Para José Guadalupe Rincón Andrade, siempre en la memoria.
Desde que comenzamos la escritura del guion con Javier Peñalosa pensé de inmediato en mi mamá (Margarita), ella fue maestra por 40 años y desde ese primer momento con el guion quise hacer un homenaje a todos los maestros de este país. La novela plantea de origen a un maestro, y para mí era un sueño sumar a Adriana Barraza al proyecto y así es como procedimos con la historia.
Ernesto Contreras
Durante el primer semestre del 2023, en la Universidad Pedagógica Nacional. Unidad 095 Azcapotzalco desarrollamos, en el marco del programa de Cineclub, un ciclo de películas dirigidas por el mexicano Ernesto Contreras. El propósito consistía en analizar y reflexionar con los estudiantes, diferentes aristas temáticas de dicho realizador contemporáneo que ha ganado premios en festivales nacionales e internacionales.
Ernesto contreras es egresado del Centro de Estudios en Ciencias de la Comunicación y del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la Universidad Nacional Autónoma de México. Nació en Veracruz en 1969 y por recomendación de Rafael Tonatiuh, compartimos y discutimos con la comunidad universitaria cuatro cintas dirigidas por él: Párpados Azules (México, 2007), filme que aborda la necesidad de tener una relación instantánea, cuando se gana un premio compartido, ante la soledad y distanciamiento actual de los seres humanos; Las oscuras primaveras (2014) que describe la transformación y colapso del matrimonio urbano de clase media ante una relación extramarital, además del agotamiento provocado por la cotidianidad, el dinero que no alcanza y el desgaste de la pareja; Sueño en otro idioma (2017), cinta que narra la vulnerabilidad de un idioma cuando se han reducido los hablantes de un pueblo originario en el contexto de las comunidades actuales y la relación, misteriosa y conflictiva, entre dos sobrevivientes de esa cultura y lengua; y Cosas imposibles (2021), que cuenta el profundo vínculo entre dos seres marginales y golpeados por la vida -una viuda de edad mayor y un adolescente- en una unidad habitacional de una gran metrópoli.
Como resultado del análisis y reflexión durante el ciclo de cine, observamos que las cuatro cintas podrían tener dos características que las estarían definiendo y diferenciando en forma general: la primer característica es que su cine es de búsqueda, tanto de temáticas humanas contemporáneas (la soledad, el vacío existencial, el afecto, la amistad, la fraternidad), situaciones dramáticas (el conflicto en una pareja casada, la amistad, en la relación generacional) y ámbitos diferentes (urbanos y rurales). Ernesto Contreras no se repite, ni en género, ámbito o tópico; y la segunda característica, -a pesar de lo explicado anteriormente- es que parece tener una especial preocupación por cómo se van desarrollando relaciones entre dos seres humanos y cómo esos vínculos van tejiendo intersticios, poco visibles para quienes tensan esa relación humana, modificando, reafirmando o transformando visiones, actitudes o comportamientos con el paso del tiempo en las personas involucradas en esa situación.
En la plataforma más utilizada en México, se estrenó El último vagón (México, 2022), la más reciente película de Ernesto Contreras. Y de acuerdo a las características que señalamos anteriormente sobre su cinematografía, consideramos que aborda una temática distinta a las películas precedentes, elige un ambiente rural y se enfoca en un vínculo afectivo, pero en esta ocasión, entre una maestra y un alumno. Esta cinta la asociamos con filmes mexicanos que se desarrollan en el norte del país, como Viento Negro (1964), Sonora (2019) o El poderoso Victoria (2022) y con películas sobre mentores como Corazón de niño (1939, 1962), Río Escondido (1947), Simitrio (1960), La maestra inolvidable (1968) o Un embrujo (1998); pero consideramos que en el filme, Contreras no alcanza a fijar un signo distintivo como lo venía realizando en la relación afectiva y empática entre Ikal y la maestra Georgina (Adriana Barraza).
El último vagón cuenta la historia del niño Ikal (apodado el niño nuevo o gusano), que llega a una pequeña comunidad. Su padre es un trabajador que construye vías de ferrocarril y, por necesidad laboral, migra permanentemente de un sitio a otro con su familia, por lo que los conocimientos educativos de Ikal son muy precarios; no sabe leer y presenta dificultades de socialización. Desde el primer momento, tendrá una relación con tres compañeros, de edades distintas, con los que establecerá diferentes vínculos que van del reto, la solidaridad, hasta el amor profundo.
