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Jueves, Mayo 22, 2025

I Pedazos y preguntas

En una página Web de un gobierno estatal, César Labastida Esqueda se encuentra el siguiente escrito con relación a la formación docente:

La formación continua de los docentes del Sistema Educativo Estatal es un proceso permanente para ampliar sus conocimientos, fortalecer sus competencias y habilidades, para la mejora de su práctica con impacto en el logro de los aprendizajes de las niñas, niños y adolescentes.

El profesor Labastida repite: “Conocimientos, competencias y habilidades.” César Labastida, comienza a interrogarse: “¿Cómo cuáles? ¿Pedagógicas? ¿Administrativas? ¿Tecnológicas? ¿Culturales? ¿Ambientales? ¿Afectivas? ¿Contextuales? ¿Curriculares? ¿Didácticas? ¿O de todos los anteriores pedazos?

Y entonces se pregunta cómo es que se formó y se sigue conformando como docente.

II Porciones de vida

César Labastida creció en un ambiente familiar en que, por encima de educación, arte, cultura o religión, e incluso por encima de los chismes y noticias se hablaba de profesores. Muchos de sus tíos, padres y parientes cercanos tenían esa profesión. A César le gustaba imaginar cómo habían sido su abuelita o sus tías como profesoras, dado que en la familia se comportaban con el rol de hijas, madres, tías o abuelas según el caso.

César supo muy pronto que también se dedicaría a lo que sus mayores, y por eso ponía mucha atención cuando se hablaba de los profesores de la escuela primaria El maestro mexicano en la que parecía que muchos de sus familiares practicaban el noble oficio de la docencia. Cuando enfermaba o no tenía clase, César siendo niño, asistía a esa escuela. Su madre, también maestra, lo llevaba a esa institución.

Los grupos eran muchos más en El maestro mexicano, cada salón era de más de cincuenta alumnos y sus condiciones sociales eran más precarias: la mayoría no llevaban uniforme y no llevaban torta para el recreo, cosas que en su escuela eran cotidianas.

César observaba a las maestras y maestros, y los contrastaba con lo que habían comentado de ellos en la reunión del sábado. Pero también los veía como imagen en espejos futuros, en los que quería reflejarse o no verse. Por ejemplo, él sabía que sería un profesor apapachador como la profesora Ofelia, que llevaría dulces a sus alumnos y se los daría si hacían bien su trabajo. Pero jamás reprimiría a sus estudiantes como el profe Martín, que los ponía de pie por horas con dos pesados libros en los brazos estirados o daba reglazos en las palmas de las manos cuando hablaban mucho o se portaban mal.

El profesor César Labastida recibió la estafeta docente y la ha portado con dignidad en la medida de lo posible.

III Rasgos de maestros

César Labastida Esqueda, hasta no hace mucho, pensaba que trataba de imitar a dos profesores universitarios de personalidades opuestas, que admiró cuando era estudiante: el primero era formal, puntual, documentado, preciso, claro y culto; anotaba con claridad sobre dos pizarrones un cuadro sinóptico (no había cañones, computadoras, ni power point) y al terminar, con parsimonia, coherencia y profundidad, explicaba lo anotado en la pizarra, parte por parte, además de integrar y articular contenidos. Si alguien preguntaba, él regresaba a explicar, sobre el mismo cuadro escrito con excelente letra. Buen orador e implacable a la hora de la evaluación.

El otro profesor admirado era también profundo, pero no seguía un guion de clase: llevaba unas tarjetas de cartón –de fichero que entonces se utilizaban- con palabras garabateadas. Pronto se deshacía de ellas dejándolas sobre el escritorio y hablaba del tema con soltura, recuperando autores, teorías, recuerdos, anécdotas; aderezaba con las noticias del día, refería cuentos, novelas, canciones y películas y hasta momentos del barrio en que había crecido. Era irónico, simpático y perspicaz. Fumaba cigarros Comander, porque entonces nadie lo prohibía en los salones de clase. La sesión se pasaba volando y uno terminaba por aprender del contenido y de mucho más.

César sabe que nunca pudo ser los dos al mismo tiempo. Como en la novela de Robert Louis Stevenson, El extraño caso Dr. Jekyll y Mr. Hyde a veces ha sido uno y otras el contrario.

Pero ahora sabe que no solo ha introyectado a esos profesores, sino rasgos de muchos profesores que ha tenido en su trayectoria educativa, desde el nivel preescolar hasta el posgrado. A veces estricto y otras laxo. A veces profesor dulce, sonriente, carismático, cumplidor y obediente y otras veces “Tronchatoro” o el profesor Basura, de El Ángel Azul.

También ha incorporado elementos pedagógicos y estrategias didácticas notables de los más diferentes profesores con los que ha compartido la docencia en las instituciones. A veces se ve sacando tarjetas amarillas y rojas como un profesor/árbitro le mostró. Otras levantando la voz, más de lo necesario, ante el alboroto escolar. Intentando que cada sesión y semestre sea totalmente diferente al anterior. Algunas veces le gusta sólo mediar el conocimiento en clase y les da la palabra a los estudiantes. Y en otras ocasiones decide exponer tradicionalmente en un largo monólogo, platicando con las diapositivas y luz apagada.

César piensa que con los años ha sido un docente conformado por fragmentos, una especie de Frankenstein, un Prometeo del salón de clase, producto de un sistema que actúa sobre la realidad como si fuera pedacería; y de un conocimiento dividido en cachitos, que casi nunca reconstruye ni deconstruye, dejando los pedazos sueltos como parte de su propia identidad docente, que en estos tiempos de incertidumbre se develan como una existencia hecha pedazos…

El profesor César Labastida ve la hora y confirma en su agenda la clase que le toca impartir. Recoge su portafolio y se dirige al salón correspondiente, arrastrando en las espaldas los fragmentos que de su identidad docente ha constituido.

Sacapuntas

Laura Poy Solano
Patricia Covarrubias Papahiu y María Magdalena Piña Robledo
Mariana Rondón

El timbre de las 8

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández

Mentes Peligrosas

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández

Mirador del Norte

G. Arturo Limón D
G. Arturo Limón D

Tarea

Heyli Camila Gallegos Ruiz
Santiago Jareth Martínez Bautista
Juan Rafael Tellez Hernández
Mario Vargas Llosa
Ariana Yamilet Pérez Martínez
Alberto Domínguez Borrás
Antonio Gaddiel Aguilar Gaspa
“pálido.deluz”, año 14, número 176, "Número 176. El maestro y el alumno: mosaico del imaginario socioeducativo. (Mayo, 2025)", es una publicación mensual digital editada por Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, C.P. 11420, Tel. (55) 5341-1097, https://palido.deluz.com.mx/ Editor responsable Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández. ISSN 2594-0597. Responsables de la última actualización de éste número Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y Armando Meixueiro Hernández, calle Nextitla 32, Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo, CDMX, C.P. 11420, fecha de la última modificación agosto 2020
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