En Un autre m’attend ailleurs (Alguien me espera en otra parte, título provisional), Christophe Bigot cuenta la historia real de la última pasión de la escritora por el fotógrafo Jerry Wilson, 46 años menor que ella.

La Point

Por Claude Arnaud

Traducción y nota: GabrielHumberto García Ayala

Nota. Hace algún tiempo leí Marguerite Yourcenar, de Josyane Savigneu, una biografía muy completa de la autora de Opus Nigrum. En la introducción de su libro, Savigneu inmediatamente cita la importancia del coprotagonista del nuevo libro sobre Yourcenar, junto con la mención de otras dos personas de presencia fundamental en la vida de la escritora, en los siguientes términos:

“Ocho de febrero de 1986. Por tercera ocasión, Marguerite Yourcenar se encontraba sola. Jerry había muerto esa mañana en París. Jerry, de 36 años, el compañero de viaje de esos seis últimos años, gracias a lo cual ella había reencontrado su juventud: Jerry quien, si hubiera un orden de cosas, debería haberle tomado la mano a la escritora la noche de su último aliento. Como ella había tomado la mano de su padre Michel, un día de invierno de 1929. Michel, único testigo de su único vínculo con la pequeña, que había sido Marguerite de Crayencour, murió en Lausana el 12 de enero de 1929. Ella solamente tenía 26 años. Un editor francés acababa de aceptar su primera novela, Alexis o el tratatado del inútil combate, que aparecería en noviembre del mismo año. Una cierta Marg Yourcenar -pronto retomará su nombre, Marguerite- comenzaba su vida. Sola.

“Cincuenta años más tarde, el 18 de noviembre de 1979, medio siglo exacto después de la publicación de su primera novela, Grace Frick, la abandonaba. Grace, una historia que tenía pocas palabras: cuarenta años que pasaron juntas. Finalmente, sólo quedó un compañero: el que Grace había elegido para ella, el joven Jerry Wilson, quien llegó a Petite Plaisance en octubre de 1978 con un equipo de televisión francesa. Un origen común - el sur de Estados Unidos - y una pasión compartida por la lengua francesa les hicieron entablar una estrecha amistad en apenas unos días. Grace, ya en pleno declive y que, sin querer admitirlo, se sabía condenada, había recomendado a Jerry, como secretario, a Marguerite.

Y en 1986, “como en 1929, como en 1979, pero esta vez en pleno invierno estadounidense, el interminable invierno congelado en Maine, la muerte de Jerry era más que una retirada, más que un abandono, era una deserción”.

Sirva esta introducción para reproducir el comentario publicado en Le Point  del nuevo libro  sobre la autora de El denario del sueño y su último compañero:

A principios de los años 80, Marguerite Yourcenar fue la primera mujer en ingresar en la Academia Francesa. Todas las miradas están puestas en quien ahora es un símbolo. Sin embargo, ¿qué sabemos de ella? Que vive de forma sedentaria en una isla de la costa noreste de Estados Unidos. Y que acaba de perder a su compañera de cuatro décadas, Grace Frick, traductora al inglés de Memorias de Adriano. Con casi setenta y seis años, Yourcenar parece no tener nada más que esperar de la vida.

Sin embargo, en un momento en el que la institución literaria amenaza con convertirla en un icono, Yourcenar está a punto de atravesar el trastorno existencial más inimaginable. Unos meses antes conoció a un fotógrafo homosexual estadounidense cuarenta y seis años menor que ella: Jerry Wilson. Abrumada por la belleza del hombre que le recuerda un amor infantil imposible, feliz de descubrir puntos en común con este apasionado de la ornitología y de la música afroamericana, Marguerite lo convierte en su secretario, su chofer y pronto organizador de viajes hasta los confines del mundo.

Comienza entonces una novela de amor tan improbable como peligrosa, tan destructiva como literaria. ¿Cuáles son las motivaciones de este joven alegre pero torturado? ¿Y qué futuro hay para una relación cuya intensidad preocupa a quienes rodean a la mujer de letras?

Desde la América de las megaciudades y las reservas naturales hasta la vieja Europa pasando por Egipto, Japón, Kenia e India, Un autre m’attend ailleurs es la verdadera novela de los últimos años de una de las escritoras más grandes del siglo XX.

Fue quizás la prosista y ensayista amante de las mujeres más conocida del ya citado siglo XX: Marguerite Yourcenar vivió durante cuarenta años con Grace Frick, una académica estadounidense que fue al mismo tiempo su traductora, su mano derecha y su momia de azúcar. No lo ocultó en modo alguno, pero tampoco hizo alarde de ello. De hecho, la autora de un ensayo sobre Mishima y de una traducción de los poemas de Cavafis tenía un jardín secreto poblado de hombres.

No contenta con haberse enamorado perdidamente de André Fraigneau, un escritor cercano a Cocteau, su primera novela, Alexis o El tratado del inútil combate, se presentó como la larga carta de un hombre casado anunciando a su esposa que no se sentía atraído más que por por hombres.

Comienza una improbable historia de amor que será el comienzo de una resurrección para este hipocondríaco que lucha contra la depresión, pero también de un descenso a los infiernos: Wilson contrae el sida, entonces sinónimo de muerte.