La cinta de Ernesto Contreras está inspirada en la novela homónima de la escritora española Ángeles Doñate, publicada en el 2019, y quien comenta en sus Agradecimientos que:
“Este libro nació en un largo verano, que transcurrió entre Barcelona, Santiago de Chile, México DF y Mexicali. Un año, de sol en sol, cumpliendo un sueño largamente acariciado: vivir en América Latina, trabajando en proyectos sociales”
La autora catalana describe cómo fue fraguando la novela desde su natal Barcelona, luego de recibir un correo electrónico de un amigo que vivía en Los Ángeles, California. En dicho e-mail, Jaume P. le compartía un enlace en el que entrevistaban a un maestro mexicano a punto de jubilarse. La historia atrapó a Ángeles Doñate, que le estuvo rondando en la mente durante los lugares que visitó en América Latina. Así, en Santiago de Chile, por las noches, fue construyendo ciertos personajes que perfiló para la obra literaria. En la Ciudad de México continuó sus bosquejos y en Mexicali descubrió el escenario donde se desarrollaría la historia.
A diferencia del filme de Contreras, la novela de Doñate gira alrededor de un profesor a punto de jubilarse y de Ikal, el niño con el que empatiza en la pequeña escuela habilitada en un vagón. En cambio, en la película El último vagón, guion adaptado por Javier Peñalosa, se narra la historia que ocurre en una escuela semejante a la de la novela, en un vagón de ferrocarril, que es una escuela multigrado o unitaria, que atiende niños que van en diferentes grados y/o edades, pero que en la adaptación cinematográfica, los estudiantes son dirigidos y motivados por la maestra Georgina.
La escuela-salón-vagón cuenta con lo mínimo: bancas, un pizarrón en el que la profesora escribe con letra manuscrita (muy usada en los años sesenta del siglo pasado por los docentes) los temas a tratar y utiliza algunos materiales didácticos como láminas ilustrativas.
La maestra Georgina, a pesar de que ya es grande de edad y con algunos problemas visuales, mantiene la atención, dominio y actividad del grupo con diversas estrategias didácticas: información sobre los ríos de México y especialmente en los de la región; lecturas y preguntas específicas, búsqueda de seres vivos en la comunidad y sus alrededores, Sabe y se preocupa por sus alumnos, aun cuando cometen errores. En esos aspectos, la maestra Georgina se puede asociar a don Gregorio, el profesor republicano de La lengua de las mariposas (Cuerda, J. L. España, 1999), cinta basada también en textos literarios del escritor gallego Manuel Rivas, y donde se despliega un docente innovador con muchas características de la pedagogía activa o de Celestin Freinet.
Con toda esta perspectiva de escuela nueva, la maestra Georgina establece el vínculo afectivo más importante con Ikal (Don Gregorio lo hace con Moncho en el filme español): le enseña a leer, prestándole la historieta de Kalimán o más tarde libros de Julio Verne. Le habla un poco de su vida y lo identifica con un familiar cercano. A Ikal ese nexo pedagógico, humano y afectivo lo determinará para siempre; en un diálogo franco y entrañable, Ikal declarará que desea ser maestro.
Hay varias historias subordinadas a la relación maestra alumno: la visita del circo al pueblo; la explotación y reacción de infantes que se sueñan migrantes; la batalla por el liderazgo entre los grupos de amigos; las familias migrantes y sus tragedias, Aquí recuperamos una de esas historias que afortunadamente no sucede: la del cierre de escuelas por parte de la secretaría de educación y cuyas razones no se explican en la película.
Lo que esa historia devela, a nuestro entender, es lo que habitualmente ocurre en la Secretaría de Educación Pública. Se toman medidas incuestionables en cada sexenio gubernamental por prescripción. Así, a alguien de bajo perfil y posición en la escalera burocrática del sistema educativo se le ordena cumplir una determinada política, sin mediar discusión o valoración alguna y se tiene que cumplir como si se viviera en el medioevo. Esta forma de proceder, autoritaria y vertical, la denuncia muy bien la película dejando también ver sus probables impactos y consecuencias en los colectivos escolares.
