente no fue así. Debido a lo anterior fue al encuentro de su padre a Inglaterra.

 

Entre el enredo de velas, palos, popas arqueadas, ya no distingue la orilla, sólo los montes alrededor de Nápoles la saludan dándole la medida de su distancia de tierra. A las yemas frías no les llega el ardor de la madera. Aprieta con ellas su abrasadora derrota. Se va, a los cuarenta años, sin fortuna, sin fama segura, sin afectos felices. Ni siquiera con su antiguo orgullo. Apenas le queda lo suficiente para no desdecirse”.

 

Su trabajo abarcó temas históricos y bíblicos, con retratos repetidos de mujeres fuertes, a menudo inspirados en su propia experiencia de vida. A pesar de su éxito en vida, Artemisia fue olvidada tras su muerte en 1652.

 

Morir en la cama, aquél era el único fin que Artemisia no había previsto cuando perseguía y hasta hostigaba su propio destino. Morir en la cama, no de un accidente fulminante ni de trágica peste, sino de un mal lento, incierto, astuto, que puede durar años. Así muere la mayoría de los hombres. Tiró de las cortinas, apagó la luz. Tardó un rato en conciliar el sueño. Fue una noche difícil”.

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“pálido.deluz”, año 11, número 172, "Número 172. Alternativas pedagógicas. (Enero, 2025)", es una publicación mensual digital editada por Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, C.P. 11420, Tel. (55) 5341-1097, https://palido.deluz.com.mx/ Editor responsable Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández. ISSN 2594-0597. Responsables de la última actualización de éste número Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, CDMX, C.P. 11420, fecha de la última modificación agosto 2020
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