Norberto Bobbio/Maurizio Viroli

Nota y traducción: Gabriel Humberto García Ayala

“La democracia no es el mejor de los bienes, pero es el menor de los males”.

Norberto Bobbio

Diálogo en torno a la república es el título del libro en el que Norberto Bobbio, uno de los grandes pensadores contemporáneos, y Maurizio Viroli, autor de la estupenda biografía La sonrisa de Maquiavelo y especialista en aspectos relacionados con la historia del pensamiento político, sostienen una profunda conversación sobre el futuro de lo que significa la república en el ámbito internacional. Escrito hace casi veinte años, los conceptos abordados por ambos pensadores aún tienen relevancia en el mundo contemporáneo, así como en países en donde predomina el autoritarismo, ya sea en gobiernos de izquierda o de derecha.

En seguida reproduzco uno de los capítulos del libro citado: “La república y sus males”:

Viroli. Un diálogo en torno a la república que se respete, no puede evitar tocar los males que afligen nuestra vida civil y, si es posible indicar cuál es el remedio. De acuerdo con las enseñanzas de los clásicos, me parece que la amenaza más sería para la sobrevivencia de una república democrática provenga siempre de las facciones, entendidas como grupos de hombres leales a un líder, cuyo objetivo principal es obtener ventajas y privilegios. En la realidad actual me parece que asistimos a un retorno de facciones en forma de "partidos personales" y, sobre todo, en forma de "grandes partidos personales", como tú los has definido.

Bobbio. Cuando hablo de "partido personal" me refiero al partido creado por una persona, en contraposición al partido propiamente dicho, que consiste por definición en una asociación de personas. El partido personal es diferente al hecho de que los partidos tengan un líder o líderes. Todos los partidos, como explicó Roberto Michels, tienen un líder. Tan es así que un partido que no tiene un líder, pero sí múltiples líderes, es considerado un partido anómalo.

V. En el caso de los partidos personales el partido vive para el líder y en virtud del líder fundador. Siempre es arriesgado aventurarse en previsiones, pero creo que en estos partidos, si el líder fundador desaparece, el partido también desaparece. En los partidos tradicionales la desaparición del líder no ponía en peligro la existencia del partido. Esta diferencia puede explicarse teniendo en consideración que los viejos partidos tenían, además de un líder, una ideología, memorias y estructuras organizativas consolidadas.

B. Por ejemplo, el partido de Berlusconi es un partido personal en un sentido apropiado, en cuanto que no es una asociación que ha creado un jefe, sino es un jefe que ha creado una asociación.

V. Por esta razón, la naturaleza de la lealtad que une a los militantes y miembros del partido con el líder es diferente.

B. Berlusconi se dio perfectamente cuenta que un partido personal no puede vivir mucho tiempo. Por esta razón transformó al partido, buscando enraizarlo en el país. Mientras los viejos partidos de masas han cesado de ser tales, el partido personal podría convertirse en un partido masas en el sentido de la tradicional de la palabra.

V. Hay partidos fundados en la lealtad incondicional hacia el jefe, no hacia una idea o un proyecto, o una utopía que trascienda al jefe.

B. La personalización es típica del jefe carismático. Mussolini fue, indudablemente, un jefe carismático. Cuando se asomaba al balcón obtenía los aplausos, dialogaba con la muchedumbre. Hacía discursos breves, muy incisivos; y después preguntaba a la gente, preguntas que debían responder con un sí o un no. Hitler lo hacía de una manera mucho menor, porque estaba mucho más lejano. Era una potencia celeste. Stalin nunca tuvo una relación directa con su pueblo, jamás dio un discurso frente a la gente. Stalin no hacía reír. Mussolini practicaba la ironía vulgar.

V. Las democracias están particularmente indefensas, o predispuestas a producir, o a nutrir al político vulgar. La cualidad misma del lenguaje de muchos políticos es vulgar. El político que usa un lenguaje riguroso y serio con frecuencia está en desventaja respecto al demagogo, que se nutre generosamente de los clichés más vulgares y aprovecha pasiones menos nobles. Es uno de los problemas de la democracia.

B. La democracia implica la búsqueda del consenso popular y el consenso popular también puede obtenerse con lenguaje y comportamientos vulgares.

V. Otra amenaza seria para la democracia, además del demagogo, es el papel más decisivo que desempeña el dinero en la política. De hecho, el dinero se ha convertido en uno de los factores esenciales para ganar elecciones y, en términos más generales, para obtener consenso.

B. Los votos, como cualquier otra mercancía, pueden comprarse. Esta es la razón fundamental por la cual el dinero puede corromper a la república. Quien tiene más dinero tiene más votos. La democracia ciertamente sigue estando basada en el consenso, pero no es un consenso basado en la creencia libre que los ciudadanos se forman escuchando y discutiendo con los demás. El consentimiento se manipula, de eso no hay duda. Sin embargo, como le he explicado en otras ocasiones, la democracia no es el mejor de los bienes, pero es el menor de los males. En un estado policiaco es peor. Quien detenta el poder no necesita el consenso, le basta la fuerza. Si busca el consenso, lo hace a través de elecciones tramposas y falsificadas, como las que tenían lugar en los países comunistas.