Otro aspecto que nos interesa resaltar en El último vagón es la figura docente, que ya hemos analizado en otros ensayos (vid. https://palido.deluz.com.mx/anteriores/numero-152/152-la-clase/804-152-tema-del-mes/1344-la-figura-docente-en-el-cine), y que creemos explica muy bien el vínculo afectivo entre la maestra Georgina y el niño Ikal.
En el ensayo sobre “La figura docente en el cine” describimos cuatro tipos de maestros que aparecen representados en el cine de manera general: los docentes que hemos denominado apóstol, castrante, crítico y desencantado. Cada una de estas figuras posee algunas características que no son absolutas ni rígidas, pero que nos permiten ubicar un perfil de maestro que el cine nos está proponiendo.
En el caso de la cinta El último vagón observamos una maestra que se configura mucho más en el perfil del docente apóstol porque en ella aparecen elementos de una mentora que, sin que se nos de a conocer profundamente la historia de la profesora Georgina, reúne características de una profesional de la enseñanza con vocación intachable, honestidad impoluta, sentimientos genuinos y un fervor de sacrificio incomprensible.
Una imagen semejante de docentes apóstoles las podemos encontrar en la maestra Rosaura Salazar de la película mexicana Río Escondido (1947), en la que acepta como honor del presidente la misión de trabajar en una comunidad apartada de la civilización, aún estando enferma del corazón. La maestra Rosaura se compromete hasta el martirio con los habitantes del pueblo y, hacia el final de la cinta, expresa un discurso nacionalista y conmovedor. Otro docente lo advertimos en la cinta Simitrio (México, 1960), en el que Don Cipriano, un profesor ciego y apasionado de la educación, soporta con estoicismo las bromas de los estudiantes con una convicción irracional a prueba de cualquier tormento.
Así, en la cinta El último vagón descubrimos en la representación de la maestra Georgina la reiterada visión de una docente que asume, a pesar de las dificultades que enfrenta en un rincón fronterizo del país y en un vagón abandonado, su condición de apóstol de la educación y la enseñanza.
En El último vagón de Ernesto Contreras nos parece que prevalece una intención de conmover y causar compasión, más que la de presentar un ser humano con todos los claroscuros que esto entraña. El director parece olvidar la complejidad y subversión de los vínculos afectivos que desarrolla en sus anteriores películas, y nos presenta una relación maestra-alumno convencional, sin los contrastes y conflictos, sociales y existenciales, que se muestran en individuos y en procesos educativos del contexto donde se supone que se desarrolla la historia, que es en un lapso ambiguo entre los sesenta y noventa en México (destacado por la historieta Kaliman que le ofrece la maestra a Ikal).
Ya hemos señalado aquí las otras figuras docentes que hemos distinguido en el cine y cabe mencionar que la imagen de maestros críticos y desencantados comienzan a surgir desde los años ochenta en películas como La historia oficial (Argentina, 1985), Con ganas de triunfar (EEUU, 1987), Sociedad de poetas muertos (EEUU, 1989) o Dulce Emma (Hungría, 1992), enriqueciendo de forma más compleja la representación del magisterio en el mundo. Reconocemos también que en la década de los sesenta y setenta irrumpen, en todo el planeta, movimientos estudiantiles que develan y denuncian una profunda crisis social y educativa, y en la que están implicados muchos sociólogos, educadores, pedagogos y maestros críticos y propositivos. Baste mencionar algunos de ellos en el ámbito americano: Paulo Freire, Henry Giroux, Peter McLaren, Orlando Fals Borda, Ernesto Cardenal o Iván Illich; y en México: José Revueltas, Lucio Cabañas, Genaro Vásquez, Enrique Dussel o Pablo González Casanova.
Por otro lado, vale la pena comparar la cinta El último vagón con cinematografías contemporáneas que aluden a temas escolares y educativos en los que se representan maestros que manifiestan una compleja y conflictiva imagen de docentes en el siglo XXI, como es el caso de La vida escolar (Francia, 2019), Otra ronda (Dinamarca/Suecia/Holanda, 2020), Uno para todos, (España, 2021), El suplente (Argentina, 2022); e incluso en los documentales El sembrador (México, 2018) o Mr. Bachmann y su clase (Alemania, 2021).